Vida de perros

¿Por el Agua?

Hace unas semanas, quizás un mes, fui a esperar a que el señor S. saliera de su clase de Educación Infantil. De camino a casa, entre tantas cosas que salían de su boca sin mayor orden o discriminación temática que la dictada por sus impulsos, me dijo: “Papa, hoy he aprendido a hacer un nudo”. “Vaya,” –contesté: no hay que tomar a broma estos importantes acontecimientos– “¿y cómo ha sido eso?” A lo que el señor S. respondió rápidamente: “Estaba castigado en un rincón y me he puesto a jugar con los cordones del pantalón y me ha salido un nudo”. Imaginen, queridas personas, cuál fue mi respuesta: “¿Por qué te han castigado?” Y la suya: “Papá, no estamos hablando de eso”.
Les cuento esta anécdota porque es la que me vino a la cabeza cuando supe que el honorable presidente Alberto Fabra había vuelto a visitar nuestra ciudad. Lo imaginé cuando vi aquella fotografía, rodeado de gente, delante de uno de los conductos que traen el agua del trasvase Júcar - Vinalopó, con una llave inglesa en la mano, o una llave grifa qué sé yo, como si solo él, bendecido con la gracia del Olimpo, pudiera girar esa última tuerca que cierra el circuito y permite que comience el agua a correr. Entonces, lo que me vino a la cabeza fue la imagen de alguien acercándose a su honorable estampa y reclamándole las deudas pendientes con nuestra ciudad y, aquí cierro la historia, al honorable girando la cabeza hasta encontrar su mirada y diciéndole: “No estábamos hablando de eso… No he venido aquí para eso…” Y alguien dice: “¡Oh, sí, bueno! Pero el motivo por el que vienes tampoco nos satisface”.

Nada que pueda ocurrir, aunque ocurra como quien dice en pensamientos, o entre líneas. Las desastrosas circunstancias en las que ha derivado nuestro país y el conocimiento de los entresijos por parte de la población no nos dejan, o no deberían dejarnos, tener un trato aséptico con las personas que han sido y son sus causantes. No podemos comportarnos con la condescendencia con la que lo hacemos frente a una criatura, ni podemos aceptar el estéril protocolo establecido jerárquicamente. Da igual que no sea el señor Fabra quien prometió pagar nuestra Plaza, ese no es el Problema. Es Fabra quien desatiende nuestras asociaciones socio-sanitarias, quien debe y no cumple solucionar nuestros problemas de Empleo y asistencia social, quien debe responder por las deficiencias en sanidad y educación causadas por sus recortes…

Y a alguien con todas esas responsabilidades no se le puede dejar venir aquí en plan “es que yo a lo que vengo es a apretar la última tuerca” y ofrecerle honores y dejarle marchar como si tal cosa. Él es quien es y tiene las responsabilidades que tiene, sea poniendo una piedra o suprimiendo camas en los hospitales. Pero no, él viene por el agua… ¡Cómo que por el agua!

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