El Volapié

Villena sin salida

Dicho sea de modo metafórico y sin aires de meterme en política, porque va por delante mi felicitación al Alcalde, a pesar de mi disconformidad con todo esto de las listas cerradas y las componendas postelectorales, como todos ustedes saben ya que me repito más que los pepinos. Valga la guasa.
Apenas conozco a Esquembre lo suficiente para sentir afecto en lo personal por quien entregó lo mejor de su primera juventud en pro de los más necesitados y quien en la presente juventud se muestra como un hombre sensato y tolerante. También en lo personal le deseo mucha suerte por el bien de Villena y ojalá que sus compañeros de viaje estén a la altura que él debe esperar de ellos, aunque por ahora tengo grabado en la memoria su semblante preocupado mientras sus lugartenientes del PSOE y VCD mostraban sus pretensiones en la rueda de prensa donde comunicaron oficialmente la constitución del tripartito.

Si bien por este lado se va viendo la salida, un día indeterminado de la semana pasada, como pudo ser el jueves, me puse en marcha al volante de mi viejo coche sobre las ocho de la mañana. Tiré por la calle de Sancho Medina buscando las afueras, pero al llegar a la ronda de la Estación me topé con una larga cola formada mientras la grúa municipal cumplía con su deber. Como aquello no se movía me la jugué –sin llegar a infringir el código de circulación– y salí por el embrollo de las obras de la derecha con dirección a la calle del Pintor Juan Gris, pero al llegar al final hallé el inefable paso a nivel cerrando nuestra ciudad por ese sector. Con lo cual subí buscando una vía de escape hacia la calle Ancha, calle de Joaquín María López –ilustre villenense que llegó a Presidente del Consejo de Ministros–, calle de Luciano López Ferrer –insigne villenense nombrado Alto Comisario en Marruecos-, y la calle de Cánovas del Castillo –nada tuvo que ver con Villena salvo la relación que pueda tener la Restauración– hasta dar la curva del Paseo. Pero a la altura de la esquina del edificio de Radio Villena obstaculizaba el paso la camioneta de la brigada de obras –o similar– que andaba con unas tareas de carga y descarga de vallas azulicas. De modo que opté por lo que debería haber optado al llegar al primer cierre: esperar a que el alguacil abriera las murallas de la ciudad y aprovechar el tiempo haciendo gestiones por el móvil.

Moralejas: Villena se parece a Madrid más de lo que pensamos y nunca hay que perder la esperanza, porque si pude salir de Villena también podré salir de la crisis.

Otra cosa quiero decirles a mi Alcalde y los buenos aficionados a los toros. Llegué con retraso pero a tiempo de celebrar la reunión con un genial torero y mejor empresario, estuvimos haciendo números y no tengo duda de que puede darse una buena corrida de toros en Fiestas, aunque sin subvención municipal. Claro, ganando sólo lo justo.

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