Escena 1
Todo lo que se necesita saber en torno al Mundial de Qatar es que, la manía que tiene el género humano de medírsela, se consolida definitivamente, aunque eso lo sepa todo el mundo. A poco que se busque, se encuentran opiniones variadas sobre el evento. Hay unos cuantos datos que llaman la atención como, por ejemplo, el número de trabajadores que han muerto construyendo los estadios que van a conformar el paisaje del adiós de Messi. De entre la maraña de siglas (FIFA, OIT, AI, etc.) se desgajan cantidades que van, desde los treinta y pocos que asume el gobierno catarí hasta los más de diez mil que reivindican los más acérrimos opositores. Hay entidades que se quedan entre Pinto y Valdemoro y creen que la cifra de 6.500 decesos está bien… digo… mal. El caso es que los gobernantes del país de la isla-palmera hicieron una reforma laboral, suprimiendo la Kafala (que, con ese nombre, seguro que es algo turbio) y otorgando la generosa cantidad de #Doscientos Cincuenta Y Siete Petrodólares# por mes de trabajo realizado, como salario base. Un capitalazo, ¿no le parece? Aterra pensar en los sueldos pre-reforma.
Conclusión 1: si no está de acuerdo con esta infamia, no vea ni un partido.
Las asociaciones feministas y las (espero no equivocarme) LGTBQ están que trinan porque tienen problemas con las leyes del país. Quizá no les parece bien aquello de «allá dónde fueres, haz lo que vieres» y me parece bien que no se dejen pisar y que las mujeres puedan entrar en la Basílica del Vaticano en tirantes, que en Roma, en julio, hace un calor que raja las piedras. Perdone, me he equivocado de religión. A mí me parece bien que la gente se bese y se acueste con quien les dé la real gana, pero si te enfrentas a siete años de cárcel por hacerlo, más vale que no te columpies con la ley, aunque ésta refleje indirectamente que los cataríes van siempre más salidos que el pico de una plancha y les gustaría ir por ahí dándole uso indebido (según su ley) al tercer ojo. No lo veo (lo de contradecir la ley Sharía).
Conclusión 2: si es usted LGTBQ, mujer o está en contra del acoso que sufren estas comunidades humanas, no vea ni un partido.
Luego están las especulaciones sobre el fair play a la hora de ser designado Qatar país organizador. Según parece, hubo un presunto pago por adelantado para que el resultado de la votación fuese favorable al país catarí, cosa desmentida por unos y afirmada con rotundidad por otros. Realmente, es de necios pensar que, un deporte que mueve más pasta que Giovanni Ranna, iba a estar exento de corrupción.
Conclusión 3: Si está harto de corruptelas y de chanchullos económico-futbolísticos, no vea ni un partido.
Hasta aquí, todo parece normal, como lo que pasó hace unos años con la Plaza de Toros de mi pueblo, que la pillaron los de la burbuja inmobiliaria, la hicieron cubierta, le pusieron una estéril y chabacana pirámide de cristal al lado y le excavaron un parking debajo, justo en una rambla natural de agua pluvial, con lo cual, todavía no se ha aparcado ni un coche.
Otra cosa inherente a los mundiales es la cantidad de gente que mueven, con lo que ello implica. Miles de fanáticos se ponen gorros de leprechaun y se pintan la cara con los colores de su equipo. Sistemáticamente. ¡Imagine cómo va a acabar la pintura de esas caras a 125,6 ºF (al cambio, unos 50 ºC de los de toda la vida)! ¡Como para que su equipo pierda la final de consolación en los penaltis! ¡Un asco!
Conclusión 4: Si tiene cierta aversión por los tocados rimbombantes, padece de enoclofobia, termofobia o cree que la chica británica del fake del topless no tiene dignidad, no vea ni un partido.
El meollo de todo es que, el follonazo que se arma con un campeonato mundial de fútbol se debe a que, un grupo de jóvenos (porque solo hay hombres) de cada país va a JUGAR, en ropa interior, a darle pataditas a un balón durante noventa y tantos minutazos (esto equivale a media discografía de los Ramones), corriendo como pollos sin cabeza, intentando meter el mentado esférico entre tres palos anclados al suelo y cobrando un huevazo por hacerlo… y ¿todo esto para qué? Pues para que, como he indicado en el primer párrafo, los humanos satisfagan la imperiosa necesidad de acostarse sabiendo que la tienen más larga que sus vecinos.
Conclusión 5: si no siente la necesidad de sentirse superior a nadie o, simplemente le pasa como a mí y le resbala el fútbol y todo su rollo, no vea ni un partido.
Si, por el contrario, es usted futbolero, no voy a ser yo el que le vaya a negar que se atiborre de regates, centros, fueras de juego, córners, prórrogas, penaltis, paradones y los (apasionantísimos) saques de puerta hasta el hartazgo, amigo.
Conclusión última: pierda su tiempo de ocio como considere mejor y respete al que no lo malgaste como usted porque, realmente, todo lo que se necesita saber sobre el mundial de Qatar es NADA.
Ahora, si me lo permite, le dejo con Andrés López, que se ha preparado a conciencia un chiste sobre fútbol y con un temazo de cuando Manu Chao no daba cosica.
Escena 2
Dice que están hablando un danés y un español y dice el danés «En Dinamarca tenemos unos ingresos per cápita de 57.589 euros al año, una tasa de desempleo del 4% y un índice de corrupción política cercano a 0» a lo que contesta el español «Sí, pero ¿qué me dices de los cuatro golazos que os endiñó Butragueño en México 86?»