Officium tenebrarum III (El jinete del hambre)

Escena 1

Algo más de cuarenta metros de eslora, desde la entrada norte hasta la sur, delimitan el templo. Su planta hexagonal, posconciliar, puede dar pistas sobre el intento de renovación de la Santa Madre Iglesia. Su construcción, de mediados del siglo pasado, está basada en las proporciones del arca que el Altísimo dictó a nuestro patriarca Noé, que de las aguas fue salvado. Casi da vértigo. Una iglesia austera, obrera, joven, solidaria y moderna. Del pueblo para el pueblo. Sus entrañas han albergado servicios para hacer la vida más fácil a los parroquianos. Incluso hubo una guardería en sus sótanos, aunque parezca sacado de un libro de Stephen King. Quizá la disposición de los feligreses, rodeando el altar por tres lados, debió promover un cierto neohippismo católico que, como ya pasara en la Movida, degeneró en el más absoluto conservadurismo militante. No obstante, en su proa siempre colgó un ancla en forma de cruz. Tuvo mejoras y reformas, cada vez más encauzadas a crear un ambiente de comunidad cristiana-primitiva y sus paredes se llenaron de iconos pseudo-bizantinos. La guardería desapareció: imagino que no era rentable. Mitos se merendó a Logos. Tal es el escenario de nuestro Oficio de Tinieblas.

Escena 2

• Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección, él nos ha salvado y libertado.
• ¡Gloria!
• (¡Hay que ver lo que le gusta repetir mantras a la people!)
• (¿Qué esperas de una ceremonia religiosa, Andrés? ¿Un rap?)
• (Da mal rollo… acongoja).
• (De eso se trata, de tener a la gente acojonada).
• (Acongojada).
• (También).
• ¡Shhhhhhhhhhh!
• Lo siento, señora… es Juanjo, que es…
• ¡Un rojo es! ¡A ver si os creéis que no os tengo fichados!
• En el nombre del Paaaadre, del Hiiiijo y del Espíritu Santo…
• Amén.
• Amén.
• (¡Joder con la señora!).
• (La verdad es que no sé qué estamos haciendo aquí).
• (Porque es el sesenta aniversario de la parroquia).
• El Señor esté con vosotros.
• Y con tu espíritu.
• Tu espíritu.
• Lectura del Libro del Éxodo. En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón…
• (¿Habrá un vino de honor cuando acabe la misa?)
• (Pues no sé. Igual hay un ágape).
• (Me está entrando un hambre…).
• (¿No has merendao?).
• (No).
• Pero, hombre de Dios, ¿cómo se te…
• ¡Sssssssshhhhhhhhhhhh!
• (¿Cómo se te ocurre no venir merendao, con lo largas que son estas liturgias?).
• (¿Y yo qué sé? Si la última vez que fui a misa San Pedro era monaguillo).
• Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y
  verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa…
• (Eso no ayuda).
• (Uno se viene a estos sitios merendao, hombre).
• …
• …
• (Andrés).
• (¿Quéeeee?)
• (¿Crees que el vino del ágape lo harán con vino de misa?).
• (Hombre, no creo…).
• (¡Lástima! Siempre he tenido curiosidad por saber a qué sabe).
• (¿Pues a qué va a saber, Juanjo? ¡A vino!).
• (Pero a vino… ¿dulce? ¿Semi-seco? ¿Moscatel? ¿Garnacha?)
• (No sé. Si quieres, luego se lo preguntamos al presbítero).
• (¿A quién?).
• (Al cura).
• (Paso. Me dan mal rollo los curas).
• (Bueno, pues ya lo miramos en San Google, si eso).
• (Vale).
• (Empiezan a rugirme las tripas).
• ¡Sssssssssshhhhhhhhhhhhhh!

