Apaga y vámonos

Pura coherencia

Dice la Real Academia de la Lengua que coherencia es la “actitud lógica y consecuente con una posición anterior”, es decir, mantener en el tiempo un mismo discurso, porque de lo contrario podríamos ser acusados de hipócritas, que son aquellos que fingen “cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”, cuando no directamente de demagogos, o sea, las personas, especialmente cargos políticos, que “mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos tratan de conseguir o mantener el poder”.
Poniéndonos trascendentales, que lo cierto es que no me apetece mucho, podría ilustrar tan filológica entradilla de la columna de hoy recordando una vez más –y lo que te rondaré, morena, porque lo cierto es que clama al cielo– que los entonces concejales No Adscritos, ahora miembros del equipo de gobierno a través de la formación Villena Centro Democrático, demandaron en su día al gobierno de Celia Lledó que se rebajase un 15% su sueldo, que desapareciera la remuneración de los tenientes de alcalde, a la que consideraban totalmente innecesaria, y que se suprimieran las pagas extras para los ediles del equipo de gobierno, petición a la que pusieron la guinda los concejales de Verdes –entre ellos nuestro ahora alcalde, Francisco Javier Esquembre– reclamando el despido de cinco cargos de confianza… Dos años después, e instalados ya en la poltrona, nada de esto han cumplido nuestros gobernantes, excepto lo de renunciar a la paga extra, pero no por voluntad propia, no se crean, sino porque se han visto obligados por las circunstancias, mayormente porque sería para correrlos a gorrazos si los gobernantes se hicieran el sueco, no se dieran por aludidos y siguieran cobrándola tras el recorte aplicado por Mariano y sus mariachis a toda la escala de funcionarios públicos.

Con este sencillo y cercano ejemplo queda demostrado que no es lo mismo predicar que dar trigo, pero puesto que ya les he dicho que no quiero ponerme trascendental, me voy a fijar hoy en otra incoherencia bastante más etílica y divertida, porque ya me contarán ustedes, estimados lectores, cómo es posible que el mismo ayuntamiento que, impulsado por su rimbombante V Plan de Prevención de Drogodependencias, prohíbe beber alcohol en la tribuna oficial de Fiestas “para dar ejemplo ante los menores”, se vuelque a través de su concejalía de Turismo en ayudar en todo lo necesario a la organización del RabalFest 2012, que no deja de ser una exaltación del consumo de cerveza y vino.

Conste públicamente, para que no quede duda alguna, que servidor está encantado con la idea de la Asociación de Vecinos del Rabal; que de no haber sido por un compromiso previo, se habría apuntado hasta a la comida con los visitantes alemanes; y que aún así se escapó a la Tercia en cuanto le fue posible para disfrutar durante no pocas horas de una jornada diferente y divertida que espera que vaya a más y tenga continuidad en el tiempo, porque propuestas así son las que sirven para situar a Villena en el mapa turístico, revitalizar su barrio más emblemático y dar vida y alegría a nuestras calles y comercios, todo lo contrario que las inútiles prohibiciones municipales, que lo único que consiguen es hacernos quedar como malos anfitriones ante nuestros visitantes y, lo que es peor, como fundamentalistas trasnochados que, a las primeras de cambio, quedan en evidencia ante la actuación de sus propios compañeros de partido y de gobierno.

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