Escena 1
Estimado lector, esta semana no hay capítulo de El Ordenanza.
- ¡Chicos, venid! ¡El literato se nos viene abajo de nuevo!
- ¡Buah! ¡Ya estamos!
- Lo que quiere es que le saquemos las castañas del fuego.
- ¡Menudo jeta!
- No, no, chicos. Lo que me pasa es que sólo se me había ocurrido hacer una lista de buenos discos del año y… la cosa no da para mucho.
- ¡La culpa es del Pedro Sánchez!
- ¡Ya están las chicas del C’s armando el pollo!
- … y quieres que te saquemos las castañas del fuego, ¿no?
- No tan crudo alcalde pero… sí, vamos. Me voy, que tengo mil cosas por hacer ¡Ahí os quedáis con la enfarruscada!
- ¡Eh! ¡Que se escapa!
- ¡Cogedlo!
- Roque, cubre la salida norte.
- ¿Qué?
- ¡Que te pongas en esa puerta, copón!
- ¡Ah, vale!
- ¡Joder, cómo corre!
- Si es que te has cebao estas Navidades, Andrés…
- El ocho de enero me pongo a régimen, tío.
- ¿El cumpleaños de Elvis?
- El nueve…
- Mejor. Yo me dejo de fumar.
- No te lo crees ni tú, Juan José.
- … ya, tío…
Escena 2
- ¿Cómo se ha podido escapar?
- No lo sé. Es como si hubiera desaparecido en el aire.
- Es lo que tiene ser omnisciente…
- ¿Qué tiene, Andrés?
- ¿Qué tiene quién?
- ¡Ah, no sé! El que se ha puesto a soltar palabras que no sabe qué significan eres tú, ¿no?
- ¡Mira que eres borde, Juanjo!
- ¡Eh! Dejaos de piques, que no tenéis diez años.
- ¡Ha empezado él!
- ¡No! ¡Ha sido él!
- Señor, ven por mí y llévate a éstos...
- ¿Qué hacemos, alcalde?
- De momento, no aventaría mucho que estamos sin timón. Imaginad lo que podría pasar si se enteran todos los personajes…
- La anarquía camparía a sus anchas…
- Sí.
- La gente robaría el papel higiénico de todos los supermercados.
- ¡Qué drama, madre mía!
- Creo que debemos actuar con presteza.
- De momento, llevamos alrededor de trescientas cincuenta palabras.
- ¡Hemos de ganar tiempo!
- ¡Necesitamos un plan!
- Necesitamos una buena mascletà.
- ¿Una buena mascletà? ¿A qué te refieres, Alcañiz?
- Se me está ocurriendo una idea que…
- ¡Cuenta!
- Este capítulo es el de Nochevieja, ¿verdad?
- Sí.
- Pues vamos a traer a alguien que, de verdad, sepa de nocheviejas y asunto zanjado: el lector se parte un poco la caja torácica, Carlos sigue manteniendo la publicación y yo, como concejal de grandes eventos…
- ¡Miedo me das!
- Vas a flipar, alcaldesito.
- Lo sé.
Escena 3
- ¿Ana Torroja? ¿No has tenido más huevos que traer a Ana Torroja?
- ¿A que has flipao?
- Sí, sí.
- ¿Ves?
- Oye, Juanjo… ¿lo haces a propósito?
- ¿El qué?
- El gilipollas.
- ¡Oye, sin insultar! ¡Ana Torroja estuvo magnífica en la gala de Nochebuena en la 1!
- Ana Torroja es el fiel reflejo de un país que continúa atado a la yunta: nieta de un ingeniero falangista al que el mismísimo Francisco Franco le creó un marquesado a título póstumo. Quizá así es bastante fácil que triunfara a finales de los setenta, junto con un montón de hijos de papá, con la súper sobrevalorada Movida Madrileña, que no fue más que un juego que se inventaron los carcas para tener entretenidos a sus hijitos mientras ellos le ponían su horma a una constitución que blindaba, con buenas palabras, el futuro de su status. Podrías haber traído a Alaska también: la eterna Reina de la Movida que no sabe cantar, ni bailar y nunca se ha molestado en aprender a tocar un instrumento. Para tener éxito, sólo tuvo que pedirlo por su cumpleaños.
- ¡Eres un conspiranoico, alcalde!
- Quizás, pero es muy vergonzoso que hayas traído a una mujer que fue condenada por crear una red de empresas muy turbias y defraudar ochocientos mil euros a Hacienda, que somos todos, aunque unos más que otros, mientras los grupos de aquí van muriendo en el más absoluto de los olvidos.
- Yo…
- Todo esto es muy traumático para ella, claro… por eso vive en México, alejada de su añorada España. Que TVE1 le haya hecho un programita en Nochebuena me parece un escupitajo en la cara del contribuyente, pero que la traigas tú, Juan José Alcañiz, demuestra que en España somos más tontos que los pelos del culo.
- …
- ¿Puedes decirle que no necesitamos sus servicios, por favor?
- Sí…
- Gracias.
- Te has puesto demasiado agrio para ser el último capítulo del año.
- ¡Vete a la mierda!
Escena 4
- ¡Buenas! ¿Me podéis enseñar el pasaporte de vacunación, por favor?
- ¡Claro, Toñi! Espera que lo tengo en favoritos…
- Avelino, no sabe la ilusión que nos hace tenerle esta noche en el Refugio.
- Tenía ganas de probar La Rojica así que, cuando el alcalde me dijo que ibais a hacer un concierto para acabar el año, no pude decir que no y… ¡aquí estamos!
- ¡Aurora! ¡Cada día más joven!
- ¡Mira que eres galán, Jose!
- Pasad, pasad. Espero que disfrutéis de la velada…
- ¿Quién toca?
- Grupos de aquí, de esos que no se acuerda nadie. De esos que siguen pagando local de ensayo y cuerdas de guitarra mientras el concejal de grandes eventos trae morralla arcaica.
- ¡Hombre, David! ¡Creí que ya no iba a aparecer en el capítulo!
- Nunca les dejaría solos del todo, Avelino. Además, me toca amenizar la noche. Espero que les guste.
- Seguro que sí.
- Eso ya me lo dirán cuando termine.
- ¡Mucha suerte!
- Gracias.