Fiestas

Las Fiestas de Villena, desde Biar

Aquí, uno de Biar que, hasta cierto punto, tiene cariño a Villena y a su gente. Y a sus fiestas, por supuesto. Lo del “hasta cierto punto” tiene que ver con ciertas actitudes que aún se siguen manteniendo entre nosotros: la raya sigue estando en “la media legua” y, en los dos pueblos, sigue habiendo gente que la quiere tener siempre presente.
Con 9 años yo ya estaba en los Salesianos, jugando al fútbol con tropocientos equipos y tropocientos balones al mismo tiempo; con tan corta edad, asistía a la matanza del cerdo que hacían los curas (algo que hoy estaría prohibido); recibí bastantes campanazos del Consejero (algo que hoy sería objeto de denuncia e indemnización consiguiente); pegué en el techo de los aseos muchos pasterazos de papel higiénico (algo que me valió más campanazos); y puteé bastante a “Miracielos”, …quien, por cierto, era de Biar.

Mi particular relación con las fiestas de Villena tiene varios componentes. El primero es mi especial “historieta” con La Morenica.: mi abuelo paterno siempre le tuvo una especial devoción (a la Morenica y a la corrida del día 7); mi abuelo materno me hizo que le bajara a verla pocos días antes de morir, y nunca olvidaré ese momento. Siempre que he podido, he estado esperando a que entre en Santiago el día 5, y creo que soy uno de los pocos biarenses que, gracias a mi amigo Isidro Gosálbez, ha tenido el honor de poder portar a La Morenica y entrarla en Santiago.

Aún siendo de Biar, me emociono
El segundo fue mi especial “historieta” con la cosa de ligar en las noches de fiestas. No me llamen machista, pero la particular desinhibición de las villeneras cuando se visten de festeras es algo patente y aquí, uno de Biar, en su juventud no era de piedra y algún torrao cayó en la Troya con el fondo musical de los Serenade. Sepan que sigo sin ser de piedra, pero mi éxito en esas noches de fiestas es hoy, con casi 50 tacos, bastante discutible (no obstante mi porte gentil y mi donosura). Pero sigo bajando, por si acaso.

También he salido de festero en Villena; una sola vez, de Estudiante, que me invitó mi amigo Juanito Millá. Sinceramente he de decir que esto de los bloques multitudinarios no es lo que más nos gusta a los de Biar. También he estado alguna que otra vez en los Moros Viejos, con todo el asunto de La Mahoma. Y he sido pesado en los Vergantines. Y en los Cristianos (esos que van vestidos de hombre bala). Y todos los días 5, en la puerta del Niza, con Sertién, con Jimmy y con Isidro.

Y, aún siendo de Biar, he de decir que cuando escucho “La Entrada” me emociono.

JD

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