Viéndolas pasar

A golpe de mar, pecho sereno

Dicen que los políticos, sean de ámbito local, regional o nacional, están hechos de una pasta especial. Que deben tener un estómago a prueba de bombas y una espalda más ancha y dura de lo normal para poder soportar la carga que llevarán a cuestas desde el mismo instante en que deciden dedicarse a esta actividad.
Por más que uno se hace la ilusión de que dedicarse a la política local es una actividad constructiva en aras del progreso de su pueblo o ciudad, el día a día le hace darse de bruces con otra realidad que se impone, para desgracia de los intereses que se pretenden defender, a la lógica normal de cualquier ciudadano de a pie que se quiera preocupar siquiera un poquito de lo que acontece en nuestros cercanos, a la vez que distantes, órganos de gobierno municipales.

Esta sinrazón, las innumerables paradojas que se dan en política, creo, no se dan en ninguna otra actividad. Los que deciden quiénes son las 21 personas que formarán gobierno y oposición de una ciudad como Villena, es decir, los ciudadanos, no alcanzamos a comprender los enrevesados hilos de la política, nos sorprenden las cosas que suceden entre bambalinas y boquiabiertos protestamos decisiones que, además, estaban anunciadas con antelación y puede que hasta las votásemos sin haberlas llegado a leer.

Me decía un amigo que él no había votado a favor de uno de los proyectos que se pretenden ejecutar en Villena pero que sí había votado al PSOE y me costó mucho hacerle entender que ese voto implicó su apoyo al conjunto de los proyectos que dicho partido llevaba en su programa electoral. El razonamiento, sencillo como no puede ser de otra forma, es que votamos al todo y no a la parte. Por esa misma regla de tres, se debe protestar por aquellos proyectos que no se han ejecutado y que también figuraban en dicho programa. Es tan sencillo y a la vez tan complicado como hacer el esfuerzo de comprender, por parte de quienes votamos, qué proyectos queremos para nuestra ciudad, y para ello debemos estar enterados de qué se promete y quién lo promete, como mínimo debemos leer los programas electorales, ir a los mítines y preguntar en persona qué y cómo lo van a hacer si ganan.

Por su parte, para el político que quiera una travesía tranquila mientras dure su legislatura, entiendo que no prometer nada que no pueda cumplir es garantía de una singladura sin sobresaltos. En aquellos proyectos en los que no tenemos certeza de poderlos alcanzar, sustituir la parte de la oración “vamos a hacer”, tan utilizada en los momentos de campaña electoral, por “intentaremos hacer”. Llegado el momento de rendir cuentas ante el votante, podremos presentar un balance negativo, algunos o muchos intentos fallidos de ejecutar proyectos, pero siempre podremos mantener la frente en alto porque nadie podrá llamarnos mentirosos.

Está claro, me dirán los políticos, que no conozco que la vida política discurre por una dimensión distinta de la de cualquier ciudadano y que hay grupos de presión que por más que uno lo intente, buscarán la aguja en el pajar.

Pues seguramente tendrán razón, y como ejemplo, me ha llamado la atención esta mañana que haya reaparecido aquella plataforma supuestamente apolítica del Nunca Mais con el lema “Lumes Nunca Mais” echando la culpa al PP de hace 10 años de los incendios gallegos de hace 10 días. ¿Es verdad que el plan de prevención y actuación contra incendios de Fraga fue derogado sin haberse aprobado alternativa alguna? ¿Para qué o a quién sirven estas plataformas?

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