Estación de Cercanías

Mujer no es sinónimo de Feminista

Cuando pensaba que nada podía sorprender más que la guía publicada por las feministas en pasadas fechas, cuando la tinta de mi columna de esa semana, dedicada a ella, todavía estaba fresca, cae en mis manos el folleto anunciador del “VII Encuentro Intercultural de Mujeres”, y de nuevo me veo en otra dimensión, en las antípodas de lo que ser mujer hoy y querer conseguir la igualdad con el hombre significa para mí y para muchas otras que, como yo, habitamos en el hoy. Que, como yo, somos consecuentes con acciones y pensamientos.
Ser consecuente con acciones y pensamientos, en este caso que me ocupa, pasaría, siempre según mi criterio, por llamar a sus jornadas “Encuentro Intercultural de mujeres Feministas”, ya que de eso se trata, pues únicamente, y desde este punto de vista, se abordan temas importantes como la prostitución, la sexualidad o “La privacidad del cuerpo en un mundo globalizado”… Esto último no puedo calificarlo, ustedes mismos. Y no quiero que la palabra mujer, palabra que me envuelve en ella, se utilice para llegar a la conclusión “de la necesidad de articular el movimiento Feminista con las instituciones”, o de la necesidad “de seguir coordinando lo que las Feministas pensantes van reflexionando con lo que se realiza desde la asociaciones de mujeres”. ¿Todas las asociaciones de mujeres son Feministas? No. En absoluto.

Ser consecuente pasa del mismo modo por llamar a su programa de radio “Mujeres Feministas en las Ondas”, pues sentí vergüenza ajena al escuchar cómo se recordaba que la madre tiene el mismo derecho que el padre a comer sentada en la mesa. Señoras, por favor. Estamos en 2006, y si les ceden un espacio radiofónico eviten, por favor, sacarnos los colores.

Y por supuesto, ser consecuentes con acciones y pensamientos pasa, Sra. Alcaldesa, por denominar al órgano creado para representación de esta tendencia como “Consejo Municipal de la Mujer Feminista”, pues sólo a ellas representa, y asumiendo el resultado que esta cobertura pueda acarrearle. No disfrace detrás de una palabra que generaliza a un grupo que con el que no comparto ni ideas, ni principios, ni conceptos. Y con el cual no quiero que se me identifique. Y puesto que tan dadas son a hablar con coherencia y tan defensoras del uso de una lengua que marque diferencias, desde aquí les pido lo mismo. Marquen la diferencia entre nosotras. No veo coherencia entre su propuesta de distinción entre abogados/abogadas, entre la demanda de alternancia en el uso de términos masculinos y femeninos, y la generalización que ustedes realizan entre mujer y feminista. Ser mujer es una condición, ser feministas una opción. Por lo tanto, les pido la coherencia de incluir en todos aquellos actos, programas, reuniones u órganos oficiales donde la mujer esté representada por esta tendencia, la palabra que marque la diferencia.

Mi amigo Aureliano, desde su artículo “¡Qué coñazo!” –título que por otro lado me parece totalmente acorde con su contenido y no crea en mí ninguna reacción a la discriminación–, me recuerda que existe en este nuestro pueblo un organismo que se hace llamar “Observatorio de la Publicidad no Sexista”, y desde aquí, y porque me sentí dañada, quiero denunciar ante él a “El Cerezo”, a la CAM, al Centro de Estudios Sobre la Mujer, a la SUV y, lo que es peor, a la Diputación de Alicante y al Ayuntamiento de Villena por colaborar con una clara muestra de lo que es una imagen humillante de la mujer. Como miembro del género femenino no creo que el uso no sexista de la lengua determine una actitud. Como mujer no quiero ver a otra mujer atada a una silla.

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