De recuerdos y lunas

Villena Roja

No se trata de un cuento. Ya quisiéramos. Pero no. No se trata de un cuento. Fue verdad. "Villena Roja"... "Villena Roja 1936-1939. Represión de guerra y posguerra" es el título que César López Hurtado ha escogido para su libro sobre la Guerra Civil y posguerra en Villena. Y después de leerlo uno quisiera ser como esos personajes sin pasado que denuncia María Zambrano para personajes de Galdós. Ser sin historia. Ser sin pasado. Libre de sangres.

Cuando el llorado Fernando Costa Vidal nos ofreció sus libros, uno sobre la Segunda República en Villena (Juan Gil-Albert, 1989), otro sobre la Guerra Civil (Juan Gil-Albert, 1997) y otro sobre el primer franquismo en la ciudad del Vinalopó (Ayuntamiento de Villena, 2007), intuimos el dolor de la tragedia. Pero el método pulcro de Costa –y no menos su prudencia– limitó su preciosa labor investigadora a documentos de archivo principalmente, donde tantas veces desaparece el vibrar cotidiano. Con esto no queremos decir que López Hurtado no haya utilizado pulcritud –rigor– ni documentos, nada más lejos del meticuloso proceder de López que aportando nueva documentación extraída en archivos nacionales y aportando riquísimos testimonios personales ha procurado, sin renunciar a la cientificidad, que el libro sea testimonio vívido de una realidad abominable. Testimonio de un infierno abierto. "Se ha abierto el infierno" —contestará al estallar la guerra el periodista americano Gray cuando los Brenan le pregunten que qué es lo que ha pasado. "Entonces –escribirá Gamel Woolsey, mujer de Gerald Brenan, en "Málaga en llamas"– no teníamos ni idea de los horrores que iban a producirse en España, los crueles asesinatos perpetrados por los terroristas de la izquierda, las brutales matanzas cometidas por los extremistas del otro lado." Cuando Woolsey escribe esto, los Brenan habían decidido quedarse en Málaga. Finalmente, lamentando la barbarie, saldrán de España a desempolvarse de terrores y sangres. Gerald Brenan se purgará de la trágica experiencia espectadora escribiendo "El laberinto español" donde intentará comprender el porqué de tanta sin razón y... Vista Málaga, vista Villena. Porque por lo que nos trae César López, Villena fue también un infierno. Un volcán en erupción. Como España toda.

La cruda realidad que nos trae el historiador, sentida más próxima y más cruda por la familiaridad de los apellidos, apellidos con carne y rostro, da ganas de vomitar. Se lo he dicho a César: "Tu libro duele. Y produce arcadas." Y no es literatura. César no recrea los hechos. No hay un hurgar morboso y literario en las heridas. Lo que hace López Hurtado es contarnos con paciencia y detalle los hechos investigados, a veces casi segundo a segundo, como cuando nos relata el fusilamiento de Alicio Llebrés Román acaecido el veintiuno de junio de 1939 en el solar del antiguo convento de las monjas Trinitarias, solar que sería Cine Imperial. Nos lo cuenta segundo a segundo, como cuentan los que estiman lo pormenor. Y los hechos, vistos tan al detalle, nos atosigan.

¿Cómo pudo ser lo que fue?... ¿Cómo tanta barbarie?... —seguiremos preguntándonos aun la información aportada por los historiadores. Y no hay memoria histórica que satisfaga la cuestión, porque viendo lo que pasó en Villena, toda la información no hace sino traer más preguntas sobre el absurdo del matarse. Un matarse ensañado. Ni siquiera el agudo contraste social entre clases, donde unos no estaban dispuestos a perder nada de sus privilegios mientras otros anhelaban toda la justicia social, explica tanta violencia. Fue una gran tragedia, lo dice Juan B. Vilar, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Murcia, en el preciso prólogo que ha escrito para la obra.

Una tragedia. Un infierno.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba