El Volapié

Quizás, quizás, quizás…

Cuando tú me preguntas que cuándo, cómo y dónde… tú siempre me respondes eso. Porque puede que las cosas no resulten al final como parecían al principio y que podamos disfrutar el próximo día 7 de septiembre de nuestro tradicional simulacro de corrida de toros.
Posiblemente, lo que les voy a explicar será un secreto a voces o una bárbara barbaridad una vez haya transcurrido el tiempo desde que escribo esto hasta que sea publicado varios días más tarde. Verán ustedes, me ha contado un pajarito de primera calidad –en realidad ha sido un halcón peregrino– que se está trabajando muy duro en las altas esferas del Partido Popular valenciano para conseguir un meritorio ascenso político para Celia Lledó y que de este modo diez concejales del partido que ha ganado de calle las elecciones municipales en Villena –aunque con pérdida de votos y no haya logrado la mayoría absoluta– pueda formar gobierno con el binomio centrista, aún otorgando la alcaldía a Juan Carlos Pedrosa.

¿Qué esto es una cosa de locos? Puede ser, pero la política hace curiosos compañeros de viaje y, sin ser esta solución del agrado del que les escribe esto, se encuentra esta opción un peldaño por encima de la que nombraría como alcalde a Javier Esquembre y al tripartito como opción de gobierno.

Partiendo de la base de que el problema es muy de fondo y hay que acometer reformas para que estas situaciones no vuelvan a suceder cuando hay tanta diferencia en votos entre el primero y el segundo, que las listas abiertas y los comicios a dos vueltas son imprescindibles para que la democracia sea transparente y no se convierta en el despotismo de los partidos políticos, que por este objetivo es por lo que debemos luchar los que no vivimos de la política y queremos que la política esté al servicio de los ciudadanos, porque así siempre gobernará el más votado, guste más o guste menos y porque sea cada cual de la tendencia que prefiera, este puntal debería ser de unión entre todos, de que me parece estupendo cuantas movilizaciones silenciosas se organicen porque las elecciones no son un referéndum, que ganar por más del doble de lo que han obtenido los segundos clasificados es mucho ganar y porque mucho más duro de aceptar por injusto es el posible beneficio que puedan obtener los terceros, vapuleados, despedazados electoralmente en todos los ámbitos y sólo a la espera de lo que les pueda caer –partiendo de todo esto, repito– en mi opinión debe ser la lista más votada la que tenga la obligación de gobernar y buscarse la vida para lograr el consenso, lo que podría dar lugar a que los segundos más votados –con menos de la mitad de los votos de los primeros– apoyasen con responsabilidad y control al gobierno minoritario presidido por Celia Lledó.

Las elecciones en España no son tan democráticas como parecen, las opciones postelectorales en Villena me parecen disparatadas y ojalá la que se materialice no vete a los toros.

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