Escena 3

• (¿Falta mucho?)
• ¿Eh?
• ¿Te has quedao torrao, Andrés? Ja, ja, ja, ja, ja.
• ¡Ssssssssssssssshhhhhhhhh!
• (No, no, tío. Estaba como… reflexionando, ¿sabes? ¿Sabes eso de que escuchas la homilía del cura y te da por reflexionar?).
• (Vamos, que te has quedao torrao…).
• (Una cabezadica).
• ¿Se quieren ustedes callar? ¡No dejan a nadie escuchar el lavatorio!
• Señora, ni que lo estuviera haciendo el mismísimo Jesucristo.
• ¿No ves que son rojos? ¡No respetan nada!
• ¡Sinvergüenzas!
• ¡Señora, ame a su prójimo!
• (Andrés, creo que me está dando un bajón de azúcar).
• ¡No jodas!
• ¡¡Ssssssssshhhhhhhhhh!!
• (No sé, tío, estoy como destemplao y con una especie de agujero en el estómago).
• (A ver).
• (¿A ver qué, señora?).
• (Levántate la camiseta).
• ¡Y unos cojones!
• ¡¡Sssssssssssshhhhhhhhhh!!
• Perdón… (¡y unos cojones!).
• (Juanjo, levántate la camiseta. Confía en la señora, que parece que se las sabe todas).
• …
• (Un poco solo).
• (Pero poco).
• (Vale).
• …
• ¡Lo que me temía!
• ¿Qué se temía, señora?
• ¡Angelita, rápido! ¡Dame una horquilla!
• ¿Qué va a hacer con esa horquilla, señora?
• Tranquilo, solo será un pinchazo.
• ¿Un pinchazo? ¡A mí usted no me toca! ¡A mí solo me toca mi madre!
• Y tu mujer.
• Y Clara, claro.
• ¡Deprisa! ¡Tú agárrale las muñecas y tú levántale la camiseta!
• ¡AAAAAAHHHHHH!
• ¡Ya está!
• ¡Hostias, Juanjo!
• ¿Qué pasa?
• Nada, nada. Tú no mires.
• ¿Que no mire el q… ¡Andrés! ¡He mirao! ¡Tío! ¡Andrés! ¡Me está saliendo un tipo de la barriga!
• No es un tipo, es J.J. Benítez.
• ¿J.J. Benítez? ¿Quién coño es J.J. Benítez?
• El periodista y prolífico escritor de obras sobre ufología y ciencias paranormales, autor de Caballo de troya, entre otros títulos. Debo decir que, el pasaje de la flagelación está descrito de una manera casi quirúrgica, aunque yo, modestamente, prefiero mil veces ver la de Mel Gibson. ¡Eso sí que es una buena flagelación y no la de Martin Scorsese!
• ¡Qué miedito da usted, señora!
• ¡Tío! ¡Andrés! ¡Me está saliendo J.J. Benítez de la barriga!

Escena 4

• ¡Estos bichos hay que extirparlos cuanto antes! ¿Verdá, Eufrasia? ¡En cuanto perciben una idea plagiable, no te vale el Santo Óleo!
• ¡Diga usted que sí, señá Benita! ¡Mire lo que le hizo al pobre Libro de Urantia!
• ¡Yo no fusilé el Libro de Urantia! ¡Fue una de mis catorce mil fuentes para crear Caballo de Troya!
• ¡Míralo, cómo se defiende, Andrés! ¡Parece que fue hace cinco minutos cuando salió de mi barriga!
• ¡Crecen que tú no sabes!
• Una preguntica… esto… hijo. ¿Por qué llamaste a tu saga Caballo de Troya si la cosa va sobre Jesus Christ?
• No sé… me pareció un nombre muy molón.
• Y lo es, pero es como ponerle La muerte de Viriato a un libro que va sobre el Desembarco de Normandía. ¡Es un sinsentido, J.J.! ¡Que te llamas como un bar del pueblo!
• Bueno… no quisiera yo interrumpirles, pero… debo seguir con la Liturgia del Lavatorio de Pies…
• ¡Huy! ¡Siga, siga! ¿Verdad, señora Benita, que puede continuar el Mosén?
• Sí, sí.
• ¡Hale! ¡Pues rapidico, que el parto me ha dado más hambre!