Apaga y vámonos

Ratas de cloaca

Alucina vecina con la de cosas que pueden llegar a oírse en este pueblo, que si bien antes solía decirse que en la segunda quincena de julio aquí no se quedaba ni el Tato, ahora, al parecer, nos quedamos muchos, y tanto sol cayendo sobre este secarral de la meseta (diga lo que diga Greenpeace, Villena no está en el litoral) afloja muchas seseras y funde muchas neuronas. Siempre que se tengan, claro.
En la sección “Declaraciones peculiares de la segunda quincena” me gustaría incluir unas palabras de Celia Lledó que no he sabido entender, a ver si alguien, tal vez la propia Celia, es tan amable de aclarármelas: Aprovechando que el Pisuerga pasa por el Azud de la Marquesa y que no fueron ni los gatos a ver a Coti, aseguraba la presidenta popular que lo suyo sería tener una plaza de toros rehabilitada con un aforo de 10.000 plazas para atraer a personas de toda la provincia. No sé si Celia se explicó mal, los periodistas no supieron transcribir o yo estoy insolao, pero me pareció entender que si el concierto se hubiera hecho en la plaza de toros no habría sido el fracaso que fue. Y no puedo estar de acuerdo, porque creo cuanto más grande fuera el espacio mayor habría sido la sensación de vacío, y también porque estoy convencido de que Coti no llenaría una sala mediana ni con Paulina. En fin, todo sea por la plaza de toros…

En cualquier caso, esto no pasa de ser una mera anécdota que –que nadie se confunda– nada tiene que ver con el título de esta columna, en la que vamos a tratar el que me temo será un nuevo asunto estrella: el parking de la Avenida de la Constitución, las nostalgias del subsuelo y la Villena miserable. Porque miren que hay que ser miserable, además de cobarde, para insultar desde el anonimato a cualquier paisano, sea quien sea, por el simple hecho de que sus ideas no coincidan con las de uno.

Por si no lo sabían, eso es lo que ha pasado con Jesús Martínez, presidente de la Asociación de Comerciantes, quien tuvo la peregrina idea de opinar sobre el parking de la discordia para afirmar que hoy es “necesario” y mañana será “beneficioso”, afirmación, dicho sea de paso, que yo comparto, aunque, al igual que Jesús, también comparta la preocupación de los vecinos y comerciantes de la zona, que tienen toda la razón del mundo cuando exigen ser escuchados, informados y tenidos al tanto de todo lo que se cueza alrededor de este asunto.

Pero lo cierto es que ha bastado que Jesús dijera lo que dijo para que hasta 21 cobardes y miserables (imagino que serán menos, que hay mucho travesti suelto en los foros de internet) le hayan dicho de todo, desde el insulto personal a la descalificación de su empresa pasando por esto tan cutre y bananero, tan de cazurro de pueblo y paleto, que es intentar insultar a alguien diciéndole que “no es de Villena”, casualmente lo mismo que se le decía en su día al anterior presidente de la asociación, Alfonso Aparicio.

A mí, como comprenderán, me da igual de dónde sean Jesús, Alfonso y cualquiera que como ellos haya venido a Villena a trabajar y crear empleo. Bienvenidos sean siempre. Y que se vayan, también para siempre, esos miserables incapaces de aceptar la existencia de personas con opiniones distintas a las suyas. O por lo menos, si no conseguimos extirparlos de esta sociedad nuestra a la que tanto daño hacen, que podamos recluirlos con sus semejantes en ese subsuelo que de repente tanto queremos, acompañados, claro está, por sus semejantes: las ratas de cloaca.

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