Estación de Cercanías

La Primavera y sus cosillas

Como al frío no se lo comen los lobos, nadie ha podido tampoco detener la primavera. Ésta llegó como el pasado día 20 a las 18:39 horas (cosas de los ajustes horarios), y ha traído con ella los rituales y acontecimientos inherentes a su llegada. De nuevo nos han cambiado la hora para trastorno del organismo por no se sabe muy bien qué razón, pero es una de esas tradiciones a nivel mundial que aun a sabiendas que sirven mas bien de poco, nadie cambia por pura pereza.
De nuevo los meteorólogos nos avisan de la bondad, en cuanto a polen se refiere, con lo que la maravillosa estación nos va a castigar otra vez a los alérgicos, que recibiremos las primeras migraciones del dichoso polvillo pañuelo en mano, constantes estornudos, ojos llorosos y voces nasales muy parecidas a la del famoso Pato de Disney.

De nuevo la Semana Santa, sus vacaciones y lo paradójico que me resulta el pensar que en un Estado como el español, declarado por nuestra Constitución, en su Art. 16, como aconfesional, gran parte de sus descansos con categoría de Festividad Nacional o Local –con excepción de las vacaciones estivales, el 1 de enero y el 6 de diciembre– son en conmemoración de acontecimientos puramente Católicos o para la exaltación de sus Santos. Y me resulta extravagante la imposición de días no laborables como festejo de motivos religiosos por el hecho de que nadie ha cuestionado hasta el momento (que yo tenga conocimiento) su aplicación como norma. Pero quiero pensar que al tratarse de unos días en los que el no trabajar se paga, (en caso contrario otro gallo cantaría), todos contentos, los que aprovechan para poner sus creencias religiosas al día y los que como una servidora, los utilizamos para alejarnos de la rutina diaria sin más pretensiones.

Y sea como sea el modo en que vivamos cada uno estas vacaciones, la gran mayoría de nosotros abandonaremos en masa nuestros lugares de residencia como almas pena, para disfrutar de unos días de descanso, que casualmente, nos harán coincidir a muchos junto al mar, al abrigo de los primeros rayos calientes de sol, convirtiendo así nuestro deseo de paz y relajación en simplemente eso, un deseo. Conseguir mesa a la hora de la cena, poder tomar un café en silencio o simplemente disfrutar de un paseo sin que se convierta en una carrera de obstáculos para evitar pisar los Top Manta es misión imposible. ¿Y que mas da? La excusa de estar en familia o con amigos y a muchos kilómetros de “lo de siempre” lo da todo por bueno. Dichoso estrés.

Y de nuevo la DGT nos mostrará la cara amarga de los desplazamientos masivos. De nuevo el número de muertos en nuestras carreteras será el negro resultado de la semana de pasión, pues, por mucho que los controladores de nuestra conducción se afanen en recordarnos lo que debemos hacer, qué conductas seguir o que precauciones aplicar a nuestros viajes, nosotros, como buenos animales de costumbre que somos, tropezaremos dos veces con la misma piedra. Y, obviando sus buenos consejos en pos de avistar el soñado destino media hora antes, narcotizaremos lo realmente importante, que es llegar y del mismo modo regresar.

Sólo me queda desear lo mejor para estos días a mi familia, a mis amigos, a los que encontraré fuera de Villena (vayas donde vayas siempre hay paisanos), a los que se quedan a disfrutar del bienestar que proporciona el pueblo casi deshabitado, al “Boss” por la semana de relax para recargar la pluma, a mis compañeros de trabajo y del EPdV, y a ti que sigues mis escritos.

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