Vida de perros

Más Ferias

“La del Campo, la de Atracciones, la de Artesanía Festera, la Humana, la de Artesanía… y es que Villena da para más”, así comenzaba hace meses este digitador de teclados una de sus columnas. Ya no dudaba yo entonces que Villena daría para más, y así se ha demostrado: la Medieval, la de Vehículos de Ocasión, la de las Flores (que da pretexto al “apadrinamiento”) y alguna más que nos tiene preparada el Excelentísimo. Y me temo que no se equivocan en su apuesta: nuestra tierra está situada en un punto de cruce que se decanta como privilegiado para la realización de tales eventos.
Aunque yo no me enteré muy bien de cuál es su verdadero nombre, aunque el cartel tampoco acompañó para facilitar algún que otro dato, parece que la 1ª Muestra de Vehículos de Ocasión y el 1er Tuning Show Ciudad de Villena, ha sido un éxito. Sin las exageraciones en el número visitas expuestas en otras ocasiones, la Concejala Ruth Mateo parece que se destaca por su inclinación a la realización de ferias de todo tipo. No ella a solas, sino el apoyo del actual equipo de gobierno, quien va inundando esta Villena de eventos que nos hacen sobresalir en las páginas de la prensa, e impulsan en muchas ocasiones a empresas locales. Este paso de la Villena Festera a la Villena Feriante me parece de lo más adecuado. Lejos de ironías.

Pero si bien vuelvo al tema de las ferias no puedo dejar de repetir –de otro modo, con el fin de que se me remunere también esta columna– similares argumentos a los esgrimidos en aquel otoño. Si bien las ferias son un punto de atracción para curiosos y turistas –todos potenciales compradores o demandantes de servicios, no lo olvidemos– no hay que dejar de lado cuál es el entorno que ofrecemos a estos acontecimientos. Se trata de una ciudad de aceras parcheadas y asfalto socavado, con parques pequeños, feos y de aspecto sucio, una ciudad de dudosa accesibilidad, sin grandes alternativas de ocio, falta de aparcamientos en el centro –una de las zonas de restaurantes y pubs–; una ciudad con mínimos recursos en servicios para desplazamientos desde otras poblaciones. Por otro lado nos encontramos con el reparto de espacios para la realización de cada una de las ferias, cuestión que si por una parte es beneficiosa por dar a conocer la ciudad en su totalidad, por otra parte obliga a mantener la totalidad de la ciudad con un aspecto y señalización impecables (algo deseable, por supuesto, incluso sin necesidad de que se diera el caso).

Cuestiones que se quedan en el tintero son la elaboración de un calendario de ferias, la agrupación de algunas de ellas y su localización en las fechas más adecuadas, o la incorporación de espectáculos o atracciones que las hagan más llamativas (como el caso de la exhibición de tuning). La integración de programas culturales (existentes o no) en el marco de las ferias puede impulsar ambos proyectos al simultanear stands con amplios horarios, con shows puntuales que contarían con un espectro de público mucho mayor debido a la afluencia provocada por la feria. Cuestiones que deberán ir resolviéndose con el fin de que la presentación de nuestras ferias tenga la pulcritud y el orden necesarios para presentarse como verdaderamente interesantes. No es de descartar entonces, y visto que tales actos parecen ir a más, la creación de un departamento especializado en la gestión de los recursos de que disponemos y en la planificación de estas actividades. Departamento del que se podrán beneficiar el resto de eventos necesitados igualmente de tales gestiones.

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