Música

Villena vive una auténtica celebración de la música con Ana Belén y Víctor Manuel

La nostalgia también forma parte del mundo del espectáculo. Una importante cantidad de público, similar a la del concierto de Melendi, asistió al concierto de Ana Belén y Víctor Manuel, una pareja que no necesita ni presentación ni de alardes técnicos para demostrar que los años pueden pasar, pero al arte y la emoción permanecen.
Profundamente arraigados, así lo reconocen, en otra generación –han sido durante años la banda sonora de todo un país–, las canciones de este dúo siguen emocionando. A los más mayores, porque bailaron con ellas; a los de mediana edad, porque crecieron con ellas; a los jóvenes, porque pertenecen a esa categoría de “todo lo que hay que respetar”.
 
La pareja, artística y sentimental, presentó hace unos meses su segundo disco de estudio juntos: “Canciones regaladas”, un álbum recopilatorio de temas que gustan a los dos. Esos caprichos que te puedes permitir cuando lo has dado todo por la música. En directo, su interpretación sufre de altibajos: algunas se adecúan al registro del asturiano y la madrileña, otras son adaptadas y, las menos, no terminan de convencer. Un sonido de campanas anticipaba el tema de apertura, 'El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés'. Más que un préstamo, fue el primero de los homenajes a cada uno de los autores originales de las canciones. El rostro de Rubén Blades, padre de la música latinoamericana, apareció en pantalla mientras la historia trágica del cura Antonio Tejeira servía en bandeja la primera de las emociones.
 
Más que de rachas, fue un concierto de canciones, con una importante dosis de pedagogía: ante el desconocimiento del público, Ana Belén y Víctor Manuel explicaban el contexto y la historia de cada uno de los regalos. En la primera parte del concierto, intercalaron nuevos temas con canciones de siempre, con las que los espectadores fueron entrando en calor. Brilló, por encima de su pareja, Ana Belén. Se mueve con mesura sobre el escenario, sin enfriarse ni enfriar; cada canción le brota del pecho e, incluso, de la tripa; y por su torrente de voz pura y cálida no han pasado los años. Al asturiano le faltaban cualidades para llegar al dolor de cada nota, de sangre caliente, de José Alfredo Jiménez en 'El último trago'. Mientras tanto, Ana Belén deslumbraba con 'Pájaros perdidos', del innovador tanguero Astor Piazzolla: incluyendo ritmos e intensidad de rock en las partes más desgarradoras.
 
El público aceptó y aplaudió de buen grado el paseo por las grandes canciones de la historia, pero tuvo que ser despertado a base de clásicos. La letra del maestro Sabina, 'Peces de ciudad', apareció en pantalla. Quizá porque la letra contiene partes en otros idiomas, quizá porque Sabina es un poeta superdotado, y aparecía el primer cosquilleo en el estómago. La vena combativa apareció con 'Cómo voy a olvidarme', sobre los muertos del franquismo, seguida de otro guiño a la nostalgia, el ‘Cómo pudiste hacerme esto a mí’, de Nacho Canut y Carlos Berlanga, y popularizada por Alaska.
 


A partir de ese momento el respetable fue animándose progresivamente, aplaudiendo por más que un formalismo. Gustó 'Lía', emocionó la historia de Maribel y Antonio en 'Solo pienso en ti', impresionó 'Asturias'. 'El hombre del piano' fue recibida con silencio y concentración durante su soberbia interpretación, y aplaudida hasta el exceso al final. Se alcanzó el primer bis con, cómo no, 'La puerta de Alcalá'. Desmelene total, la gente en pie, aplaudiendo. Llamó la atención, sobre todo dado el frío de la primera parte del concierto. No solo recordaban grandes momentos vividos con esta banda sonora: disfrutaban de la puesta en escena, de que Ana Belén y Víctor Manuel estén lejos de agrietarse. No fue un espectáculo 'revival', fue un espectáculo, culminado con ‘No sé por qué te quiero’ y ‘Contamíname’ y rematado con ‘La Banda’, que también sirvió para despedir a los musicazos que acompañaron a la pareja.
 
Al igual que los conciertos anteriores, Melendi y Auryn, no se puede calificar de éxito de público el recital de Ana Belén y Víctor Manuel, pero nadie puede negar que fue un auténtico éxito artístico, una gozada para los sentidos y una celebración de la música. Y el respetable así lo entendió, despidiendo a los artistas con una gran ovación y saliendo maravillados de un recinto que, gracias a la promotora Sufriendo & Gozando, cada vez es más de todos.
 
 
Nota: Pinchando el enlace relacionado podrán ver la galería de fotos más completa de la velada.

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