Apaga y vámonos

La táctica del calamar

Como todos ustedes saben, la tinta del calamar, antes que un elemento más de nuestra rica gastronomía, fue –y seguirá siendo, supongo– un valioso sistema de protección con el que la naturaleza dotó al simpático cefalópodo, que cuando comprueba que la cosa se pone fea y no basta con cambiar de color, suelta un chorro de líquido negro y hasta luego, Lucas.
Dicha táctica, conocida por razones obvias como “la del calamar”, con el tiempo ha sido copiada, adaptada y perfeccionada por el ser humano, que por el momento no suelta tinta –que todo llegarᖠpero ruido hace un rato largo con tal de llevarse el gato al agua en cualquier discusión, y para ello no duda en recurrir a todo tipo de argumentos por demagógicos o extemporáneos que fueran o fuesen para sacar de quicio al de enfrente, cambiar de tema o conducir el debate hasta el absurdo, situación ésta de la que difícilmente se puede salir, como sabrán quienes sigan el programa televisivo “59 segundos” y a su maravilloso elenco de contertulios moderados.

Explicado esto, me gustaría que constara en acta que ni el PSOE copió en su escrito de opinión “¿Dónde queda la transparencia prometida?” (publicado el mismo viernes en estas páginas) mi columna de la semana pasada, ni mi menda se inspiró en el escrito socialista para escribir su columna, aunque en ambos casos vinimos a concluir que la postura de nuestra alcaldesa –y por extensión de su equipo de gobierno– ante la problemática de las vías es ambigua, cosa que pensaba, pienso y pensaré, independientemente de lo que diga cualquiera, hasta que se clarifique el asunto.

Con todo, creo que entre ambos escritos media una diferencia importante: el mío, escrito normalmente una semana antes de, venía a ser lo de siempre: un poquito de hemeroteca, unos gramos de relleno y un par de preguntas retóricas más todos aquellos recursos que quiera utilizar alguien que suele tocar de oído. Sin embargo, el PSOE, que de tocar de oído res de res, hizo público el suyo acompañado de otro escrito (por mucha memoria que haga, creo que es la primera vez que un partido local emite dos comunicados distintos al mismo tiempo… inciso –hasta que lo han hecho Los Verdes esta misma semana para fastidiarme la columna) precisamente el día en que, informativamente hablando, se montó la de Dios es Cristo con la sentencia que anula la adjudicación del servicio de agua potable y alcantarillado, es decir, la táctica del calamar, señora, o cómo intentar desviar la atención para que la gente se disgregue y, liada a la vez en tres foros de opinión distintos, pierda intensidad el chorreo de acusaciones y descalificaciones que no obstante la tinta hemos podido leer estos últimos días en internet.

Dicho lo cual, conste igualmente en acta que no comparto ni las acusaciones ni las descalificaciones mencionadas –en un Estado de Derecho la presunción de inocencia es un bien sagrado–, aunque sí estoy al 100% con la alcaldesa cuando anuncia que este asunto debe investigarse hasta las últimas consecuencias, responsabilidades políticas, técnicas y empresariales incluidas, porque lo que está en juego es mucho más que la honorabilidad de un puñado de concejales, funcionarios y empresarios –algo que yo nunca pondré en duda mientras no se demuestre lo contrario–. En realidad, nos estamos jugando la propia esencia de la democracia representativa, que necesita de la confianza del ciudadano para que el sistema no se oxide y acabe convertido en el cortijo de cuatro arrimados que hacen y deshacen a su antojo ante la indiferencia y el hastío de la mayoría.

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