Escena 1
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Señor alcalde, en la línea 1 le espera el novio de la boda de este año.
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Gracias, Avelino. Pásemelo.
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De nada, señor alcalde.
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…
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¿Aló?
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Muy buenos días, señor Romero.
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¿Qué tal, señor alcalde?
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Bien, gracias…
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El motivo de mi llamada era pedirle alguna información sobre nuestro enlace matrimonial. Estuve al habla con varios miembros del Comité Organizador de la Boda Medieval del Año, pero no supieron resolver mis dudas.
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… espero poder servirle de ayuda.
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Gracias. Como son varias cuestiones, si me permite, comienzo a preguntarle y…
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Perfecto.
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Verá, muchos de nuestros invitados nos han preguntado sobre el período exacto en el que se enmarcan sus fiestas, para vestir acorde a las costumbres de la época.
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Pues… en la Edad Media, ¿no?
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Sí pero, ¿en la Alta, Plena o Baja Edad Media?
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… no creo que ponerse puntillosos sea…
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Es un dato más importante de lo que parece, pues resultaría anacrónico vestir un jubón si la temática de la fiesta es carolingia. Queremos que nuestra boda sea lo más fiel posible a la Historia.
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Ya veo… podríamos enmarcar nuestra fiesta en la Plena y Baja Edad Media.
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Y… ¿podría usted decirme el número estimado de mendigos, pendencieros, mancebas, enfermos de lepra, sífilis, tuberculosis, tifus, peste bubónica y el mal de reyes que se darán cita en la ciudad?
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¿Qué?
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Como podrá imaginar, una de nuestras prioridades es, también, la salud de nuestros invitados…
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No creo que suponga ningún problema…
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¡Y tanto que sí! Imagine que, en la despedida de soltero, no se da ninguna pelea o que nadie resulta infestado de ladillas. ¡Sería muy desmotivador!
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Hombre… no sé qué pensar, señor Romero. Me está usted descolocando bastante.
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¡Rigor histórico obliga, señor alcalde!
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Mire: las condiciones de salubridad de nuestra ciudad han sido mejoradas con los años. De hecho, en esta legislatura se han realizado algunas mejoras en el alcantarillado y el asfaltado de las calles. Estamos cerca del modelo de ciudad estándar. En cuanto a enfermedades, los efectivos sanitarios de nuestra ciudad son admirables. Dudo que pueda darle ninguna cifra significativa. Además, estamos hablando de una ciudad bastante segura.
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… ya… lo del alcantarillado y los médicos es un fuerte hándicap…
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¿Cómo?
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¡Dígame un número aproximado, hombre! Al fin y al cabo, ¿qué es una cifra comparada con la emoción de vivir la exaltación solemne del amor incondicional e infinito de dos personas?
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Sí, claro, pero…
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¡Es sólo un número!
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… pues… no sé qué decirle… se calcula que vamos a tener unos ciento veinte mil visitantes este fin de semana, con lo cual…
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¡Oh! ¡Toda una multitud! ¡Seguro que encontramos algún mozo bravucón con el que batirnos, entre tanta chusma!
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¡Oiga!
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Va a ser… ¡guaaaaauuuuu!
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Señor Romero, yo… los agentes del orden se encargan de mantener…
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Hablando de agentes del orden…
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(Ahora verás tú… ).
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¿Tendremos la suerte de presenciar alguna ejecución? ¿No? Algún truhán llevarán ustedes al pilón con motivo de la celebración de los festejos, ¿no?
Escena 2
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¿Señor alcalde? ¿Sigue ahí?
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Sí, sí… mire, yo no sé qué idea tienen ustedes de…
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¿Cómo que qué idea tenemos? ¿No venden en su publicidad aquello de «Vuelve a la Edad Media»?
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… bueno sí… pero en sentido…
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¿En qué sentido? ¿En sentido figurado? ¿En qué sentido?
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Yo…
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¿Sabe usted lo que nos ha costado a Laia y a mí llegar a poder tener la boda de nuestros sueños? ¡Va a ser el día más importante de nuestras vidas!
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Entiendo que quiera que todo sea perfecto, pero…
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¡Pues entienda también que no quiero que sea un fiasco!
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No, no. Claro…
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Una vez, en un mercado medieval, ¡vimos un puesto en el que se vendían pen drives! ¿Se da cuenta, señor alcalde? ¡Pen drives!
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¡Oh!
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¡Y no crea que eran pen drives cualesquiera, no! ¡Eran pen drives de los Avengers! Una cosa es que no se ofrezca ni una mala plaga de piojos y que toda la gente vaya vestida de princesa de peli mala de los ochenta pero, ¡de ahí a consentir!
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¿Qué me está usted contando?
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¡Lo que oye! No tuvimos más remedio que denunciarlos a la Policía Histórica.
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¿La Policía Histórica?
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¿Señor Romero?
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¿Me está usted preguntando qué es la Policía Histórica?
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… ¿sí? …
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¡Pero hombre de Dios! ¿No ha visto usted ningún capítulo de «El Ministerio del Tiempo»?
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¡A ver, señor Romero! Creo que las cosas se están yendo un poco de madre. ¡Déjese usted de Ministerios de Tiempo y de movidas historicistas: ustedes vienen aquí, se casan en un ambiente medieval y nosotros, como buenos anfitriones, les ofrecemos todo lo que esté en nuestras manos para que sea un día que no olviden nunca. En serio: me ofrezco personalmente para que ese día sea inolvidable para ustedes.
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¿Personalmente?
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Sí, sí. Cualquier cosa que esté en mi mano.
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¡Fantástico! ¡Celebro oír eso!
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Celebro que vaya usted entrando en razón, señor Romero.
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Imagino que usted no tendrá objeción en ejercer el Ius primae noctis, ¿no? Le aseguro que Laia estará encantada.
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¿What?
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El beilager, el merchet…
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¿Qué?
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El, dicho así parece espantoso, derecho de pernada.
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¿Quéeeeeeeeeeeee?
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El derecho a desflor…
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Bip – bip – bip – bip – bip – bip…
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¿Señor alcalde? ¿Alcalde? … ha colgado.
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¿Y ahora qué hacemos?
Escena 3
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¿Qué tal ha ido el día, cariño?
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Pues… no sabría definírtelo, Sira. Parece mentira que, en una sociedad civilizada como la nuestra, haya tantas mentes medievales.
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Te recuerdo que las corridas de toros no solo son legales, sino que son «La Fiesta Nacional».
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Pues, con las mujeres, es peor.
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No, es igual.
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Sí.
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Sí…
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Te quiero de igual a igual.
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Y yo a ti.
¡Feliz 8 de marzo y feliz Medievo!
