Abandonad toda esperanza

Las viñetas del Holocausto

Abandonad toda esperanza, salmo 109º
Si usted forma parte de ese grupo de benditos impacientes que se lanzan al quiosco el viernes a comprar este periódico, y además pertenece a esa excelsa minoría de gusto exquisito que devora esta columna lo primero de todo, todavía estoy a tiempo de avisarle: cójase el primer tren que salga para la capital y dese un garbeo por Expocómic (Salón Internacional del Tebeo de Madrid), que se celebra desde ayer, y que cuenta con la presencia de numerosísimos autores, de Mark Buckingham a Alfonso Azpiri, de Charlie Adlard a Crisse, además de conferencias, proyecciones o las imprescindibles exposiciones de originales.

Dicho evento subraya el ambiente festivo que debe tener toda manifestación cultural; pero la presencia de una charla sobre Maus, la fundamental novela gráfica sobre el genocidio nazi, demuestra que la organización no se olvida de la capacidad del noveno arte para generar reflexión.

Vayan o no a Expocómic, lo que no pueden dejar de hacer es leer esta obra autobiográfica de Art Spiegelman, hasta la fecha único cómic en haber merecido el prestigioso premio Pulitzer. En ella, el autor ejerce de motor de la historia, si bien cede el protagonismo a su padre, superviviente de los campos de concentración alemanes. En sus páginas, unos ratones antropomórficos ("alimaña sucia e inmunda, el mayor portador de bacterias del mundo animal", según los fascistas del ejército nazi) demuestran la pervivencia del pasado en el presente, a partir de un juego temporal en el que Spiegelman no solo cuenta los hechos que acontecieron durante el Holocausto, sino la narración verbal de estos por parte de su progenitor, conformando una obra cargada de emotividad que pide a gritos leerse y releerse.

Un arte todavía más naif que el de Maus lo encontrarán en Fui hija de supervivientes del Holocausto, una novela corta con dibujos e historietas de Bernice Eisenstein, cuyos padres se exiliaron a Canadá tras sobrevivir a la pesadilla del nazismo. Pasados los años, la autora se declara adicta al Holocausto y se interroga sobre la capacidad del lenguaje (escrito y visual) para explicar una realidad tan inconcebiblemente atroz, a lo que responde con una obra cargada de lirismo y de ilustraciones de gran belleza, y que trata un tema tan espinoso de forma tangencial, casi en elipsis, y por ello más dramática.

Finalmente, hay que recomendar también otra obra de autoría femenina sobre el Holocausto: Por nuestra cuenta, donde Miriam Katin retrata su ateísmo fruto de una crisis de fe, la cual se despertó por la incomprensión que experimentó de niña en compañía de su madre, en 1944, huyendo ambas del avance del ejército de Hitler. El resultado es un homenaje a la figura materna, contado en dos tiempos y henchido de emoción.

Son tres propuestas estas que demuestran la relevancia social de la historieta, a la vez que nos recuerdan, como Primo Levi o Elie Wiesel, como Claude Lanzmann o Steven Spielberg, uno de los episodios históricos más oscuros del siglo XX.

Expocómic X se celebra en Madrid del 29 de noviembre al 2 de diciembre; Maus y Fui hija de supervivientes del Holocausto están editados por Mondadori; Por nuestra cuenta está editado por Ponent Mon.

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