El Ordenanza

Verde

El Ordenanza. Capítulo 140

Escena 1

Cuando pensamos en ecologismo, siempre nos viene a la cabeza el color verde, ¿verdad? Si intentamos bucear en la etimología de “verde”, esperanzadora palabrita, nos damos de cara con la raíz indoeuropea “wiro-”, que nos lleva al adjetivo latino “viridis, viridis, viride”. Dado que, salvo alguna rara excepción, las palabras latinas proceden del último caso que pervivió de la lengua del Imperio, el acusativo, éste nos conduce a “viridem” en singular (cuyo formante “-m” se lo merendó el habla vulgar) y “virides” en plural. Para parecer todavía más pedante, les informo que nuestro plural actual deriva del formante “-s” del acusativo plural.

Usted puede pensar que esta información no le sirve para nada y tiene razón: sirve para lo mismo que sumar 1+1, algo que se tiene por aprendido y asimilado, no vaya a pensar que la Ciencia Matemática es menos ridícula que la Lingüística.

Retomo: verde procede del acusativo del adjetivo latino “viridem” y su plural “virides”, que significa ‘estar vigoroso y en plenitud de fuerzas’, lo cual, aplicado a las plantas, implica la exuberancia del follaje (otro día les hablo del étimo de éste curioso vocablo) y, por tanto, su color verde. No es imposible, pues, un acercamiento a la raíz de “vis” (fuerza), aunque nuestro color presente un alargamiento de la vocal radical.

¿Cómo se le ha quedado el cuerpo?

Si ya, la etimología del color de la esperanza es compleja, su uso cotidiano se complica más: resulta que un químico alemán se puso a estudiar el impacto ecológico de los colores, llegando a la conclusión de que, el más contaminante de todos es (redoble de tambores)… ¡el verde!

Esto se debe a que es un color muy difícil de imitar y, para poder crear tintes verdes, se utilizan sustancias tóxicas (cloro, bromuro, cobalto, titanio u óxido de zinc) para poder estabilizarlo, con lo cual, el color que abandera la ecología mundial es, paradójicamente, el que más la daña.

Así, también cabe recordar que, el verde es el color que asociamos a la radiactividad, a criticar a alguien a sus espaldas, a la envidia, a la putrefacción y a los ominosos chistes de Paco Arévalo (el ex de Bertín Orbourne), no le digo más.

Escena 2

  • Buenos días, Avelino.
  • Buenos días, señor alcalde.
  • ¿Ha llegado Juanjo?
  • Ha llamado Clara. Según parece, el señor Alcañiz se encuentra indispuesto y no va a venir hoy.
  • ¡Oh, vaya! Luego lo llamo a ver. Quería hablar con él, para que me informase un poco sobre la gestión de residuos. Tengo una reunión con los alcaldes en los que se van a instalar ecoparques fijos y…
  • Ya veo. Espero que no tome usted como ejemplo el funcionamiento del de aquí, ya que lleva, al menos, cuatro años cerrado provisionalmente.

Escena 3

  • Clara, ¿sucede algo? … Tranquilízate… ya, ya sé que no es fácil… Clara, tranqui… estoy ahí en diez minutos…
  • ¿Qué sucede, Cuchi-chuchi?
  • Parece que algo extraño le está pasando a Juanjo. Está tirando espumarajos por la boca, haciendo levitar la cama de matrimonio y hablando en lenguas muertas.
  • ¿En lenguas muertas?
  • Ya sabes: arameo, hitita, guanche, latín…
  • ¡Joder el Juanjo! ¡Qué plurilingüismo!
  • Gabriela, cariño, no te cachondees, que eso no es buen síntoma. Es posible que le haya sentado algo mal o tenga algo dentro… una tenia o algo.
  • Pobrecito… ¿quieres que vaya contigo?
  • No sé… vente si quieres.

Escena 4

  • ¡Venga, Juan José! ¡Deja de girar la cabeza ciento ochenta grados, hombre, que te vas a destrozar las cervicales!
  • Tepe vopoypi apa mapatapar, Anpadrepés… enpetraparepé enpe tupu cupueperpopo.
  • ¿Lo ves, Andrés? ¡Ya está hablando en arameo otra vez!
  • ¡Qué arameo ni qué arameo, Clarita! Esto lo usábamos de zagales para que las tías no nos pillaran lo que hablábamos entre nosotros.
  • ¡Aahhhhhhhh! ¡Mapaldipitopo sepeapas! ¡Enpetraparepé enpe tupu cupueperpopooooooooooooo!
  • ¡Mira! ¡Levita!
  • Juanjo, ¡que no son horas de andar moviendo muebles! ¡Haz el favor de dejar de hacer el Belcebú, que van a subir los vecinos y, a ver cómo le explicamos lo que está pasando!
  • ¿Has visto lo que ha hecho el cochino de tu teniente de alcalde? ¡Grrrrrrrrrr! ¡Arrrrrrrrrrrr!¡Tot el camp és un clam som la gent blau-grana. Tant se val d’on venim si del sud o del nord ara estem d’acord, estem d’acord!
  • ¡Hostias! ¡Esto sí que es grave!
  • ¿El qué?
  • ¿Cómo que el qué? ¡Está entonando el himno del Barça! … en un perfecto catalán, eso sí…
  • ¡Que él es del Betis, cojones! ¡Desde luego, Clara! ¡Parece que sea yo el que está casao con él!
  • Yo… le dejo su espacio…
  • ¡Hay que actuar rápido! Gabriela, llama al ciento doce y que nos manden una ambulancia con un exorcista de guardia. ¡Rápido!



Escena 5

  • ¡Bueeeenaaaasssssss!
  • Buenas noches, padre.
  • ¿Dónde se encuentra el alma en peligro?
  • Aquí, en la cama, padre. Lo hemos atado un poco, para que no se lo ponga muy difícil a usted.
  • ¡Madre mía! ¡Cuatrocientos sesenta y seis mil doscientos quince clérigos en la Iglesia Católica y nos ha ido a tocar el más cegato!
  • Hijo, ¿cómo te encuentras?
  • Aquí, endemoniao. Ya ve usted.
  • ¡Oh! Muy bien. ¿Ha tenido fiebre? ¿Vómitos, quizás?
  • Sí, padre. Verá: hace unos días que mi vocabulario era blasfemo. Ya sabe, decía “hostia”, me cagaba en los Santos Óleos y eso…
  • ¡Huy! ¡Eso no está bien! ¡Poseso malo!
  • Y luego, ya ve… me empecé a obsesionar con el verde… la bandera de Arabia Saudita, los viejos rijosos, las chinches, el brócoli…
  • Ya veo…
  • Y nada… aquí me tiene.
  • Pues… creo que está usted endemoniado, amigo.
  • ¿Es grave, padre?
  • No, no… se toma usted una bendición Urbi et Orbi cada ocho horas y, en un par de días, totalmente recuperado.
  • Me deja usted mucho más tranquilo. No sé cómo agradecerle…
  • Nada, hombre. ¡Estamos para eso! Eso sí: no olvide visitar a su confesor de cabecera, para que le haga un control rutinario.
  • Pues… ¡muchas gracias!
  • Bueno, me marcho, que tengo un caso de poltergeist en La Encina y, con la nochecita que hace…
  • ¡Lleve cuidado con el coche!
  • ¡Ah! Y, durante un tiempo, intente mantenerse alejado del ecologismo, ¡que lo carga el Diablo!
  • ¡No se preocupe por eso! ¡Desde que me dieron también la concejalía de Medio Ambiente, la ecología me la suda bastante!
  • ¡Pues nada! ¡A seguir mejorando!

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