Vida de perros

Los nuevos medios de comunicación

Cuando la semana pasada amanecimos con la noticia del cierre del diario La Verdad en sus ediciones de Alicante, Elche y Orihuela-Vega Baja, nos encontramos con opiniones enfrentadas, muy acordes con los tiempos que corren. Por un lado estaban quienes se lamentaban por la pérdida de pluralidad que conllevará la desaparición de este veterano medio. Por otro lado estaban quienes consideraban en poco tal situación debido a la mínima credibilidad de la que gozan los medios de comunicación españoles en este siglo veintiuno –opinión generalizada que además podemos constatar en encuestas a la población y en diversos estudios al respecto–.
La información hoy día es ágil y plural. No es como cuando solo teníamos un par de cadenas de informativos y hojeábamos un par de periódicos. El fácil acceso a los titulares de los medios de comunicación y a las páginas informativas institucionales y personales, da lugar a contrastar cualquier noticia, lo que en demasiadas ocasiones pone en evidencia tanto a quienes priman un titular llamativo en menoscabo de los datos recogidos, como a quienes por no quedarse fuera de la noticia copian el grueso a la competencia e inventan el resto para llenar el espacio obligado para la noticia. Y ya digo, hace un par de décadas nos la podían dar con queso, pero hoy día tales prácticas son rápidamente señaladas poniendo en entredicho la profesionalidad de la empresa firmante. Del mismo modo se pone en evidencia la falta de imparcialidad supuesta a los medios de comunicación cuando generalmente por ausencia de titulares (en su mayoría casos de corrupción) se vuelcan hacia una u otra opción política.

La información es poder. Pero la información es delicada. Desgraciadamente lo hemos podido vivir en nuestras carnes después de los sucesos acontecidos en el Tercer Instituto. Ahí hemos visto la velocidad que imprimen unos hechos truculentos al interés de los medios. Un interés que olvida condiciones fundamentales para nuestra sociedad. Así vimos cómo la noticia despegaba en los noticiarios de toda España, con la permisividad que otorga la modificación del relato en tiempo real, a medida que se van recogiendo datos. Pero la noticia está lanzada, al instante, que parece ser la finalidad primordial en este negocio. Y bailando entre “parece ser”, “presuntamente” y “según nos dice Pepito”, se completa el espacio de la noticia. Lástima que desde las instituciones hayamos tenido que esperar cuatro días para que pidan públicamente a la población y a los medios que dejen de especular, que tengan respeto y que les dejen hacer su trabajo.

También ha sido notable el interés tomado por ejemplo por el Diario Información, quien no ha dudado en presentar un extenso relato sobre los sucesos digno de las fiestas populares de cualquier población. Un reportaje sumado a los siete titulares que viene sumando este diario en apenas cuatro días. Lo que me lleva a pensar, queridas personas, en cuál es el interés que motiva a esta empresa para seguir tan de cerca y dar tanto espacio al suceso acontecido. ¿Informativo, pedagógico, sociológico…? ¿O es tan solo que han encontrado un filón desde donde alimentar el morbo a expensas de este joven, de la comunidad educativa del centro, y de nuestra ciudad? No lo sé. Sé que desde luego ha de resultar más lucrativo que humano.

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