Abandonad toda esperanza

Ten amigos para esto

Abandonad toda esperanza, salmo 250º
Sí, amigos, yo también estoy en Facebook. Y se me hizo muy raro lo de volver de ver La red social -que como sabrán cuenta el origen de la idea y los litigios que le siguieron- y contarles a mis 220 amigos (les juro que conozco personalmente a casi todos ellos) lo que me había parecido. Roberto Carlos -el cantante, no el futbolista- habría alucinado cuando cantaba aquello de "Quiero tener un millón de amigos" si por aquel entonces hubiese existido esta web, que según cuenta el film nació como una traslación de las fiestas exclusivas, los clubs sociales y los mentideros del mundo universitario a Internet. Y si alguien tan poco dado a las fiestas exclusivas, los clubs sociales y los mentideros como un servidor es usuario de Facebook es mérito de sus creadores, Mark Zuckerberg y Eduardo Saverin, respectivamente ideólogo y financiero del proyecto, y amigos del alma hasta que el dinero se metió de por medio.

Desde la primera y muy brillante secuencia, el film muestra a Zuckerberg como un informático de los que hablaba Nacho García en un estupendo monólogo, de esos que no pueden atender a la novia porque están en casa dándole al "Ctrl + Alt + Supr" a base de pollazos, y que confirma lo que ya sospechábamos desde que vimos Rain Man: que del genio al autista solo hay un paso. Un paso que el director David Fincher todavía no ha dado: olvidándose de nuevo de los giros de guión y los virtuosismos formales que le dieron fama en Seven, The Game y El club de la lucha, continúa empeñado -como en Zodiac o Benjamin Button- en convertirse en el nuevo clásico con mayúsculas del cine contemporáneo. No dudo que lo conseguirá si sigue arropándose de repartos tan consistentes como el encabezado por un espléndido Jesse Eisenberg, al que acompañan otras promesas como Andrew Garfield, Rooney Mara o Justin Timberlake, como sabrán si cotillean en las redes sociales el nuevo Spiderman, la nueva Lisbeth Salander y el ex novio de Britney Spears. Pero si hay alguien cuya labor hay que destacar ese es el guionista Aaron Sorkin: especialista en intrigas presidenciales -escribió El presidente y miss Wade, La guerra de Charlie Wilson y la serie El ala oeste de la Casa Blanca-, su mayor logro hasta ahora era el libreto, según su propia obra teatral, de aquella fabulosa película, tan manipuladora y demagógica como apasionante y efectiva, titulada Algunos hombres buenos. A partir de ahora su nuevo mejor trabajo es este tratado sobre la amistad traicionada que incluye algunos de los diálogos más soberbios que oiremos en años.

Es indudable que la herencia del mejor cine clásico norteamericano sigue viva: la guardan cineastas como Fincher o Ben Affleck. Sí, amigos (reales y de Facebook), Affleck cuando dirige es otra cosa, y su segundo film tras las cámaras, The Town, es además de un estupendo ejercicio de género policíaco el retrato de una amistad a punto de quebrarse: la que mantienen los ladrones interpretados por el propio Affleck y un Jeremy Renner que deberían volver a nominar al Oscar, aunque fuese como secundario, después de En tierra hostil. Ahora bien, como es de género, nadie se acordará de ella cuando se hagan las quinielas de lo mejor del año... y merece ser tenida en cuenta; casi tanto como La red social. Así que dejen de perder el tiempo dándole al "Asisitiré" de los eventos del Facebook y vayan al cine.

La red social y The Town (Ciudad de ladrones) se proyectan en cines de toda España.

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