Apaga y vámonos

Una Moción, por compasión (I)

El análisis fue unánime: en el momento se supo que lo que queda del PP –esa minoría que manda– se había pasado por el arco del triunfo las propuestas de la oposición –esa mayoría que no gobierna– para el nuevo Plan E, todos coincidimos: Lo que quiere Celia es que le planten una Moción de Censura y marcharse quedando ante el pueblo como una víctima.
Ignoro si lo de hacerse pasar por víctima –para mí no lo sería en ninguno de los casos– es cierto o no, que eso habrá que preguntárselo a la alcaldesa, pero ya les confirmo que Celia no va a titubear por miedo a que le presenten la dichosa moción. Si el Partido Popular gobierna, gobierna –ha dicho la todavía primera autoridad–, aprobando nuestros proyectos, nuestras iniciativas y lo que nos apetezca. Y al que no le parezca bien, que presente una Moción de Censura. Ahí está el reto… y los cojones de la alcaldesa, que los tiene bien puestos, eso hay que reconocérselo.

Claro que, a mí, como ciudadano, ni me sirven ni los cojones, ni me sirven las víctimas, ni me sirve la Biblia en pasta. Lo que yo quiero, demando y exijo como contribuyente –que eso es lo que hacemos, contribuir con nuestro esfuerzo a pagar sus sueldos– son gobernantes serios, solventes, rigurosos y entregados a su trabajo, no a sus riñas de instituto de Secundaria. Es decir, que lo que yo quiero no me lo ofrece este gobierno, que en lugar de dedicarse a trabajar por su pueblo con seriedad, solvencia, rigor y entrega se ha enfrascado en una absurda lucha interna –¿a mí qué coño me importa quién es el presidente provincial del PP?– y ha acabado peleándose por el reparto de cargos de confianza, sueldos y líneas telefónicas gratuitas.

O sea, Aure, ¿que si este gobierno no te va, estás a favor de la Moción de Censura y de dar paso a esa extraña mezcla de No Adscritos + PSOE + Verdes? Pues mire usted, señora, no. A los No Adscritos ni en pintura, que a esos los mandaba yo de vuelta al Partido Popular, junto a sus ex–compañeros, y los encerraba en la sede del partido hasta que se dejaran de estupideces de patio de colegio y fueran capaces de trabajar con seriedad en la administración. Entonces les dejaría volver a presentarse a unas elecciones y que el pueblo los valorara, pero hasta entonces, visto lo visto, ni de coña. Y respecto a un gobierno de PSOE y Verdes, ¿pues qué quiere que le diga? Entre la experiencia del tripartito, que salió como salió, y la poca confianza que me inspiran los que estarán en primera fila a partir de ahora, casi mejor también pasamos de ellos.

Conclusión, que no me sirven ni los unos ni los otros, así de pesimista con respecto a Villena estoy hoy. A ver si la semana que viene, cuando les explique quién sí me serviría, le veo todo con más optimismo.

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