Desde 1831, sustituyendo al primigenio y horaciano lema In Patriam populumque fluit, el sello de la Real Academia de la Historia reza: Nox fugit historiae lumen dum fulget Iberis.
Cualquiera de las traducciones propuestas, recogidas por Carmen Manso Porto en el artículo "Reflexiones sobre el sello y medalla de la Real Academia de la Historia" publicado en el boletín de la institución (Tomo CCVII – CUADERNO III SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2010), defienden la misma idea.
Ya la de Luis Rodríguez de Anciola: Las tinieblas desaparecen, cuando brilla para los españoles la luz de la Historia. Ya la de Quintín Aldea Vaquero: Mientras luzca la luz de la verdad a los españoles, huirán las tinieblas del error. Ya la de Eloy Benito Ruano: La oscuridad –la noche– huye mientras brilla la luz sobre los españoles –íberos–". Ya la de Martín Almagro-Gorbea: La noche huye cuando la luz de la Historia ilumina a los Íberos. Sí, todas defienden la misma idea: la luz sobre la oscuridad, la verdad sobre el error.
Sobre el error o la mentira cuando el error es producto de una manipulación intencionada, soslayando fuentes que impugnan la idea previa, deduciendo tesis –no hipótesis– sin vestigios que la corroboren...
Porque el historiar, como labor científica que es, exige método y rigor y... La tarea del hombre de ciencia –afirmaba Jean Louis Armand Quatrefages de Bréau– viene a ser entonces semejante a la del minero que separa el oro de la escoria. Es por esto por lo que en Historia, como ciencia, también importa separar oro y escoria. Mucho.
Como bien dice el refrán
Zapatero a tus zapatos.
Los historiadores investigan, recogen datos y analizan objetivamente los hechos.