El Ordenanza

Veda

El Ordenanza. Capítulo 28

Escena 1

Último domingo de caza. No entiendo cómo, con la plaga de conejos que hay, no nos dan más tiempo de caza. Los cazadores mantenemos a raya las plagas. Esta perrica es una mierda cazando. A ver qué hago con ella todo el año. Empieza la veda. Acaba la temporada y... ¡mira, un zorro! ¡Corre!¡Tráemelo para acá! ¡Vamos! ¡Así, muy bien! ¡Eh! ¿Qué estás haciendo? ¡Para allá no!

¡Tráelo para mí! ¡Me cago en tu asadura! ¡Otra pieza perdida! ¡Joder! ¡Lo tenía a tiro y la perra de los huevos lo ha espantado! ¡Qué perdigonada tiene! ¡PAM! ¡Mira cómo chilla!

Por esta vaguada hay pieza seguro. A ver, el coche lo tengo... por ahí. Tengo un hambre... A ver lo que me ha puesto la parienta de almorzar... ¡Joder! ¿En serio? ¡Queso frito con tomate otra vez! ¡No se entera! ¡Es mi tiempo libre, joder! ¡Menos mal que la birra sigue estando fría! Menudo desastre de perra. Y encima me pide comida... ¡plomo es lo que te voy a dar! Si se hubiera tirado para acá, ahora tendríamos una pieza para poner en la chimenea del campo. Pero se ha tenido que ir para la izquierda, la muy inútil... creo que me abro otra birra... ¡me casco las seis! Jajajajajaja

El coche está a unos trescientos metros. ¡Me da una pereza ir a llevar la basura! Bueno, creo que nadie me verá si la escondo por aquí. De todas maneras, no es que el monte sea el sitio más limpio. Mira ahí, hay más latas enrobinadas. Esto no lo cuidan. Lo que no sé es para qué tanto cuento de ecologismo si luego tienen el monte hecho un asco. ¡Y pagamos impuestos! ¡Claro, pero tienen que comprarse casoplones con nosecuántos váteres! Ecologistas de salón. Con protestar contra los toros tienen bastante.

Bueno, ¡a seguir con lo nuestro! Por esta vaguada hay... ¡Una perdiz! ¡Le he dado! ¡Corre a por ella! ¿Pero qué mierda estás haciendo? ¡La has destrozado! ¡Ya está bien! ¡No me vas a joder más!

Escena 2

Han pasado las nieves y las lluvias en nuestra ciudad y, a partir de cierta hora, cuando el Sol empieza a calentar tímidamente, algunos ciudadanos salen a practicar sus entretenimientos favoritos gracias al programa D.O.D. (Domingos Olímpicamente Divertidos) que el equipo de gobierno sigue fomentando y que arraiga en una población cada vez más volcada en la propuesta y en la vida sana. Así, se han formado grupos que ya gestionan sus propias actividades, como “Los Corrujeros”, que trazan sus propios recorridos por el término municipal para recorrerlos haciendo running (o footing, jogging o como diantres se diga ahora).

El alcalde del municipio, dada su afición a correr (no delante de los leones, ni mucho menos), se ha apuntado a este grupo y, al menos una vez al mes, sale a patear el campo con ellos. Este domingo la ruta escogida es una antigua vía estrecha de ferrocarril que atraviesa los alhorines, al norte del término. A derecha e izquierda se alternan majestuosas praderas de verde hierba con graciosas pinadas y alamedas.

Bajan por una vaguada que se abre para terminar en un pintoresco conjunto de carrascas y justo al atravesar esta arboleda, una chica del grupo, Soraya, lanza un grito de terror y, cuando dirigen la mirada a la imagen que la ha impresionado, descubren un oscuro bulto que se debate entre la vida y la muerte pendiendo de una cuerda de cáñamo mientras, a lo lejos, una sombra corre para no ser descubierta. Es un galgo negro como la noche. El alcalde corre hacia él y, como puede, lo mantiene en vilo mientras vocea:

–¡Todavía está vivo! ¡El asesino todavía debe estar cerca! ¡Llamad al Seprona y a la Protectora y salgamos a buscarle! ¡Rápido!¿Lleváis algo para descolgar al perro?

–Yo llevo una navaja en la mochila.

–¡Date prisa, que pesa!

Escena 3

 –¿Lo han cogido?

–Sí. Y sus huellas están por todo el collar.

–Bueno, al menos la perra está a salvo.

–¿Lleva chip?

–No, y te juro que es mucho mejor que no se lo pusieran. El año pasado descolgamos a varios a los que les habían hecho una carnicería para arrancárselo.

–Quita, quita, no sigas contando, que me da un rollo.

–¡A ver si el Superalcalde va a resultar ahora un flojo!

–No me jodas, Bea, que todavía estoy muy impresionable.

–Es normal, tranqui. ¿Sabes? Esta pasión es muy ingrata. Tenemos muy poco presupuesto y demasiados gastos. Atendemos más de mil abandonos al año y la gente sigue comprando animales como si fuesen videojuegos... pero los videojuegos no cagan, ni mean, ni marcan, ni necesitan cariño... es desolador...

–Y ahora, ¿qué va a pasar con la perrita?

–Cuando cure las heridas de plomo y la del cuello, la esterilizaremos y la pondremos con el resto, a ver si hay suerte y encontramos una familia para ella.

–Bea, quiero correr con todos los gastos y...

–¡Oh! ¡Eso es genial!

–Bueno pues, que me gustaría adoptarla.

–¡Toma ya! ¡Si al final me vas a caer bien y todo! Jajajaja

–¿Tiene nombre?

–No.

–¿Qué te parece si le llamamos Veda?

–Me parece el nombre perfecto.

Aparte del ya sabido significado de la palabra “veda”, a saber, el período en el que está prohibida caza o pesca y eso, investigando un poco y como curiosidad, encontré una asociación boliviana que se hace llamar Voluntarios En Defensa Animal y que, como en nuestra ciudad, se dejan parte de vida para cuidar a los que no hablan.

Por cierto, las Vedas (literalmente 'conocimiento', según algún wikipeda que habla sánscrito) son los cuatro textos más antiguos de la literatura india y bla, bla, bla, bla, bla...

Este capítulo está dedicado a las personas que aman a los animales.




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