A finales de octubre las asambleas de Podemos en Villena eran un espacio de encuentro de ilusiones entusiastas, plenas de una energía que prometía la posibilidad de un cambio que permitiera a la ciudadanía, al pueblo o a la mayoría social, como queramos llamarlo, asumir un protagonismo responsable que superara las dinámicas de siempre que sufrimos, empeñadas en el juego de la alternancia que nos arruina.
Surgió entonces un tema que desestabilizó el clima, y era la posibilidad de poder impulsar una candidatura a las elecciones municipales. Frente a la opción de una confluencia de siglas progresistas emergió otra opción más atrevida que fue avalada por mayoría y que se basa en un proceso de trabajo donde se busca implicar a las personas a través del encuentro en asambleas territoriales y grupos de trabajo temáticos, dando la oportunidad al pueblo de expresarse con madurez y compromiso, implicando a personas expertas en cada área, descubriendo a nuevos líderes competentes, facilitando un proceso de listas abiertas donde todos y todas podríamos participar.
El proceso nació con una independencia inédita, pero ha chocado con la ambigüedad de Podemos, que desde una postura paternalista parece que dejaba hacer, ajeno al proceso, pero vigilante extraña actitud si de verdad confía en las cualidades de las personas, sobre todo de las que manifiestan su compromiso.
Estamos en un pueblo peculiar (advierto que es mi opinión personal), que acepta su declive con una pasividad pasmosa, que se mantiene ausente del destino poderoso que por recursos y talento puede y merece tener. Y es que cuando se le escucha de manera genuina, se acerca, confía y aporta. Pero eso requiere paciencia, insistencia, de una actitud proactiva y valiente, capaz de salir de la zona de confort y explorar nuevas posibilidades. Cuando las dudas, los miedos, las excusas aplazan la entrega apasionada que necesita percibir el pueblo, este no llega siquiera a reconocer la diferencia de esta propuesta, mucho menos si a esto ayuda la interesada manipulación mediática.
Así que, pasivos y conformistas, VillenActiva se justifica y se retira sin apenas haberlo intentado, a través de una nota de prensa redactada por una de las personas que formarán parte de la lista electoral de Los Verdes, paradójico.
Percibo que el Ayuntamiento seguirá siendo el espacio politizado de siempre, anclado en la dialéctica ideológica que poco mira en los recursos, talentos y oportunidades que tenemos, que no consulta, ni propone con convicción. ¿Seguiremos limitados por la práctica del reparto de áreas, sin un proyecto ambicioso de municipio, gobernados por simples gestores narcisistas que coleccionan ruedas de prensa? ¿Seguiré echando de menos la energía de políticos fuertes, valientes, éticos, capaces de confrontar las adversidades, incertidumbres y riesgos del liderazgo político, capaces de facilitar el progreso, la innovación y el empleo que tanto necesitamos?
