Abandonad toda esperanza

2018, Año Shelley

Abandonad toda esperanza, salmo 622º
Tal vez algunos de ustedes recuerden que el pasado mes de abril, con motivo de mi participación en una serie de actos de la Feria del Libro de Alicante que celebraban tal efeméride, ya les comenté que en este 2018 se cumplían los doscientos años de la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo, la novela de Mary W. Shelley que acabaría convirtiéndose en un clásico de varios géneros de forma simultánea: el terror, la ciencia ficción, la novela gótica, la ficción romántica... y, desde una perspectiva extradiegética, incluso la literatura feminista. Por tanto, es un libro que hay que leer sí o sí, por una razón u otra, o por todas a la vez.

Quizá recuerden también que entonces destaqué el Frankenstein resuturado de Fernando Marías y compañía como un vehículo idóneo para acercarse -de nuevo o por primera vez- a la novela original. Hoy aprovecho la coyuntura que supone el estreno de un biopic de la autora para recomendarles la edición de esta obra maestra de las letras universales que hoy por hoy elegiría como primera opción de lectura: el Frankenstein anotado por Leslie S. Klinger que ha editado primorosamente Akal en la estela de los Sherlock Holmes anotado, Drácula anotado y H. P. Lovecraft anotado del mismo especialista. Quienes ya se hayan deleitado con alguno de aquellos volúmenes se harán cargo del gran placer que les espera en el interior de este Frankenstein presentado por Guillermo del Toro y con cerca de un millar (!) de notas a pie de página con las que Klinger multiplica exponencialmente la experiencia lectora. Además, no faltan apéndices varios y casi dos centenares de ilustraciones para terminar de armar el bellísimo libro que servidor elegiría sin duda para regalar este año a todo verdadero amante de la literatura.

Afirmar que Frankenstein ha eclipsado injustamente al resto de la producción literaria de Mary Shelley es no tener a la primera en una consideración que se ha ganado a pulso; pero sí es verdad que urge una recuperación de otros títulos de la autora. En esta línea podríamos inscribir una publicación reciente que, aunque de forma discreta -se ha editado sin grandes fastos publicitarios-, no merece pasar desapercibida: me refiero a la inclusión dentro de la espléndida colección Letras Universales de Cátedra de Mathilda, obra que no hay que confundir con la homónima (y mucho más popular) de Roald Dahl y que para la edición que nos ocupa cuenta con traducción y edición de Juan Antonio Molina Foix, gran experto en literatura gótica cuya aportación al volumen iguala en número de páginas al de la propia novela. Completistas, no la dejen escapar.

¿Y qué decir de Mary Shelley, el film biográfico que ha convertido a Haifaa Al-Mansour en la primera mujer árabe en dirigir una película en occidente? Pues que se trata de una cinta resuelta con oficio por parte de la realizadora de La bicicleta verde, con esa factura impecable que suele caracterizar al cine de época (sobre todo el británico); y que -como se señala en su cartel español- resulta "especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género"... y, si me apuran, añadiría que también para el fomento de la lectura en institutos. Pero precisamente en aquello que le otorga su carácter utilitarista radica buena parte de sus carencias de cara a un espectador más exigente: que la acción se centre en la relación de su protagonista con Percy Shelley y que ambos estén encarnados por Elle Fanning y Douglas Booth -bastante más atractivos, al menos según los cánones de belleza actual, que sus referentes históricos- se me antoja una concesión al público más joven, de millennial para abajo; y que el interés de la parte que acontece en la Villa Diodati de Lord Byron quede muy por debajo de aproximaciones anteriores como Gothic o Remando al viento tampoco ayuda. El film, en cambio, gana enteros cuando se centra en secundarios ilustres (del film y de la Historia en mayúsculas) como Polidori o muy especialmente William Godwin, el padre de Mary, al que encarna un excelente Stephen Dillane. En resumidas cuentas: es una película agradable que se deja ver, y que incluso merece recomendarse... siempre y cuando las dos horas que dura su visionado no se le quiten a la lectura del libro que convirtió a su personaje central en inmortal.

Frankenstein anotado y Mathilda están editados por Akal y Cátedra respectivamente; Mary Shelley se proyecta en cines de toda España.

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