Apaga y vámonos

Podemos Villena

Quietos los caballos y no se me sulfuren aún, que no pretendo aumentar el share de esta columna con un artículo-denuncia como el del Pepe Valdés sobre algunas de las personas que se dejan ver habitualmente por el Círculo Podemos de Villena. Pero se habla tanto de dicho partido, de sus líderes y propuestas, y está tan aburrida la cosa en casa, con el único partido de la oposición enfrascado en sus líos internos, que no se me ha ocurrido mejor cosa que hacer un poco de política ficción.
¿Se imaginan que tuviéramos derecho a una Renta Básica por Ser Villenero? Aunque fuera una paguica simbólica de cien o doscientos euros mensuales, con cargo a las empresas y ayuntamientos que ensucian nuestro aire con el olor de sus basuras y a las comunidades de regantes que hacen negocio vendiendo en la costa nuestra agua.

Y anda que no sacaríamos dinero, por otro lado, persiguiendo el fraude fiscal, que en Villena tiene forma de economía sumergida o de pedazo de chalet con piscina que sin embargo paga el IBI correspondiente a una parcelica con olivos y una caseta de herramientas. E incluso podríamos combatir los desahucios –y de paso dar vida al barrio– si el mayor propietario de viviendas en el Rabal, el Muy Ilustre, las sacara al mercado a disposición de jóvenes y afectados por la crisis de una manera valiente y decidida, y no con cuentagotas en forma de subasta como hasta ahora.

Con las puertas giratorias poco podríamos hacer. De hecho, apenas se me ocurren casos de políticos locales que hayan aprovechado su paso por el ayuntamiento para agenciarse algún chollo más allá de ciertos carguicos temporales en Diputación, ejemplo donde los haya de castas. Pero sí que podríamos recuperar las puertas giratorias del Banco Hispano, que ahí están las pobres, muertas del asco, con lo bonicas que eran y lo que daría de sí ese edificio convertido en centro social o cultural o vecinal…

Propuestas todas ellas imposibles –o no–, pero a lo mejor sí podríamos llevar a cabo una de las ideas más llamativas de Pablo Iglesias, Errejón, Monedero y cía: la auditoría ciudadana de la deuda, esa revisión de las cuentas públicas que todos los partidos villeneros, incluidos los del actual tripartito, prometen en campaña y olvidan según llegan a la poltrona. Y además no habría que gastar mucho en auditores: apechugaremos con aquellas deudas contraídas libremente por las sucesivas Corporaciones, como el famoso préstamo de 10 millones de euros (???) del anterior tripartito, pero salta a la vista que el sablazo por la plaza de toros es deuda ilegítima, un puyazo avalado por Francisco permíteme-que-la-pague-yo Camps, cuya responsabilidad recae en la Generalitat Valenciana y que estamos pagando religiosamente los villeneros –para más inri– a Bankia, ese agujero negro capitaneado por Rodrigo Rato que nos ha costado 4 billones de pesetas y un alud de recortes sociales… ¿Qué les parece? ¿Le decimos a Valencia que la pague Rita?

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