Manolo, el español (el anuncio)

• Es bastante indignante que la ultraderecha sea más negacionista que Miguel Bosé, que se permita lanzar bulos para luego borrarlos del mapa, que tenga la desfachatez de atribuirse algún tipo de mérito con la dana y que, en la primera encuesta después del desastre, Vox sea la única formación política que sube.
• Me temo que lo rancio está de moda, Andrés.
• ¿Pero cómo pueden atraer a la gente?
• Pues por lo que te he dicho: lo rancio está de moda, como los Hombre G en los 80.
• ¿Qué tendrán que ver los Hombres G ahora?
• ¿Habrá algo más rancio que el «Sufre, mamón»?
• No.
• Pues eso.
• ¿Usted qué opina, Avelino?
• Si me lo permiten, prefiero no opinar sobre política. Además, he de marchar ya. Señorita Vero, ¿se cobra?
• Deje, deje, Avelino. Ya le invitamos nosotros.
• ¡Oh! ¡Muchísimas gracias, señor Alcañiz!
• No hay de qué.
• ¡Muy buenassss!
• Buenos días, señor alcalde.
• ¿Se marcha, Avelino?
• Sí, señor alcalde. Tengo varias tareas urgentes que atender.
• Bueno, espero verle luego.
• Hasta luego pues. Hasta mañana, señorita Vero.
• ¡Chao, Avelino!
• Tíos, traigo una cosa increíble ¿Habéis visto el último anuncio de Spagnolo?
• No.
• Voy a buscarlo, que os vais a partir la caja torácica. ¿Cómo grabarán estas cosas?
• Me hago una idea…

Toma 1

• ¿Que desde cuándo sé que soy español? ¡Qué pregunta! ¡Desde el mismo momento en que fui concebido! No quiero decir con esto que mi padre fuese torero y mi madre gitana, como se puede pensar. Mi padre fue un trabajador y hubiera sido un seleccionador nacional sensacional. ¡Anda! ¡Si he hecho una rima de esas! ¿Cómo se llamaba…? ¿Un paneado? Da igual. He hecho una rima. ¡Chúpate esa, Cervantes!
• ¡Corten!

Toma 2

• Recuerdo con mucho orgullo cuando nos clasificamos para la Eurocopa ‘84 con el 12 a 1 contra Malta. ¡Doce goles como los doce apóstoles!
• ¿Sabes que pudo haber tongo en ese partido?
• ¿Qué dices? ¡Aquello fue una hazaña inolvidable! No me entra en la cabeza que alguien pueda pensar que el partido estuviese amañado. ¡Aquello fue una gesta llevada a cabo por un grupo de íberos con un pundonor y un patriotismo sin límites! ¡Todo un ejemplo para una nación entera! ¿Cuándo, dime tú, los españoles hemos amañado algo?
• ¡Corten! ¡Quillo, tráeme una tila doble!

Toma 3

• A España la llevo en el corazón y en el pecho, mira: Llevo sus diferentes nombres tatuados justo aquí. En la espalda, los diecisiete lugares más representativos de España, uno por cada comunidad autónoma, Ceuta y Melilla.
• Serán diecinueve.
• Serían diecinueve incluyendo el País Vasco y Cataluña, pero tatuarme algo de esos separatistas sería un acto de traición a la patria.
• Ya…
• También tengo tatus de José María Aznar vestido de Cid Campeador, de José Antonio Primo de Rivera, de Isabel Pantoja, del Caudillo y de Camarón de la Isla.
• ¿De Camarón?
• Sí, aquí, en el gemelo derecho, junto al toro de Osborne.
• ¿Eso es Camarón?
• ¡Claro!
• No sé… parece un chow-chow…
• ¿Te atreves a meterte con José Monje Cruz?
• No, hombre. Es que el dibujico que me llevas…
• ¿A que te meto una ostia?
• Es con h-.
• ¿El qué?
• «Ostia», sin hache, es un arcaísmo del vocablo «ostra» o un antiguo puerto del Tirreno.
• ¡Me cago en tu…! ¡Ven p’acá!
• ¡Corten!

Toma 4

• ¡Yo soy español, español, español! ¡Yo soy español, español, español! ¡Yo soy español, español, español! ¡Yo soy español, español, español!
• ¡Corten!
• ¿Qué he hecho ahora?
• Nada, nada… ¿Esa es tu canción favorita?
• No sé…
• Llámame loco, pero llevas tatuado a Camarón y a la Pantoja…
• ¿Y?
• ¿Sabes que son cantantes, no?
• Sí.
• …
• … Si no te vale, puedo cantarte «El novio de la Muerte».
• No sé si será apropiada…
• ¡La tengo!
• ¿Qué tienes?
• ¡Mi canción favorita!
• ¡Oh!

Toma 5

• ¡La cabra, la cabra, la puta de la cabra, la madre que la parió!
• ¡Corteeeen!
• ¿Qué pasa ahora? ¿He hecho algo mal?
• Pensar.

Toma 6

• ¿Desde cuándo me siento español? Desde antes de nacer. Estaba yo en la barriga de mi madre y ya me sentía español. Si por mí hubiera sido, habría nacido con una camiseta de Spagnolo, una pulserita rojigualda y una medallita de la Virgen del Rocío. Sí, sí. Soy tan cayetano, español y rociero que a veces pienso: ¡Cagoendiós! No sé si soy más español que rociero o más rociero que cayetano o más cayetano que español o más rociero que…
• ¡Corten!
• ¿Corten? ¿Qué ha pasado ahora?
• Nada, nada. No es por ti, es por mí.

Toma 7

• ¡Habiendo nacido el 20 de noviembre de 1975, tú me dirás! Es como si el espíritu del Caudillo me hubiera apadrinado o algo así. Por eso el viernes, cuando vi lo de Valencia ni me lo pensé: España me necesitaba. ¡Si es que no podía ser de otra manera! Llamé a dos colegas y le dije a la parienta: «Nena, hazme la maleta que me voy a Valencia a ayudar a España. No te olvides de ponerme bastantes camisas y un chaleco de cambio, que no sabemos qué nos vamos a encontrar allí. Vete a casa de tu madre con los nenes y os recojo el domingo por la noche. Lleva cuidao». Y allá que nos fuimos el Orejas, el Manocuero y yo. ¡Menudo viajecito! ¡Casi llegamos! ¡Yo no sé en cuántos puticlús paramos! Al final, les tuve que decir a éstos que ya era domingo al mediodía y que yo, al día siguiente curraba en la obra, así que, dejamos al Manocuero comiéndose una fideuà para cuatro comensales y llegamos a la Capital del Turia. Como se nos habían hecho las mil y el Orejas se había quedao roque en el coche, me tiré dos selfies y pa’ casa, no sin antes recoger al Manocuero, claro. Luego colgué los selfies en Instagram, reboté unos cuantos tuits de VOX y me fui a la piltra con el convencimiento de haber hecho lo mejor para mi país.
• ¡Y… corten! ¡A positivar!
• ¿Qué?
• Nada, Manolo. Cosas de directores de anuncios.
• ¿De directores anuncios españoles?
• Sí, Manolo, de directores de anuncios españoles.