Escena 1
- ¡Most! ¡Eh, Most! ¿Tienes por ahí la colcha?
- Ahí la tienes, Roque, donde la dejaste hace media hora.
- Gracias, Most. Te estaré agradecido forever.
- ¿Agradecido? ¡La colcha es tuya y la puedes venir a oler cuando quieras!
- No, no. Esta vez no es para olerla. ¡Él está aquí de nuevo, Most!
- ¿Él?
- ¡Sí, tío! ¡Núñez Feijóo está acostado en posición fetal en mi cama! ¡De nuevo! ¡Y me ha pedido la colcha de lagartera para no tener frío, Most! ¡Núñez Feijóo recuerda mi colcha de lagartera! ¿No es maravilloso?
- Es… ¿raro?
- No es raro, ¡es un Presidente de fiar!
- No sé yo si, alguien que se va de vacaciones en el yate de un narcotraficante amigo suyo y, después reniega de esa amistad, es muy de fiar.
- ¡Anal·lítica!
- ¿Qué hace ésta aquí, Most?
- No sé, Roque. La Mostocueva empieza a ser más visitada que la Alhambra.
- ¡Pues vaya guarida secreta tenemos! ¡Así, no hay quien esté seguro!
- ¿Y qué esperas? Estamos en España. Aquí se os mete un okupa y, en lugar de echarlo, el Gobierno le pone una paga. ¡Y, si es inmigrante, dos!
- A ti nadie te ha dado vela en este entierro, Anal·lítica.
- Lástima, porque traigo un arma secreta que puede hacer que vuestro candidato a Moncloa se vea reforzado.
- ¿Sí? ¡Cuenta, cuenta!
- (No te fíes, Roque. A los de Vox la tapa de la olla no les cierra nada bien).
- ¡Te he oído, súperhéroe de chichinabo!
- Bueno, ¿vas a decirnos de qué se trata lo de tu arma secreta o has venido sólo para insultar a Mostoboy?
- No es de qué se trata, sino de quién se trata.
- A ver, sorpréndenos.
- ¡Qué acritud destilan tus palabras, Mostoboy! ¡Yo, que siempre he intentado beneficiar a los adalides del españolismo (aunque muchos de ellos no vistan con prendas de Spagnolo)!
- ¿Te quieres dejar de monsergas y contarnos lo del arma? ¡Te enrollas más que Paco Lobatón y Mostoboy juntos!
- ¡A mí dejadme al margen de vuestras movidas político-festivas!
- El arma secreta de la que os hablo es…
Escena 2
- ¿Miguel Bosé?
- Sí.
- ¿El famoso hijo de torero y folclórica?
- No, ese es Paquirrín. Yo soy hijo de torero y modelo italiana.
- ¡El caso es que quiero recordar de qué me suenas! ¿Tú eres el de El caballero del dragón, la superproducción retro-futurista de Fernando Colomo, en la que un extraterrestre aterrizaba su ovni en plena Edad Media y se montaba un drama allí que Dios tiritaba?
- Sí.
- ¡Qué honor haber podido actuar con Harvey Keitel, Klaus Kinsky y Fernando Rey! ¡Y todo en una peliculaza!
- Lástima que acabase siendo un fiasco de taquilla e hiciera dormir a las ovejas.
- ¡Menudo actorazo estás hecho, pájaro!
- Bueno, actor, lo que se dice actor… no soy. Lo mío es… más bien… la música, Mostoboy. ¿Era Mostoboy, verdad?
- Perfectamente pronunciado, Miguel, pero con lo de la música me has descolocao. Lo siento again.
- ¿Si te digo que soy el de «Amante bandido»? ¿Eh? ¿Cómo se te queda el cuerpo?
- Amante bandido… amante bandido… puesssss… ahora mismo no caigo. Sorry.
- ¿Cómo?
- ¡Amos, no me jodas! ¿No conoces Amante bandido?
- Acho, Roque, tu alter ego no es de este mundo.
- ¡A mí no me metáis en sus movidas!
