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¿Qué es el “Internet de las Cosas” (IoT)?

El aumento en la conectividad abre todo un universo de posibilidades a distintos niveles

Desde luego, vaya por delante, que el término “Internet de las Cosas” no suena, especialmente, como algo propio de la tecnología más avanzada. Sin embargo, es una de las revoluciones del presente, aunque aún estemos en plena fase de implantación. Tal vez si hablamos, primero, del 5G muchos se encontrarán ante un concepto más familiar. Como una gran mayoría sabrá, la telefonía 5G es la nueva generación de redes de datos móviles. Se trata de un potente salto cualitativo y cuantitativo respecto de su antecesor (el 4G). Principalmente, por su mejora en la velocidad en el intercambio de datos, en la que encontramos picos de 1 Gbps (frente a los 200 Mbps del 4G), y en la latencia, que pasaría a ser de 1 ó 2 ms (contra los 100 ms de su antecesor).

Una conexión que permite avanzar a otras tecnologías

En sí, esto ya representa un gran avance, especialmente cuando hablamos de un presente en el que los móviles son la principal vía para acceder a internet y a todos sus recursos. Y más teniendo en cuenta que lo que más utilizamos requiere un importante volumen de datos; por ejemplo, el contenido audiovisual de redes sociales o de plataformas de streaming, aunque también ocurre con los videojuegos. Los juegos actuales están muy bien optimizamos para móvil y su oferta es amplia y variada; pensemos en los clásicos entretenimientos de casino; en la actualidad, la búsqueda de tragamonedas gratis es toda una tendencia, lo que demuestra que existe un gran mercado al respecto. En todos estos casos, es necesaria una conexión ágil y estable que el 5G puede proporcionar.

Pero esta tecnología va más allá de la velocidad y la estabilidad; ofrece un avance en un aspecto clave: la conectividad. Con el 5G se pueden conectar hasta 100 dispositivos diferentes por cada nodo. Y no nos referimos sólo a móviles o tabletas, sino a todo una nueva generación de “gadgets” que no era posible conectar hasta ahora. Es aquí, en este punto, donde entra en escena el concepto de “Internet de las Cosas” o (IoT). De esta forma, los diferentes aparatos podrán recabar datos y compartir información e instrucciones para su funcionamiento, lo cual abre, como el lógico, un sinfín de posibilidades en diversas áreas de la vida, como la producción empresarial, la seguridad, el ocio, la salud y tantos otros. Podemos pensar en vehículos inteligentes, operaciones quirúrgicas remotas, video vigilancia avanzada, mayor eficiencia en la producción agrícola y muchos otros ejemplos.

Usos y retos de la IoT

El elemento básico es la comunicación “Machine to Machine” (M2M). Y, aunque el 5G no resulta imprescindible, sí que proporciona una serie de recursos por su conectividad y por la potencia y estabilidad que permite llevar a la IoT a otro nivel. Los hogares inteligentes fueron uno de los primeros casos de “Internet de las Cosas”, con diversos dispositivos interconectados (elementos de seguridad, electrodomésticos, domótica, …) que facilitaban la vida de sus propietarios. Pero su uso se está extendiendo a otros niveles; especialmente, en el terreno empresarial e industrial. Pensemos, por ejemplo, en la optimización de los procesos productivos, con una reducción de costes y una mayor eficiencia. O en la trazabilidad de toda la cadena de producción y logística. También podemos imaginar “ciudades inteligentes” con mobiliario urbano interconectado para mejorar la asistencia a los ciudadanos.

Por supuesto, aún estamos en una fase muy temprana de su implementación. Después de todo, la tecnología necesaria apenas ha visto la luz hace algunos años. Pero la IoT, en combinación con otros avances técnicos, por ejemplo, con la ayuda de la Inteligencia Artificial, todavía puede potenciar, aún más, sus posibilidades. Claro está que requerirá algo más que una óptima estructura de comunicaciones: la formación de profesionales es clave para poder sacar partido de sus opciones. Pero esta es una inversión que puede verse compensada, con creces, cuando pensamos en el enorme potencial del “Internet de las Cosas” y todo lo que puede aportar a la sociedad. Y no podemos dejar de lado otro elemento a tener en cuenta: la privacidad de los datos. Después de todo, una mayor conectividad también puede tener su esfera menos amable. Sin embargo, las ventajas parecen estar muy por encima de los riesgos con esta formidable tecnología.

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