Viéndolas pasar

Reflexión

Este periódico sale los viernes, por lo tanto, mañana será San Alfredo… perdón, día de reflexión. Es ese día tan especial en el que los indecisos deberían quedarse en casa pensando a quién dar su voto el domingo próximo y a ser posible, sin poner la TV más que nada para evitar cualquier tentación de aquellos políticos que se ponen a dar ruedas de prensa y mítines en tan señalada jornada a pesar de estar prohibido, como ya sucediera en las pasadas Generales.
Estas elecciones llegan en un momento difícil en lo económico. Las familias tienen cada vez más problemas, no sólo para llegar a final de mes, esto es utópico, ahora cuesta mucho esfuerzo pagar la hipoteca y esto es algo que notamos todos, y una buena política social sería buscar la forma de conseguir que las débiles economías domésticas no se vean tan mermadas por coyunturas económicas que vemos de lejos pero nos afectan muy de cerca.

Decía una nota recientemente publicada por Juventudes Socialistas que porcentualmente, las viviendas han subido en torno a un 5% con el gobierno de Zapatero frente a un 16%, más o menos, que lo hizo con el PP. Lo primero que pensé al leer estas cifras, las cuales me creo, es que un 16% del precio de una vivienda de hace 12 años, podría ser, en euros, una cifra muy próxima, incluso menor, que un 5% del precio actual de cualquier vivienda. Ya se sabe que las cifras se manejan al gusto de cada cual, pero conviene saber, aunque sea de vez en cuando, alguna verdad completa, no una imaginativa forma de no decir una verdad completa.

Hablamos de políticas sociales y de igualdad, sí, se nos llena la boca con ello y con las partidas presupuestarias que se han adjudicado pero en realidad, ayudas verdaderamente útiles y duraderas, no veo por ningún sitio. Por ejemplo, una mujer mayor de 35 años que ha dedicado sus anteriores años a sus hijos, no encuentra ni facilidad para acceder a un puesto de trabajo por cuenta ajena ni siquiera una mínima ayuda para poder crear un empleo para sí misma como trabajadora autónoma. Ni subvenciones, ni siquiera una condonación de los gastos iniciales, por ejemplo, en materia de seguros sociales. Difícil lograr una igualdad plena cuando no se dedican recursos para ello, ¿no les parece?

Para esa reflexión que debemos hacer mañana, me planteo otros asuntos como por ejemplo, el terrorismo. Me cansa escuchar que gracias a la política desarrollada en esta materia por parte de ZP, con su fallida negociación, etc. se ha logrado una legislatura con menos muertos que en ninguna anterior. “Sólo” ha habido 4 muertes por esta lacra, sin embargo, la sensación del ciudadano sigue siendo igualmente cruel porque la amenaza está ahí, sea la “autóctona” como también la mundial, esa que algunos, falsamente, achacan a la participación de España en la guerra de Irak. La amenaza es real, está ahí, y eso hace que nos sintamos inseguros. ¿Soluciones? No las hay.

Podemos hablar, cómo no, de la distribución solidaria de los recursos hídricos pero ni hay distribución ni mucho menos solidaridad. En esto, parece ser, sí se han puesto de acuerdo los grandes partidos centrales, es decir, gane quien gane, hasta 2015 por lo menos, no habrá trasvase de excedentes ecológicos del río ese catalán que nace en tierra extraña… antes conocido como Ebro y su trasvase como trasvase del Ebro, unas palabras que ahora suenan a tabú para unos y para otros.

Y ante la falta de ideas nuevas, nuestros grandes políticos tiran de chequera, uno regalando dinero de forma, aparentemente, directa, y el otro anunciando unas bajadas de impuestos que, a mí ya no me engañan, serán compensadas con las subidas de otros tributos, sea de forma directa o de forma indirecta.

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