El Ordenanza

¿Votos a favor?

El Ordenanza. Capítulo 136

Escena 1

  • ¡Sois todos unos cabrones! ¡No tenéis respeto a nada! ¿Qué pasa? ¿Que queréis matarnos? ¿Nos queréis matar? ¡Anda ya, hombre! ¡Es una desfachatez lo que hacéis! Y destrozar a las personas… ¡Sois destructores! ¡Uffff! Una dos y tres, cuatro cinco y seis, yo me calmaré y todos lo veréis. Inspirar. Expirar… ¡Hale! Bueno, pues como os decía, tenéis muy poca vergüenza y menos memoria: ¿no os acordáis lo acojonadicos que estabais todos cuando empezó todo esto? ¿Recordáis cuando salíais a aplaudir a los sanitarios todos los días a las ocho? ¿Eh? ¡Que tirabas de la cadena y salía el jodido Resistiré! ¡Ahhhhh! Fueron dos meses de gloria para mi especie. Luego llegaron las mejoras y la gente dejó de morirse tanto. Aún así, estabais cagaos de miedo y había gente que iba por la calle recriminando a los que no llevaban mascarilla. Dejasteis de aplaudir a los sanitarios, que volvieron a ser mirados como funcionarios (esos que siempre trabajan menos de lo que deberían) y, el Dúo Dinámico, volvió a caer en el olvido. De pronto, en los centros comerciales no existía peligro de contagio y una nueva vorágine de consumismo os atrapó: tanto es así que hasta José Luis Perales hizo una gira por Soria que le llevó a tocar, de nuevo, el cielo con las manos. Ya nadie compraba en las tiendas de barrio. Os ibais al Corte Inglés a pasar la tarde con los zagales sin miedo ninguno. ¿Que había rebrotes? ¡Pues nada! Con un poco de suerte no se enteraba nadie que habías estao de guateque en el campo, junto a treinta personas, celebrando la Nochevieja y, como la mayoría de abuelos se habían muerto, tampoco es que os pesara nada en la conciencia y, siendo sinceros, tirarse una semana y media sin ir a currar, mola. ¡Y luego vienen las vacunas! ¡Menudo cachondeo os lleváis con las vacunas! Al principio nadie quería ponérselas. Que si es cosa de viejos, que si son elementos de control de masas, que si llevan nanobots, que si no me las pongo porque no pienso viajar al extranjero… ¡Claaaaaaro! ¡En cuanto os pidieron un certificado de vacunación para entrar a los bares, perdíais el culo para vacunaros, cabroncicos! “- ¿No me puede usted poner una en cada brazo? - Debe usted esperar unas cuantas semanas para inocularse la segunda dosis. - ¡Señorita, que el sábado es el Barsa-Madrí! ¡Tírese al rollo!”. ¡Valiente especie estáis hechos! Así que, nosotros, hemos necesitado mutar para poder sobrevivir: los Beta en Sudáfrica, los Alfa en Great Britain, los Épsilon en California, los Kappa y los Delta en la India, los Mu en Colombia… nos hemos tenido que desparramar como vosotros en Babel. Lo único que queríamos era lograr una simbiosis con vosotros, como el Venom ese, el de la lengua hasta el pecho, pero vosotros, que nanai. Sois capaces de beberos el culo de los vasos de una barra sin importaros las babas del dueño, pero no admitís compartir vuestro espacio vital con unos pobres seres como nosotros. Sois unos desalmados, humanos. Aprovecháis nuestra debilidad para reíros de nosotros en nuestros propios flagelos. Nos hemos enterado que ahora, habéis montao un desfile para celebrar el medio año de vuestras fiestas. Y no un desfile cualquiera, no: ¡Un desfile de puta madre! ¡Ahí, codo con codo! ¡Que no se respire distancia de seguridad! ¡Venga germanor! ¡Como si estuviéramos en Alcoi! ¿Sois conscientes de que estáis celebrando una guerra? ¡Una guerra de ocho siglos! ¡Y, la semana que viene, la fiesta medieval esa!  ¿A que nadie se acuerda de la peste negra mientras os ponéis hasta el ojete de cubalibres medievales? Lo único que os interesa de nosotros, las pandemias, es decir que las habéis superado. Sois un atajo de ególatras descerebrados, que solo pretendéis llenaros la barriga de pan y vino, drogaros y foll… mira, ahí si que estuvo fino mi primo VIH: os dio donde más duele. Sois capaces de olvidar que han muerto casi seis millones de personas (humanas) y que siguen muriendo, cada día, más de nueve mil, para sacar pecho en un desfile o celebrar cualquier tontería carnavalesca. No, espera. El Carnaval os lo habéis brincao. Carnaval 0 – Cuaresma 1. Luego decís que sois aconfesionales. Jejeje. ¡El virus de la religión os tiene bien agarradas las gónadas, amigo! ¡Lástima que sea una invención humana! Bueno, a lo mejor nosotros también salimos de uno de vuestros laboratorios… Creo que la peor pandemia para el hombre, es el propio hombre.
  • Entonces, le paso con el alcalde, ¿no?
  • Sí, si me hace usted el favor.
  • Sr Ómicron u Omicrón.
  • Tanto da…
  • Hombr… digo…. virus: ¡una tilde puede cambiar el mundo!
  • A estas alturas, ya no lo creo.
  • Esperemos que, si cambia, sea para el bien de todos.
  • Amén. Oiga, no me ha dicho su nombre…
  • Avelino.
  • Gracias, Avelino. Es usted buena persona.
  • De nada, señor Ómicron. Estoy aquí para ayudar.

Escena 2

  • Creo que es nuestra obligación condenar la conducta rusa, ya que pone en peligro la existencia de nuestro continente tal y cómo lo conocemos.
  • Sabes que acabas de parafrasear a la Presidenta de la Eurocámara, ¿verdad, Roque?
  • Sí, pero es que dio en el clavo…
  • Ya…
  • ¿Qué propones tú, alcalde?
  • Pues eso: que condenemos la invasión rusa y que veamos con buenos ojos que la Unión Europea suministre armas a Ucrania, a sabiendas de que puede ser un desastre que caigan en manos rusas. Creo que, en estos momentos, el Putin de los cojones tiene mucho que ganar y no debería tener poder para tanto. Es una pena que se armen estos cirios por que cuatro mal nacidos quieran medírsela.
  • ¿Entonces?
  • Entonces apoyo la moción del señor Acevedo y sumo un llamamiento a los soldados rusos para que dejen de matar a gente que no conocen, por satisfacer la idiotez de cuatro tiparracos que sí se conocen y que no tienen huevos a matarse entre sí.
  • ¿Votos a favor?

(Votos: 12 Promedio: 5)

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