Literatura

«Tu sonrisa me conjura» (Concurso de Relatos Breves San Valentín 2013)

Mi pasión te descoloca, lo sé. A mí también tu peinado, su mágica danza de mechones deshechos, y cada capa que avanza, o retrocede, incluso la más lenta deseo enredarla sobre mi pómulo. Mis manos, y tu boca; si te abrazo son esa agonía que rítmicamente baila con nosotros. Los mechones buscan su apoyo en mí, tu rostro provocativo y tu cuerpo aniñado también. Los tiento con toda suavidad, incluso debajo de ti, y les construyo, con mis ojos colmados de juegos, un suave columpio de interminables balanceos. Cada gesto tuyo me ata a tus caderas, entonces ya soy árbol desnudo y maniatado en tu bosque claroscuro y reposado.
Para tu consuelo juega contigo mi mirada cargada de placer. Desde el primer acuerdo, del que no deseo liberarme, disfruto cuando me alojas ese pequeño peine en mis manos, para que él, mis manos avariciosas, y las tuyas, intentemos envolvernos el pelo, no solo con peinados. Entonces mi aliento ya es salvaje y plancha tu sedosa cabellera lavada con aguas florales. Tú sonríes, me ofreces la naturalidad de tus caderas, yo mi azogue líquido, y el alivio de mi mirada. Disfrutas, lo confesamos. Es un gozo amarse. Estar en ti, encontrarme con tu humedad, tu melena, y peinarte despacio, muy lentamente, con un peinado hecho por el amor y el deseo.

Concebía otras formas de contarte los prodigios que, obran los lánguidos pétalos de tu pelo sobre mí cuerpo desnudo, y mis ojos, o vertido en ríos de cascadas sobre tu pecho excitado. He elegido esta, la escrita, y soy feliz de haberlo hecho. Realmente, mis labios escondidos entre ellos, han obrado, y le dan confianza, a este brote de poeta impaciente que, está excitado y ve muy lejos el mañana.

Te tienes que marchar ya. La espera será demasiado triste hasta asir tu cintura. Si la rememoro despacio, parece casi inalcanzable. Deseo mañana ya. Te necesito aquí con el repique de las primeras horas del nuevo día. Y también quiero esta noche. En los dos espacios descubriré el encanto de tu mirada y tu pasión desbocada; Intentaré, mientras tanto, leer tiernamente, todo lo que ahora torpemente te cuento.

El rubio fulgor de la brisa está en todos tus cabellos, también en los que esperan tu júbilo, y la destreza de mis manos de viento suave; como el que mece en el campo la amapola.

Cada sonrisa tuya me conjura, y despierta azahares y rosas en los rincones de esta piel que te evoca en tu casa, a tus pisadas, y al vestido de tu candidez. En cualquier momento, se inmortalizará el tiempo si abres mi puerta. Este deseo, se pegara a mí y a ti soldado a la piel. Y se van a arracimar tus preguntas, y tus ojos en los míos. Y tu cuerpo le quitará la soledad a mi piel. Y el sol te perfumara, como yo, con su primera o última luz, con tus brillos blancos o dorados. Y mi cuerpo ya no solo será romántico para ti, sino que de nuevo va a batir, muy inquieto, sus alas junto a ti para cubrirte con la delicadeza de un ave del paraíso, que es donde siempre deseo estar contigo.

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