Escena 1
- ¿Padre putativo?
- Padre putativo.
- Es normal que lo abreviaran a P.P.
- ¡Como se entere Roque! Con lo atareado que está con su campaña electoral…
- ¡Qué tío! ¡La campaña más larga de la historia! ¡Mira qué bien toco el violín!
- «A cincuenta metros, gire a la derecha».
- Gire a la derecha… tiene su gracia…
- ¡Qué oportuno!
- … sí…
- Pobrecico… a mí me da bastante lástima.
- ¿Lástima? ¡Es un pedante egocéntrico!
- Ya, pero… con el tiempo, le tomas cariño.
- Claro, como a un dolor de muelas.
- Yo creo que está mal asesorado.
- No sé.
- Oye… ¿sabéis por qué se hace coincidir el día del Padre con la festividad de la muerte de San José?
- ¿Cómorrrrr?
- A ver: hasta donde yo sé, el padre legítimo del Jesus Christ fue un palomo, ¿no?
- ¡Efectivamente! El Holy Spirit.
- Hay que ser un poco capullín para celebrar el día del padre el mismo día que murió el que crió al zagal, pero que no fue su padre.
- Eso no lo podemos saber con certeza. No tenemos noticias fiables de si fue o no fue.
- Se habla de él en la Biblia.
- Por eso: no creo yo que, un libro que cuenta cómo las murallas de Jericó cayeron al toque de las trompetas, tenga una base epistemológica muy sólida.
- Ni moral: en el pasaje bíblico de la Anunciación (Lucas 1, 26-38), se habla de las relaciones entre María y el palomo con respeto y admiración. ¡Luego, les escandaliza ver un seno!
- No sé. Preferiría que los curas se escandalizasen menos y pagaran el IBI. ¡Menudos zánganos!
- Pues no sabéis lo peor: este año no se celebra San José.
- ¿Qué me estás diciendo?
- Sí, sí. El día de San José este año… lo han quitao.
- ¿Y eso?
- Porque cae en domingo y, al ser tercer domingo de cuaresma, prevalece la celebración de las festividades del Señor ante las festividades de los santos.
- ¿Pero no es su padre?
- Su padre putativo, Juanjo. Su padre pu-ta-ti-vo.
- …
- …
- …
- Dos preguntas: ¿de dónde has sacado esa información y qué se supone que debemos hacer con ella?
- Lo he leído por ahí. Puedes olvidarla cuando quieras.
- ¿Ahora?
- Si quieres ahora, ahora.
- …
- ¡Ya está!
- ¿Ya?
- A ver, Andresito: ¿esperabas que profundizase en el tema? Porque lo mismo consideras que lo que nos has contado es de una importancia trascendental para nuestra existencia o te crees superior a nosotros porque tienes una sabiduría que, a nosotros, los normales, nos la suda. ¿Y todo por qué? Por haber leído esta mierda de dato en la carta episcopal de la parroquia de tu barrio, que todos sabemos que no paga IBI, y has pensado deslumbrarnos con tu dominio del tema y que quedemos con la boca abierta y, a lo mejor ¡lo que pasa es que te llevas una buena hostia!
- ¿Y me la vas a dar tú?
- ¡Chiiiicos! ¡No os peleéis! A mí me da penica el choteo que se llevan con el pobre San José.
- ¡Cómo estás hoy, Gabrielita! ¡Te da pena todo!
- Tiene que ser la proximidad de la primavera.
- ¿Estás primaveril, bomboncito?
- ¡Ay! Qué bobos sois, de verdad.
- ¿Sabíais que Paco viene de que a San Francisco de Asís, le llamaban Pa(ter) Co(munitatis)?
- ¡Corre y caga, Andrés
Escena 2
- ¡Ya era hora de que te viéramos agachar el lomo, alcalde!
- ¡Pues ya llevamos unos cuántos árboles plantados! ¿Dónde os habéis metido?
- El navegador del coche, que no se aclaraba y casi nos manda a Soria.
- También podríais haber venido en el bus que nos ha traído a todos los demás.
- ¡No sabes lo que nos ha costado levantar a Andrés!
- Es que no he pasado buena noche.
- ¡Anda, anda! ¿Es verdad eso, Gabriela?
- No te puedo decir con certeza, pero no he notado nada.
- ¡Seguro que has dormido como un Gusiluz, Andresito!
- ¡La pereza es un pecado capital!
- No me toquéis los huevos, que me piro y os plantáis vosotros los arbolicos, ¿eh?
- ¡Huy! ¿Es una amenaza?
- No: es una advertencia.
- ¡Pero si te has venido en mi coche! Como no te vayas andando…
- ¡Va! ¡Dejaos de tonterías, que los arbolicos no se plantan solos! Donde está Sira, hay palas y…
- Oye… ¿no notáis nada raro?
- ¿Raro?
- No sé… me siento como… observada…
- ¿Observada?
- Sí. Mi sentido lupino percibe algo extraño.
- ¿Qué puede haber de extraño en este paraje agreste, alejado de toda civilización?
- ¿Que es un objetivo preferente de las fotovoltaicas?
- ¡Sssssh! Dejadme escuchar…
- ¿Pajaricos?
- ¿Te quieres callar, Juan José? Concéntrate, kukuxumusususususu.
- …
- …
- …
- ¡Sira! ¿Puedes venir?
- Dime, Gabriela.
- ¿Veis esos arbustos? ¿Y aquel ribazo alto de ahí?
- Sí.
- …
- Creo que nos vigilan…
- ¿Cómorrrrr?
- Sí. Percibo el sonido de… varias respiraciones humanas.
- Haremos lo siguiente: reúne a la gente y diles que vamos a almorzar. Así irán al autobús. Andrés, tú los acompañas.
- ¿Por qué yo?
- ¡Porque allí no molestarás, Andrés!
- ¿A que te meto un anacardo?
- ¡Silencio! Haced lo que dice Juanjo.
Escena 3
- Pillad las palas y hagamos un círculo de espaldas.
- ¡Joer, Gabrielita! ¡Qué estratega!
- Tú no sabes la de pelis de Vietnam que he visto.
- ¡Y parecía tonta cuando la cambiamos por un botijo!
- ¡Sssssh! Vienen. Estad preparados.
- ¡Banzaaaaiiiiii!
- ¡Hostias! ¡Son ninjas!
- ¡Ninjas vestidos con uniformes de Mercadona!
- ¡Ver para creer!
No crean que les voy a detallar el desarrollo de la desigual pelea. Los ninjas, como son de la Ribera del Júcar, serán un poco desastres y se tropezarán con los cordones de las zapatillas, se pegarán barrigazos por medir mal los saltos o se meterán de lleno en un rodal de ortigas. Eso sí, como buenos valencianos, habrán disfrutado mucho con las bombas de humo al final de la lucha.
- Creo que Juan Roig está dispuesto a todo para que sus proyectos de plantas fotovoltaicas sean imparables.
- Desde luego que sí.
Escena 4
- ¿Qué tal el sábado en la plantación de árboles, señor alcalde?
- Muy entretenido, Avelino, muy entretenido.
Feliz día del padre.