Historia

Unas obras en pleno centro sacan a la luz un fragmento de la antigua muralla de Villena

La realización de unas pequeñas obras al comienzo de la calle Ramón y Cajal, en la esquina donde está ubicada la carnicería El Cuartelero y el quiosco de prensa de Pepe, han sacado a la luz un pequeño fragmento de la antigua muralla de Villena, que fue construida en el siglo XIV.
El hallazgo se debe, una vez más, al trabajo de los arqueólogos del Museo Arqueológico “José María Soler”, que han realizado un seguimiento de dicha obra dado que se encuentra en un punto “caliente” de la ciudad arqueológicamente hablando. De hecho, llevan años tratando de completar el trazado completo de dicha muralla, de la que hay referencia por los estudios de Soler, aunque aún no se ha podido certificar su perímetro total con hallazgos materiales.

Dada la ubicación del lugar, en plena Puerta de Almansa, lo más lógico es pensar que dicha muralla pertenece a la antigua puerta, que era una de las que daban entrada a la ciudad cristiana, que era la que estaba amurallada, quedando extramuros el barrio del Rabal y la huerta. No obstante, y aunque todos los indicios apuntan en ese mismo sentido, será necesario un estudio más exhaustivo para poder concretar la naturaleza del hallazgo. De hecho, fuentes municipales han confirmado a EPdV que la obra va a seguir su curso con normalidad y lo excavado volverá a ser cerrado por el momento. No obstante, ya se han tomado todas las referencias de la ubicación del fragmento de muralla, a fin de tenerla perfectamente ubicada a la hora de, en un futuro, volver a abrir la calle y estudiar al detalle dichos restos.

La historia se repite
Tal y como relata José María Soler en el artículo “Las murallas de la ciudad” (Revista Villena 1988), en ese mismo lugar, hace ahora 20 años, unos trabajos de fontanería sacaron ya a la luz un trozo de muralla, precisamente en el lugar donde los Reyes Católicos se detuvieron para jurar los fueros y privilegios villenenses antes de que se les abriera la puerta de la villa (que no era otra que la Puerta de Almansa). Otros fragmentos de muro, hallados en las calles Juan Chaumel y José Zapater, permiten situar a la perfección la situación del muro Norte, que se prolonga desde la Puerta de Almansa hacia el Castillo.

Un trazado por determinar
Más complicado es determinar otros tramos de muralla, aunque se sabe que ésta continuaba desde la Puerta de Almansa hasta la Corredera, que quedaba extramuros (de hecho, la Corredera era el lugar donde corrían los caballos), separada del interior por la llamada Torre de Pedro Bueno, repetidamente documentada. La muralla seguiría a lo largo de la Corredera hasta el cruce la calle Trinidad con Capitán López Tarruella, donde estaba la llamada Puerta del Molino. A partir de ahí el rastro se hace más difícil de seguir por la falta de datos, aunque Soler sostiene que la muralla giraría por la calle Maestro Caravaca hasta la calle Mayor, para, por encima de la fuente de los Chorros, prolongarse hasta la iglesia de Santa María. De hecho, aparecieron algunos restos de muro al derribar el bar “El Cafetero” .

El último tramo, entre Santa María y el Castillo, es el mejor documentado, siendo bien visibles algunos tramos de muralla, que ascendiendo por la plaza de Santa Bárbara enlazan con el fragmento, perfectamente conservado, que podemos contemplar en el torreón suroccidental del Castillo de la Atalaya.

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