Apaga y vámonos

No se os puede dejar solos

Ruego me perdonen el título de la columna, que tanto recuerda al General Ísimo, pero no se me ocurre una expresión mejor para manifestar lo que siento tras mi exilio forzoso, que me ha tenido casi mes y medio apartado de la deliciosa condena que supone escribir una columna semanal desde hace ya diez años, tres meses y un día.

He dejado de escribir un tiempo, sí, pero no se crean que por falta de ganas o argumentos, porque por hache o por be nunca falta en este pueblo dejado de la mano de Dios alguna noticia, chascarrillo o bufonada con la que inspirarte y llenar unas líneas. Sin ir más lejos, y hablando del Hombre del Espacio, les habría podido dedicar un Apaga y vámonos a los parroquianos de Santiago, capaces de enviar a un monaguillo, o sacristán, o lo que fuera, a la plaza del mismo nombre para interrumpir un concierto que tenía lugar un domingo a las 8 de la tarde. ¡Precisamente ellos, que noche sí noche también me impiden disfrutar de mis pelis y series favoritas! Ayer con las guitarras de no sé qué grupo juvenil, hoy con los cantos de los miembros de las Comunidades de no sé cuántos, mañana con una coral de música sacra… y todos ellos con un denominador común: cuando terminan, ya sean las once o las doce de la noche, se pegan la charraíca (con la dulce, armoniosa y apenas perceptible entonación villenera) y el cigarrico debajo de mi abierta ventana de verano. Casi todos los días. Casi todas las semanas. Y vienen a tocar las narices enviando un arcángel con casulla porque un día, únicamente uno, hubo un concierto (maravilloso, por cierto) a las 8 de la tarde. ¡Venga ya, hombre!

También podría haber hablado de toros y avestruces (léase Verdes), que en lugar de reconocer en 2011 que por aquello del pacto de gobierno del tripartito habrá toros todos los 7 de septiembre, han preferido callarse y regalarnos cada año un sainete de proporciones ridículas, que aún gana más enteros, si cabe, cuando pasas por la puerta de su sede en la calle Mayor y te encuentras un mural-resumen de los dos años de legislatura donde, literalmente, dicen estar “esperanzados con una Villena sin sufrimiento animal”. Visto lo visto cuando gobiernan, imagino que ya trabajarán con ahínco por la causa cuando se encuentren en la oposición…

Y luego están los del PSOE, a los que a partir de ahora voy a llamar los “Cazafantasmas”, porque se han empeñado en señalar a la misma culpable –su único delito es ser amiga mía, al igual que otras personas del partido…– cada vez que EPdV saca una primicia sobre ellos. El otro día, sin ir más lejos, publicamos en exclusiva en nuestra web los cambios de delegaciones entre ediles socialistas. Rápidamente se pusieron en marcha los Cazafantasmas y se afanaron en descubrir, errados como siempre, el origen de la filtración, como si su menguante organización no fuera un coladero de información; como si no estuvieran al tanto de la noticia muchas más personas que los tres concejales implicados (muchos afiliados, la ejecutiva…); y como si el hasta ahora concejal de Deportes, Pablo Juan Martínez, no se hubiera despedido de los trabajadores del polideportivo tras anunciarles su marcha, lo que hizo sonar no pocas alarmas…

Señores Cazafantasmas: háganme el favor de seguir trabajando en lo suyo, que falta le hace a Villena, y dejen de buscar culpables donde no los hay. ¿De verdad no tienen más faena?

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