Resulta poderosamente llamativo que, aunque estarán presentes títulos tan espléndidos como los tres recomendados la semana pasada, a mi parecer el mejor cómic internacional y el mejor cómic nacional cuyos autores firmarán en el inminente Salón del Cómic de Barcelona son dos reediciones rediseñadas, revisadas, ampliadas y/o puestas a punto de títulos que ya se pudieron disfrutar con anterioridad. Pero bienvenida sea esta segunda vida para sendas obras; pues ya les adelanto que ambas me parecen obras maestras como la copa de un pino y, por tanto, títulos que no pueden faltar en la biblioteca de ningún aficionado a la narración gráfica que se precie de serlo.
Empecemos por la que es sin duda no solo una de las novedades editoriales del año, sino la reedición de este 2024: el comienzo de la recuperación de Palomar, la obra magna de Beto Hernandez... quien, ni que decir tiene, será la estrella indiscutible de este Saló número 42. Estamos ante una historia río que viene fascinando de forma sucesiva a tres generaciones de lectores y cuya acción se desarrolla en su mayor parte en la ficticia localidad latinoamericana de Palomar, una suerte de Macondo en viñetas en la que, realismo mágico mediante, todo parece ser posible; y donde una amplia nómina de personajes (los más destacados, femeninos) a los que hemos visto cumplir años y evolucionar a lo largo del tiempo se entrecruzan en su devenir cotidiano. Se trata, pues, de una obra ambiciosa en su propósito pero inusualmente fresca y desenfadada en su materialización; e inolvidable para todo aquel que se sumerja en sus páginas y se deje llevar por el talento narrativo de su autor. Prefiero no extenderme más al respecto y limitarme a recomendarles, solo porque no puedo obligarles a ello, que se hagan con este primer volumen; les aseguro que también se comprarán todos los que vengan después. Por cierto: al parecer también se va a empezar a recuperar en breve y en un formato similar todo Locas del hermanísimo Jaime Hernandez, por lo que por fin tendremos en nuestro país una edición de Love & Rockets como se merece este título fundamental del cómic estadounidense de espíritu independiente.
Y si Palomar es el cómic extranjero del evento, el título patrio es sin duda Pinturas de guerra, cuya primera edición le valió a su autor, Ángel de la Calle, el premio a la mejor obra nacional en el Salón de aquel año (entre otros galardones). Ya por aquel entonces les dije de esta obra protagonizada por un sosias del propio autor que llega a París en la década de 1980 decidido a escribir un libro sobre la actriz Jean Seberg, y que podría verse como una inesperada síntesis de Rayuela y Los tres días del cóndor contada por un Enrique Vila-Matas del noveno arte, que se trataba de “un gran fresco sobre la pérdida de la inocencia que se produce cuando se descubren las sucias cloacas (políticas y económicas) que se esconden bajo el más o menos lustroso pavimento del arte”; así como “una narración plurirreferencial (...) donde las referencias, explícitas o no, jamás resultan gratuitas (...) y tan exuberante como para dejar caer de forma somera ideas brillantes (...) que en manos de un novelista mediano darían pie a un tocho inacabable”. Concluía mi análisis afirmando: “me parece el mejor cómic nacional del año hasta el momento, y dudo que en mes y medio se publique nada que pueda hacerle sombra ni siquiera remotamente”. No me equivocaba; de hecho, en el lustro que vino después tampoco ha visto la luz ningún otro cómic nacional que me haya parecido mejor. Y conste que este juicio tan entusiasta lo he meditado muy mucho y no es algo que afirme a la ligera.
Concretados cuáles son mis dos cómics favoritos de esta edición del Salón de Barcelona, si me piden un tercer título para poder completar el podio y el nombre de otro autor como estrella (internacional) destacada de las jornadas, sin dudarlo ni un momento mi voto va para ¡Hasta la victoria! del italiano Stefano Casini. Un cómic que, como Pinturas de guerra, se presenta muy vinculado a la temática política que atañe al cono sur del continente americano. Y un autor de renombre que cuenta con su línea propia, Stefano Casini Collection, dentro del catálogo de la editorial y donde ya disponíamos de dos títulos como Mimbreños y La espada y la cruz. Pero volviendo a la que muchos consideran su obra magna (y eso que hablamos de uno de los artífices más destacados de la editorial de cómics de género Bonelli, especialmente en la serie protagonizada por Nathan Never), ¡Hasta la victoria! es un relato ambientado en la convulsa Cuba pre-revolucionaria de 1957: hasta allí llega Nero Maccanti, un exoficial de la Real Marina Italiana que se verá inmerso en una intrincada y turbulenta trama de pasiones, intrigas y conspiraciones que le llevarán a evolucionar como ciudadano del mundo. Cabe destacar que la española es una edición integral que reúne los cuatro volúmenes originales: Cuba 1957, Mambo cubano, El verano pasado en La Habana y ¡Venceremos!; así como otros textos e ilustraciones a modo de material extra. Todo ello permite que podamos disfrutar de un cómic de gran calidad, en la tradición de la mejor BD francobelga, y en una edición magnífica a la que solo le falta una dedicatoria de su autor que podrán conseguir acudiendo al Saló. A ver si nos vemos por allí.
El 42.º Salón del Cómic de Barcelona se celebra del 3 al 5 de mayo de 2024; Palomar, Pinturas de guerra y ¡Hasta la victoria! están editados por La Cúpula, Garbuix Books y Cartem respectivamente.