Apaga y vámonos

¡Pendones!

No se me alteren, queridísimas lectoras, que no es mi intención insultarles con el título de esta columna. Además, servidor es de los que no entiende que el término “pendón” (según la nada misógina Real Academia, “mujer cuyo comportamiento es considerado indecoroso, descarado o impúdico”) pueda utilizarse para ofender a alguien. ¡Con lo aburridas que son las beatas…!
El caso es que Villena está llena de pendones, algunos en plena vigencia y otros, como poco, rozando el anacronismo. ¿Qué me dicen si no de esos pendones verdes que rezan “Tercer instituto ya” y siguen colgando de muchos balcones? Podría uno pensar que no está de más tenerlos colgados en tanto en cuanto no se inaugure el nuevo centro educativo, pero lo cierto es que, en ese caso, habría que colgarlos frente a las sedes de Sedesa, Ciegsa y la Conselleria de Educación, porque el ayuntamiento de Villena, cierto es que con retraso, ya ha cumplido con su parte (parte, dicho sea de paso, que podría haberse solucionado hace muchos años –en tiempos de Vicente Rodes y utilizando los terrenos que hay tras el geriátrico– de no ser por algunas Asociaciones de Padres, que todo hay que decirlo y no siempre van a ser los malos los mismos, pues mientras que en cualquier ciudad de España los niños, desde chiquititos, tardan media o una hora para ir de casa al cole, parece ser que en Villena no pueden estudiar a más de tres calles de su casita y sus mega-súper-ultra protectores papás). Es más, fíjense si ha cumplido el ayuntamiento que hasta podemos ver ya la cimentación. Como sigamos en esa línea, dentro de nada tiraremos fuegos artificiales al poner las acometidas y llevaremos a la Banda de Música para recibir a las grúas. Al tiempo.

Pero a lo que vamos, que son los pendones. Los hay que no son anacrónicos, pero sí ambiguos, porque decir “Trasvase Júcar-Vinalopó ya” es muy fácil; de hecho, se está construyendo, por lo que creo que habría que hacer unos pendones nuevos que digan “Trasvase desde Cortes ya”, o desde Antella, o desde el Tajo… o desde cualquier lugar que no sea Cullera, al menos hasta que los responsables del Ministerio, Aguas del Júcar o el ayuntamiento no se dignen a mostrar las analíticas del agua para callarnos la boca a quienes vemos este asunto casi tan turbio como el líquido que nos quieren traer.

Mientras tanto, comienzan a llegarme rumores de nuevos pendones, pidiendo, por ahí van los tiros, que no se siga ninguneando a nuestro pueblo y despojándolo de servicios como los prestados por la Delegación de Hacienda, ese lugar al que nadie quiere ir pero que, si nadie lo remedia, tanto vamos a echar de menos. En este caso, además, los rumores van mucho más allá de los pendones, porque lo que en realidad se está planteando es la convocatoria de una manifestación para decir que ya está bien de ser los tontos de la película, los que todo lo dan y no reciben nada a cambio… cosa por otro lado que tenemos bien merecida, ya que sólo nos importan los Patrimonios de la Humanidad (y ustedes me entienden).

Conclusión: a cada problema, un pendón. Ése debería ser nuestro lema. Así seríamos el pueblo de los curanderos y los pendones, lo que sin lugar a dudas contribuiría a aumentar el número de personas que nos visitan, sobre todo por lo segundo, que el mundo está lleno de salidos… ¿Qué tal un pendón que diga “Comisaría de Policía Nacional ya”? No es por joder, pero recuerdo que un concejal afirmó que a finales de 2006 la tendríamos en Villena…

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