- ¿Y no conoces «Nena», «Te amaré», «Morenamía» y todas sus respectivas y recurrentes remezclas?
- Pues… no. Lo siento.
- …
- …
- …
- … Parece que se está quedando buena tarde, ¿no?
- Sí, es lo que tiene el veranillo de San Miguel.
- ¡Ya sé quién eres! ¡Claaaaarooo! ¿Cómo he podido estar tan ciego? ¡Tú eres el tipo ese que decía que el/la coronavirus no existía! ¡El que se pinta los ojos con el tapón del tarro de tinta china!
- ¡El mesmo!
- Tengo que felicitarte, Miguel: haces unos memes de traca.
Escena 3
- De momento, no entiendo nada, Anal·lítica. ¿Nos traes a Miguel Bosé para dar empuje a Alberto?
- ¡Joder, Roque! ¡Qué corticos sois los moderados, coñio! ¡Es la única esperanza que le queda a tu partido para llegar a Moncloa!
- … Ya nos dirás cómo.
- ¿Puedes traer al candidato a la Mostocueva o subimos a tu casa?
- No, no. Ya lo traigo aquí. Así una de mis dos guaridas quedará en el anonimato. Esperadnos en la sala de reuniones.
Escena 4
- ¿Dónde me llevas, Roque? ¿Por qué bajamos al sótano de tu hórreo?
- No se preocupe, don Alberto. He encontrado una vía para que usted tenga una última oportunidad de llegar a Moncloa.
- Eso ya no es posible. Si vieras cómo se descojonaba el hemiciclo cuando dije aquella lapidaria fraseciña de «tengo a mi alcance los votos necesarios para ser Presidente, pero no quiero».
- No les haga caso, don Alberto.
- A la salidiña, Rufián me preguntó por esa frase: «aleshores, per què collons t'has presentat a President, noi?». No supe qué decir, más que nada, porque me habló en catalán y no entendí ni una palabriña. ¡En catalán, Roque! ¡A mí, que estaba dispuesto a ser un presidente de fiar para todos los españoliños, por muy separatistas, renegados y comunistiñas que fuesen! ¡En catalán!
- Ya hemos llegado, don Alberto. Mire, le presento a Miguel Bosé.
- ¿El de «El caballero del dragón»?
- Sí, don Alberto. El de «El caballero del dragón».
- Y, ¿en qué nos va a ayudar este insigne y polifacético actoraciño, Roque?
- Usted déjese llevar, don Alberto.
- (No sé, yo lo veo fuera de órbita. Como si, el rapaciño, se hubiere radicalizado)
- No se ha radicalizado, se ha vuelto más lúcido (dice).
- Señor Núñez, permítame decirle que su mente no está pensando con claridad. Usted está siendo víctima de una conspiración gubernamental para que crea que no ha sido investido Presidente del Gobierno.
- ¿Cóooooooomoooooorrrrr?
- Lo que ha oído.
- Pero, ¿es eso cierto, rapaz?
- Tan cierto como que mi música está a la altura de los más grandes a nivel mundial.
- ¡Hostia putiña! Entonces, si el Gobierno está conspirando contra mí y yo soy, realmente, Presidentiño… ¡Estoy conspirando contra mí mismo!
- Exactly.
- ¡Entonces yo soy…
- Don Alberto, ¿está bien? ¡Se le están poniendo los ojos como aceitunas chupadedos!
- ¡SOY PEDRO SÁNCHEZ! JAJAJAJAJAJA ¡Gora Puigdemont! ¡Visca Venezuela!
- ¡Anda que, menuda ayuda nos has echao, Anal·lítica!
- ¡No me dirás que no es gracioso, Roque!
- ¡Huy, sí! Tiene una chispa…
No tema por la salud de Feijóo, estimado lector: unas horas de eufórico desvarío descontrolado, saltando por pasarelas bordadas de lagartera por un percebe tricotón de As Rias Baixas, acompañado de Viriato, Pelayo y don Manuel Fraga Iribarne en traje de baño y volverá a ser el mismo líder que era hasta ahora, con su seductora mirada Ferrari incluida.