Apaga y vámonos

Verdades a medias

Nos contaba muy ufano el otro día nuestro señor alcalde, Francisco Javier Esquembre, que el ayuntamiento ya tenía por fin nuevos Interventor y Tesorero accidental, lo que sin lugar a dudas es una buena noticia tras los vaivenes sufridos en dichos cargos durante los últimos tiempos, precisamente en el peor momento, pues con la que está cayendo económicamente hablando –tanto para el propio ayuntamiento como para quienes le prestan servicios externos–, no se me ocurre peor circunstancia que tener a cargo de las cuentas y de la caja a gente que está deseando largarse a su casa y quitarse el marrón de en medio.
Alegre y satisfecho, nos contaba el regidor que los nuevos nombramientos permitirán “optimizar los recursos para dar los mejores servicios con el menor gasto”, y que además “permitirán disminuir el tiempo que los proveedores del ayuntamiento tardan en cobrar”, afirmando –literalmente– que el retraso en las órdenes de pago “ha bajado de 11 a 6 o 7 meses”. En las hemerotecas está, para quien quiera comprobarlo.

Total, como resulta que esta casa es una de las muchas a las que les debe dinero el Muy Ilustre –un dinero del que, entre otras cosas, ya hemos pagado el IVA a pesar de no haberlo cobrado–, para allá que nos fuimos a conocer a los nuevos responsables de la cosa, Ignacio Satorre y Sergio Piqueras, a los que desde aquí les deseo sinceramente que les vaya muy bonito, estén satisfechos con su trabajo y se encuentren a gusto desarrollando su profesión en Villena. Y como el señor alcalde había dicho que el ayuntamiento ya está pagando a 6 o 7 meses, aunque a esta casa se le debe dinero desde hace bastante más, no quedaba otra que preguntar a estos señores cómo iba la cosa, cuándo se podrá cobrar, en qué posición de la interminable lista están todas nuestras facturas, etc. Amablemente, el señor Tesorero consultó sus datos, levantó una ceja y dijo: “paciencia, muchachos, que lo vuestro aún va a tardar unos cuantos meses”.

– “¿Pero cómo es posible, señor Tesorero, si el señor alcalde ha dicho lo que ha dicho?” –respondimos curiosos a la par que frustrados.
– “Sencillo” –respondió el Tesorero. “Por lo que veo, sus facturas tal y cual fueron aprobadas hace apenas unos días. Tendrán que pasar unos cuantos meses para que se proceda a su pago”.

¡Acabáramos! ¡Aquí lo que pasa es que el señor alcalde nos ha contado otra milonga! El ayuntamiento está pagando a seis o siete meses vista, claro. Pero solo desde que aprueba la factura, algo que puede tardar –de hecho es lo que está tardando– otros seis o siete meses, es decir, que seguimos en las mismas de siempre por muchas milongas que nos quiera contar el alcalde. Los políticos y sus arrimados, calentitos, a cobrar puntualmente cada fin de mes, y el resto de proveedores, empresas, autónomos y demás morralla, a esperar no se sabe cuánto, y encima encabronados tras ver cómo se las gasta nuestra máxima autoridad, a la que habrá que recordarle eso de que las verdades a medias son, en realidad, mentiras completas.

Les prometo que tenía intención de terminar esta columna deseándoles a todos una feliz Navidad, pero ahora creo que solo se la voy a desear a quien realmente lo merezca. Y de esos, por desgracia, cada vez hay menos.

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