Todos seguimos, o hemos seguido en algún momento, alguna moda. En España, es algo normal que transformemos modas en tendencias y, luego en costumbres hasta alcanzar la categoría de tradición. ¡Así no hay quien pueda, amigo lector! ¡Corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad robotizada! ¡No nos podemos permitir perder el espíritu vanguardista!
Perdone mi vehemencia, pero es un asunto que me enciende la sangre, ¿sabe? No me quiero poner trágico en el primer día de curso. Casi prefiero pensar que, nuestros personajes, han acabado sus vacaciones y se enfrentan, indefensos, a unos próximos meses de movidas ininterrumpidas, con las elecciones municipales como guinda del pastel. Pasen y lean.
Escena 1
- La tendencia a seguir es atacar indiscriminadamente a todos y cada uno de los movimientos que haga el alcalde, en público y en privado.
- Eso me parece un poco fuerte, Pepe…
- Tenemos que llegar a la alcaldía y, la mejor manera de hacerlo es que la ciudadanía no tenga descanso. Que sienta que su tierra, su idiosincrasia y su bolsillo está en las manos equivocadas. Que el votante, confundido y decepcionado, castigue o, al menos, dude.
- ¿Crear discordia?
- ¡Exacto, Roque! ¡Algo tan español como eso! ¡Crear discordia!
- Yo… no lo veo.
- ¿Te estás ablandando?
- No, no… sólo que…
- ¿Qué?
- Que pienso que se nos puede ir de las manos y volverse en nuestra contra.
- Roque, ¿te puedo confesar algo? Así… en confianza…
- ¡Por supuesto, Pepe!
- Nuestro partido está cayendo en una decadencia de lo más exasperante: el Feijóo, el Almeida y la Ayuso parecen los fraggle rock, Roque. Necesitamos volver a nuestra época dorada, con los Aznar, Zaplana, Camps, M. Rajoy, Trillo y Rita.
- ¡Qué años aquellos!
- Los ladrillos eran lingotes de oro en las manos adecuadas. ¡España iba bien!
- ¡Sí!
- ¡Eso sí que eran ataques al cuello! ¡Váyase, señor González! ¡Manda huevos! ¿Y qué me dices de aquellas frases míticas? ¡El caloret! ¡Esto lo pago yo! ¡Estamos trabahando en eio! ¡Brillantísimo, brillantísimo!
- ¡Dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo!
- Mira… ahí no estuvo fino Mariano…
- Es verdad. Lo siento…
- No pasa nada, tranquilo.
- …
- …
- …
- ¿Entonces, crispamos a ultranza? ¿Por Santiago y cierra España?
- ¡Enga!
Escena 2
- ¡Hombre, Vicente!
- ¡Buenas, Avelino! ¿Qué tal?
- Comprando unas cosillas para la Toscana.
- ¿Tienes el traje preparao?
- No, amigo: este año no salgo. Vamos a pasar las fiestas allí.
- ¿Con las ganas que hay?
- Sí. Creo que van a ser históricas y… prefiero no hacer historia. Se prometen densas.
- ¡Empalagosas, diría yo!
- Así que, Aurora y yo hemos decidido alejarnos del mundanal ruido.
- ¡Hacéis bien!
- ¿Y tú? ¿Cómo van tus tentativas de suicidio?
- Me estoy planteando dejarlo, Avelino.
- ¿Qué me dices?
- Desde que apareció el Tik tok de los cojones ya nadie atiende a los suicidas. La gente prefiere suicidar su dignidad haciendo vídeos bochornosos a ser testigos de un buen hara-kiri. La sociedad está alienada con la tecnología.
- Sí. Es una pena. ¡Los tiempos no esperan a nadie, amigo mío!
- Si intenté actualizarme y retransmitir un suicidio en streaming por Facebook pero…
- No salió bien…
- Sí, salió de maravilla. Desde el primer momento me pareció una idea genial, así que le dije a la parienta: Joaquina, esta vez voy a hacer las cosas de otro modo. Ponte guapa, que nos vamos al Ikea.
- ¿Ikea?
- ¡Claro! Estuvimos buscando cuchillos de cocina para cortarme las venas, pero estaban por las nubes, así que, compramos una cuerda modelo Søggḁ y un aro de luz de esos que utilizan los jóvenes pa’ salir más guapos en las fotos del móvil, comimos y nos volvimos para casa. Me puse a estudiar la altura necesaria para que la cosa fuese espectacular, el encuadre… todo salió a pedir de boca.
- ¿Entonces?
- Que, como sabes, el ahorcamiento es un proceso que depende de que la restricción del riego sanguíneo y la asfixia produzcan la inconsciencia. Es normal que se tarden dos o tres minutos en morir, con lo cual, al no ser inmediato, en el momento de la muerte había tres espectadores de los 1468 que llegué a tener cuando salté de la silla.
- Vaya…
- ¡Un fiasco en toda regla!
- Lo siento.
- Tranquilo, Avelino.
- En los tiempos que corren, ya no se aprecia la dedicación.
- Si llego a saberlo, me vuelo los sesos a lo Kurt Cobain, aunque no creo que a la Joaquina le gustase la idea: la masa encefálica sale fatal del papel pintado.
- Imagino.
- En fin… voy a ver si termino de comprar, que la parienta debe estar que trina.
- Te dejo comprar tranquilo. Siempre es un placer verte, Vicente. Dale un beso a Joaquina de mi parte.
- Saluda a Aurora, amigo.
Escena 3
- ¿En serio queréis llamar la atención de los jóvenes con esta campaña?
- ¿Qué tiene de malo?
- Nada, nada. Vosotros sois los entendidos.
- Además, no solo está hecha para los jóvenes. Este año se estima que van a haber más intoxicaciones etílicas que en todas las fiestas pasadas juntas.
- ¡Pues mejor me lo pones! Tenemos que encontrar algo más contundente para tumbar esa tendencia.
- ¿Y qué propones, alcalde?
- No sé… te diría lo de «Lo que él cree que está pasando/lo que realmente está pasando» pero…
- ¿Pero qué?
- Que son fiestas de moros y cristianos: para aguantar lo que realmente va a pasar, es mejor ir hasta el corcho.
- ¡Atiende qué chispa tiene el primer edil!
- ¡Chicos, creo que lo tengo!
- …
- …
- …
- ¡Suéltalo ya, Andrés!
- Si bebes, no desfiles.