Vida de perros

Producción local

Llevo ya unos meses algo confuso. Debe ser por lo de andar detrás de historias como el soterramiento, el agua, la plaza de toros, bla bla bla. Debe ser eso lo que me ha hecho despegarme un tanto del tema cultural. Ahora, la presentación del disco de Ingresó Cadáver me ha devuelto la mala leche, quiero decir, la atención hacia la cultura. Así que repaso someramente los periódicos para encontrarme con el Cincuenta Aniversario del grupo de Coros y Danzas, la Loseta del centenario y alguna que otra cosa más, todas muy interesantes y dignas –que no quisiera, mientras no sea necesario, entrar en conflicto con nadie–. Me pregunto entonces acerca de la producción artística local. Me pregunto acerca de dónde está, cómo se sostiene, hacia dónde se encamina, qué apoyo tiene y cuánto necesita. Se me hace necesario un pequeño recuento de tales características. Un balance de grupos, iniciativas, artistas, etc., que considere con especial atención a los más jóvenes (esto va por usted, Sr. Montilla) sin olvidar las necesidades reales de las producciones –de toda índole– que desarrollan los grupos estables en nuestra ciudad.
El desconocimiento parcial por parte de las instituciones dedicadas al ámbito cultural de los trabajos culturales que se realizan hoy día en Villena, es parte de la causa por la que en muchos casos se ven frustrados estos proyectos, ya que carecen de espacios, o sufren una merma en su calidad por falta de una producción adecuada. Es cierto que “quien no llora no mama” y continuando esta sentencia lo conveniente sería animar a los grupos a demandar espacios o ayudas para realizar sus trabajos. “Si ellos no vienen, yo no les puedo dar” será una de las frases que podemos encontrar a lo largo de todos estos años. Pero yo creo que una correcta política debería incentivar el acercamiento a la cultura activa de un modo menos burocrático. Debería facilitar cauces y ponerlos en conocimiento de quienes tengan un interés por seguirlos. Facilitar cauces, pero cauces negociados en cada momento con quienes lleven adelante cada iniciativa. Si hasta el momento el funcionamiento ha sido el de tomar en consideración o no los proyectos presentados, vemos que no ha sido el adecuado.

Creo que desde la perspectiva de quien crea y organiza una ciudad se hace necesaria la intervención cultural: se trata de incitar a que existan más y mejores proyectos culturales; de promover las iniciativas más interesantes; de poner en conocimiento sobre la existencia de infraestructuras; de interesarse en los proyectos que se están llevando a cabo y, como cualquier otro compañero, poner en disposición aquello que podemos ofrecer. Se trata de querer que en nuestra ciudad nazcan y crezcan grupos de música, teatro o danza, que se editen discos, que se pinten cuadros o que se modelen esculturas. Se trata ante todo de querer que en nuestra ciudad ocurra eso, no de dejar que ocurra y de dejar que quien esté interesado acuda a los centros culturales. Se trata de querer apostar por iniciativas de las que estar orgullosos y de estar orgullosos también por las metas conseguidas fuera de las puertas de nuestra ciudad. Se trata también de que nueva sangre se pueda incorporar a la cultura.

El panorama cultural por el momento no es tal, se me aparece confuso, como yo. Espero no confundan ustedes, tras todas estas palabras, su sentido: no se trata de que el sello del ayuntamiento aparezca detrás de cada disco editado, por ejemplo, de lo que se trata es de otra cosa. ¿Cuál? –me preguntan. –No lo sé. –Pero tendremos que ir pensando en ello.

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