El Volapié

Vê se gostas

Mira si te gusta, que después de tantas columnas en la brecha reivindicativa, ya me apetecía un poco de paz y un vasito de agua fresca. Vê se gostas es el título de un disco grabado por Gaspar y Ángel, con el subtítulo manuscrito de Enjoy Latin Songs, porque este disco además de sublime tiene una buena anécdota.
Comenzaré por lo anecdótico, para dedicarle lo más importante de este artículo a lo que más importa. Ángel Navarro Yagüe es una de estas personas que se tratan gracias a las Fiestas de Moros y Cristianos, pudiéndose decir que apenas nos vemos una vez al año: el día 6 de septiembre durante el entrañable concierto en que participa tras la comida en el restaurante WaryNessy. Sólo esta vez, pero todos los años sin faltar uno… Bueno, un año le pusimos falta porque estaba malico y me hice eco de ello en una reseña que publiqué en El Catón, boletín informativo de la Comparsa de Estudiantes.

Ángel lo leyó emocionado –no está bien que sea yo quien lo diga, pero es así– en un momento crucial para él y desde entonces es muy afectuoso y generoso conmigo, ante lo cual me siento muy honrado.

Como a veces también coincidimos en algún otro acto cultural o gastronómico, la última vez tuvo el detalle de regalarme este disco. La anécdota viene cuando me explica que es el último que le quedaba y lo traía con una dedicatoria para Rob, with farm affection, lo que explica el subtítulo en inglés. Con la mayor naturalidad, tachó la una y me lo dedicó a mí, en un alarde de genialidad.

Ángel toca la guitarra y canta, es un hombre cordial, de gesto serio y amable, químico, villenense y estudiante, hermano de Vicente El Peque –el mejor Mack the Knife del mundo– y da gusto conversar con él.

Anema e core, O samba e o tango, Cheek to cheek, Adiós, Que nadie sepa mi sufrir, Petite fleur, Ojos negros, Tico-Tico, Zardas de Monti, Fina estampa, Trilogía de Orfeo Negro, South of the border, Me voy “pal” pueblo y algunas más, componen este disco grabado en el comedor de casa, entre aparatos, colchones, cojines y material absorbente para evitar las reverberaciones. Tampoco faltaron los riojitas y los aperitivos de Ángela.

Cada vez que lo escucho mis sentidos vuelan y la mente viaja inevitablemente a los mejores momentos de las fiestas de Villena, al encuentro con los amigos y al reencuentro con otros tantos que sufrieron percances, una guitarra –la de Ángel–, una trompeta –la de Rafa–, unas voces –las de Jose Gori, Vicente y algunos espontáneos–, Villena en sus fiestas intocables, el jamón de los Gloria Fuertes y otro día 6 que se nos olvida subir al Castillo para ver la Guerrilla, porque a cuatro patas no se puede con la Subida de Santa Bárbara.

Aquí está. Aquí sigo disfrutando con todo ello. Mira si te gusta. Querido Ángel, puedes estar seguro de que sí. Muchas gracias por este regalo.

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