Tal y como les adelanté la semana pasada, y siguiendo lo que ya es costumbre en la presente sección, esta es la primera de dos entregas consecutivas que dedicaré a recomendarles algunas novedades editoriales de este año que está a punto de terminar y que, por su calidad artística intrínseca y las características físicas de su edición, resultan ideales para regalar durante estas fiestas navideñas; ya sea en Nochebuena o en el Día de Reyes, según prefieran seguir una tradición u otra... o, como yo y cualquier otra persona que sea un poco manirrota, las dos. Si les parece, los cómics -todos ellos ya clásicos del medio- los dejaré para la columna de la semana próxima, y hoy me centraré en cuatro libros (o cinco, según se mire) que harán las delicias de sus seres queridos o de ustedes mismos si son, también como servidor, partidarios del autorregalo.
El primer elegido de tan rigurosa selección es un clásico literario indiscutible, y que además resulta apto para todas las edades: 20.000 leguas de viaje submarino es una de las obras más conocidas -que ya es decir- de Julio Verne (o Jules, para los puristas): publicada por vez primera de forma serializada desde el 20 de marzo de 1869 hasta el 20 de junio de 1870, la novela nos presentaba en sociedad a una serie de personajes que incluso aquellos que no la hayan leído todavía conocen de sobra gracias a las diversas adaptaciones al cine, la televisión y el cómic que se han realizado hasta la fecha... siendo la más conocida la inolvidable película dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Kirk Douglas, Peter Lorre y un inmenso James Mason, este último en la piel del enigmático capitán Nemo. La edición que nos ocupa, por otra parte, es una auténtica maravilla: eso que se ha venido a llamar libro-objeto, con una reproducción fiel del modo a como se publicaron las novelas de aventuras de la colección Viajes extraordinarios creada en 1866 por el editor Pierre-Jules Hetzel, ilustrada en su interior y con encuadernación roja y dorada. La cubierta, por su parte, se inspira en un dibujo del grabador Auguste Souze que data de 1875 y que posiblemente se presentase para un concurso de encuadernadores. En resumidas cuentas: una gozada para los sentidos, y cuya lectura es una experiencia que jamás podrá suplir una edición digital de la obra en formato ebook.
Y de un clásico literario decimonónico a un título del siglo XX llamado a convertirse a su vez en un clásico: Carrie es la primera novela de Stephen King, y vuelve a ponerse en circulación ahora que se cumple el cincuenta aniversario de su primera aparición en 1974. La obra, que su autor llegó a tirar a la papelera antes de que la rescatase su esposa Tabitha y esta le animase a publicarla, se convirtió pronto en un éxito entre los aficionados a la narrativa de terror; un éxito que, por si había dudas, enseguida se incrementó con la temprana adaptación a la gran pantalla a cargo de Brian De Palma, también un clásico del cine de género por méritos propios: ambos, libro y film, nos presentaban a Carrie White, una adolescente con poderes telequinéticos y sometida por la férrea educación religiosa de su madre, que era víctima de bullying muchos años antes de que se extendiese este anglicismo y que como respuesta acababa provocando una masacre. La nueva edición cuenta con un prólogo escrito para la ocasión por la escritora Margaret Atwood -una eterna candidata al Nobel, y que aunque lo tiene complicado seguro que cuenta con más números para ganarlo que el propio King-, así como con una bellísima cubierta con relieves y con un hermoso diseño final, todo ello editado en tapa dura. Un must para los seguidores del Rey del Terror, claro está.
Y junto con estas dos novelas, les quiero recomendar también un par de obras de no ficción. Para empezar, el que sin duda es uno de los más importantes acontecimientos editoriales de este 2024: la recuperación de Los grandes compositores, que el especialista Harold C. Schonberg -el primer crítico musical, ya fallecido, en recibir el premio Pulitzer por su labor- publicó por vez primera a finales de los años sesenta y que se ha venido reeditando y actualizando a lo largo de las décadas. En esta ocasión nos encontramos con la primera edición íntegra de la obra traducida al castellano, con más de mil cien páginas repartidas en dos volúmenes recogidos a su vez en un estuche. En estas páginas profusamente ilustradas, el que fuese crítico musical del The New York Times durante la friolera de veinte años recopila una colección de semblanzas biográficas de los más destacados músicos de la historia de la humanidad, desde el precursor de la ópera Claudio Monteverdi (un añadido de esta última revisión, pues las versiones anteriores de tan monumental obra comenzaban con Bach) hasta los minimalistas de finales del siglo XX, pasando por Händel, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, Liszt, Brahms, Rossini, Verdi, Wagner, Debussy, Puccini, Falla, Albéniz, Stravinski o John Cage, entre otros muchos grandes maestros. El resultado es una propuesta que, dado su carácter divulgativo, resulta idónea tanto para el especialista como para el neófito; y su lectura (en la que ando embarcado ahora mismo) resulta verdaderamente apasionante... Sobre todo, si tiran de su colección de vinilos y cedés o, a falta de ellos, su plataforma de streaming musical favorita y la acompañan de la audición de algunos de los temas compuestos por sus protagonistas.
Finalmente, en una columna como la mía no podía faltar un libro sobre cine, y el elegido ha sido el Spielberg de Olivier Bousquet, Arnaud Devillard y Nicholas Schaller. En este contundente volumen, publicado con todo el lujo posible y plagado de fotografías en color y blanco y negro haciendo gala de un espléndido diseño gráfico, y tras un prefacio que lleva la firma del realizador George Miller (Mad Max), los autores recorren toda la filmografía de Steven Spielberg atendiendo en distintos epígrafes a sus argumentos, producción, recepción, escenas míticas y conexiones con otros trabajos: de sus primeros cortometrajes amateur y sus trabajos tempranos para televisión -como ese rompedor El diablo sobre ruedas que se pudo ver en cines en un gran número de países, incluido el nuestro- hasta la reciente (y confesamente autobiográfica) Los Fabelman, pasando por cintas tan populares como Tiburón, Encuentros en la tercera fase, E.T., Parque Jurásico, La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan o cuatro de las cinco entregas de la saga Indiana Jones; así como por otros filmes de menos éxito y/o relevancia histórica pero tan solventes (alguno que otro, una obra maestra para el que esto firma) como Múnich, Atrápame si puedes, War Horse, Lincoln, El puente de los espías o Los archivos del Pentágono. Una obra fílmica la de Spielberg que se amplía considerablemente si atendemos a su rol de productor, y que resulta verdaderamente incontestable aunque durante muchos años se le menospreciase como un realizador únicamente comercial y se le colocase el apodo (a modo de sambenito) de “el rey Midas de Hollywood”. Si usted que me está leyendo ahora mismo es un aficionado al séptimo arte y carece de estos prejuicios, no lo dude: pídaselo a Papá Noel o a los Reyes Magos de Oriente. Pero si prefiere la literatura de aventuras o ciencia ficción, las historias de miedo o la música clásica... pues ya sabe; no será por falta de ideas.
20.000 leguas de viaje submarino y Spielberg están editados por Blume; Carrie y Los grandes compositores están editados por Plaza & Janés y Ático de los Libros respectivamente.