Escena 1
- ¿Sabes, Juanjo? Vivimos en una sociedad rara. Por una parte, intentamos liberarnos de nuestras ligaduras pero, por otra, lo único que hacemos es cambiar de cuerda.
- ¿A qué te refieres?
- El otro día, buscando curiosidades por internet, di con una página de días internacionales en febrero.
- ¿Tienes insomnio?
- No, no. Eran las ocho de la tarde.
- ¿Os pongo algo, chicos?
- Yo un café y un donut, por favor. ¿Quieres un café?
- Eso luego. Ahora ponme un plato de magro con tomate y un tercio, por favor, Vero.
- ¡Marchando!
- Gracias. Bueno, como te decía: ¡se celebran unos días que lo flipas! Hice una captura de pantalla para enseñártela.
- ¿Enseñarme el qué, tío guarro?
- ¡Joder, Juanjo! ¡No seas zafio! ¡Estoy contándote algo importante, tronco!
- ¡Ufff! ¡Zafio! Te estás juntando demasiado con el alcalde, tío…
- Bueno, ¿me dejas que te cuente o te tomas el café solo?
- Lo tomo solo. Con leche me repite.
- ¡Huy! ¡Qué gracioso es Juan José! ¡Ay, que me parto de la risa!
- Anda, cuenta…
- ¡Ahora te jodes! ¡Te vas a quedar con las ganas!
- ¡Vale! ¡No me lo cuentes! Intentaré sobrellevar mi existencia con ese peso en mi alma. Vero, ¿puedes pasarme el Marca, por favor?
- Espera, que busco el pantallazo en el móvil…
- ¡No, no! ¡Me la suda tu pantallazo!¡Prefiero el Marca! ¡Jajajajaja!
- ¡Vete a cagar, tío!
- ¿Me lo vas a enseñar o qué, plomo?
- ¡Ja! ¿Lo quieres ver? ¿Lo quieres ver? ¿Eh? ¿Dónde está tu Dios ahora, Juanjito?
- Llegando en manos de Vero.
- Aquí tenéis, chicos: un tercio, un café, un donut y el Marca. El plato viene de camino.
- Gracias, bonica.
- ¿Me lo vas a enseñar o no?
- ¿Enseñar el qué?
- ¡El pantallazo!
- ¡Joer! ¡No me acordaba!
- ¡Qué dispersión, Andresito!
- ¡Flipa! El día internacional de leer en voz alta, día mundial del hombre del tiempo, día de Bob Marley, día del pangolín, día del gato, día del pistacho…
- Hombre, me parece guay tener un día del pistacho. No sé… molan.
- ¿No te das cuenta?
- ¿Cuenta de qué?
- De que, a medida que nos hemos alejado de la religión tradicional, hemos creado una pseudo-religión tan ridícula como cualquier otra. Hemos creado una legión de cosas para celebrar en la cual, hay fechas señaladas, como el 8 de marzo, el 1 de mayo…
- El 14 de abril.
- Sí, pero hay un montón de días en los que celebramos unas gilipolleces de mucho preocupar. ¡Hemos creado un santoral para gilipollas!
- … vale.
- ¿No lo entiendes?
- …
- ¡Hemos abandonado la religión para crear una religión, pero como de broma!
- ¿Y?
- ¡Que los humanos somos unos pringaos, tío! ¡Es como si dejamos de ser cristianos para sentirnos más libres y nos hacemos hare Krsna!
- Ya, tío… no sé qué podemos hacer para frenarlo. ¡Bueno, sí! Métete a fraile y ve por la calle con una campanilla gritando: ¡Arrepentíos!
- ¡Vete a paseo!
- Pues yo no veo tan descabellado lo que dice Andrés. El magro. Buen provecho.
- ¿Ves? Vero me escucha.
- Yo, lo que veo es que os juntáis demasiado con el alcalde.
- Pues mira, ahí lo tienes.
- ¡Qué pasa, coooooncejales! ¿Malgastando el dinero que os paga el ciudadano? Buenas, Vero. ¿Me pones un café, porfi?
- ¡Marchando un café!
- ¡Hombre, alcalde! ¿Qué marcha me llevas?
- Nada, la verdad. He venido a echar un café rápido y a seguir con lo del nodo.
- ¿Los cortometrajes documentales que se exhibían en los cines españoles antes de proyectar las películas entre 1943 y 1981?
- ¿Qué dice este tío, Andrés?
- No sé, hoy está de gracioso subido.
- ¿Le partimos las piernas?
- ¡Hombre! Siendo tú alcalde y nosotros concejales, no sé si sería muy buena propaganda para nuestra ciudad…
- Pues a mí, lo del día del pistacho me parece buena idea… no sé… me recuerdan a las portadas de Interviú de Victoria Vera.
- ¡Eres mu bruto, Juan José!
- ¡Y muy machista!
- ¡Ahí le has dao, Vero!
- No pillo lo del día del pistacho…
- ¡Pues haber llegao antes, alcalde!
- ¡Ostras! ¿Habéis visto las fotos del Roque con el Almeida?
- ¡No jodas!
- ¡Sí tíos!
- Hace unos días, el castañero de Rajoy, hoy Almeida…
- ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Una foto con Buzz Lightyear?
- ¡Parece el pequeño Nicolás de fiesta con la crema!
- Ya no me dedico a eso, señores. Ahora soy un crack del bitcoin.
- ¡Hostias! ¡El pequeño Nicolas!
- El café, alcalde.
- Vero, ¿nos echas una foto?
- ¡Ha desaparecido!
- Como vino, se fue.
- Inquietante.
- Sí.
- Je…
- ¿Habéis leído lo último del Froilán?
- No.
- Lo han pillado en un after clandestino con menores, cachimbas y cocaína rosa.
- ¿Cocaína rosa?
- Sí, tíos. Es como la blanca pero con colorante para pijos de ultraderecha.
- ¡Qué tío, el Froilán! No sé yo si es buena idea lo de llevarlo a Abu Dabi, con el Emérito de la Calzada.
- Pensad que, si las Infantitas Leonor y la otra… que no recuerdo cómo se llama, cascaran, Froilán sería Rey de España por derecho. De hecho, si la Constitución Española no fuese una marioneta franquista y juancarlista, y no hubiera discriminado a su madre en la carrera a la Sucesión, estaríamos hablando del Príncipe de Asturias, amiguetes. Ahí lo dejo: ¡bailadlo!
Vero, ¿te cobras? He de seguir con lo del nodo. (SILBA LA MELODÍA) - Ya te invitamos nosotros, que te las pintas solico pa joderle el día al más pintao.
- De nada, bonicos, Chao, Vero.
- Chao, Alcalde.
- Pues a mí, lo del día del pistacho, me ha tocao la patata, tío.
- ¡Estás enfermo, Juan José!
- … ya…
Escena 2
- ¿Ya de vuelta, señor alcalde?
- Ha sido un cafelito breve, Avelino, que estoy hasta arriba de trabajo.
- Pues, una cosa detrás de otra.
- Nada que no pase de largo, como nosotros.
- Por cierto, señor alcalde, me gustaría hablar con usted, cuando tenga un ratito libre.
- Espero que no sea nada grave, Avelino.
- Descuide, es una conversación de… amigos. Nada que no pueda esperar a otro capítulo.
- Buscaremos el hueco.
- Gracias, señor alcalde.
- A usted siempre, Avelino.