Vida de perros

Terra Tísica

Terra Mítica no funciona. Vale que tampoco funcionen sus hermanas Isla Mágica, Port Aventura o Warner Bross. Park. Vale que tampoco funcione Disneyland París, que sigue en funcionamiento tras once años de pérdidas pese a sus 10,3 millones de visitantes anuales.
Vale que distintas asociaciones ecologistas denunciaran irregularidades en los nuevos trazados de cuatro vías pecuarias que cruzaban el terreno donde se construyó el parque temático, entre otras denuncias. Vale que se retiren los inversores y que las pérdidas de la sociedad de Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana sumen en cinco años más de 120 millones de euros. Vale que Fernández de la Vega le diga a Zaplana que “su Terra Mítica ha pasado a ser un feudo de corrupción”. Pero que además exista una denuncia presentada por la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana contra la tal sociedad por presunto fraude a Hacienda es el colmo de lo soportable.

Hace ya años bromeaba con algunos amigos murcianos acerca de nuestro presidente, Eduardo. Además de las pullas acerca de sus orígenes y su ausente lengua valenciana (valiente sinvergüenza estaba yo hecho, siendo villenero en Murcia, riéndome del hablar valenciano de Eduardo), la “amenaza” consistía en desear a Eduardo al resto de españoles, “pa que lo suframos todos”. La amenaza se hizo realidad y lo que fue broma pasó a ser asunto serio. Pero mordiendo el trozo que más cerca de la boca tengo, como villenero, alicantino y valenciano, todavía me queda su retrato en el maldito parque temático (entre otras heroicidades). Maldito porque nos ha costado, paga el Consell, 40,9 millones de euros más en uno de esos intríngulis financieros llamado “operación acordeón” consistente en hinchar para luego desinflar, que ha supuesto una rebaja del capital del 66,8 %. Y algunos nos preguntamos, ¿para qué echar más al saco roto?, ¿por qué se empeñan en continuar manteniendo productos que no funcionan?, ¿no supone nuestra costa, aún más nuestro Benidorm, suficiente aliciente turístico por sí sola?, ¿no es más interesante ahora continuar promocionando hacia el interior, algo que salta a la vista?

Pero como las desgracias no vienen solas y algo le tocaba a Alicante, llegó la Ciudad de la Luz. Estas instalaciones fantásticamente presentadas en su página web, ya han sido inauguradas, ¿o no? Lo cierto es que no lo tengo claro, y si echo mano a mi memoria tendría que reconocer que me constan dos inauguraciones aunque ninguna de ellas me parece la oficial. De momento, como toda inversión dirán, tiene una deuda acumulada de 47,3 millones de euros. Aunque su director José María Rodríguez Galant, no duda que tras los rodajes de «La dama boba», «Arritmia», y ahora «El camino de los ingleses», de Antonio Banderas, la industria internacional del cine descubrirá su potencial y el complejo comenzará a generar beneficios que también se harán notar en la ciudad de Alicante. Al resto sólo nos queda decir que esperamos que así sea y cruzar los dedos y esperar que no se olviden de generar empleo que falta nos va a hacer.

En lo referente a nuestra ciudad, pues no debemos estar preocupados: no tenemos complejos temáticos, ni centros comerciales, ni centros de ocio, ni campos de golf, así quedamos exentos de grandes chanchullos o de pérdidas millonarias tanto como de inversiones que promuevan el turismo y fomenten nuevos empleos. Sabemos que cuando abandonemos para siempre nuestro metro cuadrado de suelo frente, por ejemplo, a la máquina de cortar, siempre podremos pasar el día paseando por el paraje del Grec, tropezar en el paseo de Chapí, o admirar la “monumental” plaza de toros, heredada de nuestros antepasados.

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