Cartas al Director

A vueltas con las Fiestas

“Si las mujeres desfilan y al fin lo conseguirán, el hombre será madrino y la mujer capitán”. Así rezaba un panfleto que repartió la comparsa de Labradores en la Retreta del año 1981. Al fin consiguieron desfilar las mujeres, pero nadie les facilitó las cosas. Lo lograron por derecho propio reconocido por la Constitución, que en su artículo 14 prohíbe la discriminación por razón de sexo.
Recuerdo aquella época de encuestas, debates y escritos a la Junta Central de Fiestas y a las comparsas para que eliminaran la palabra varón de sus estatutos. Y también recuerdo la recomendación de don José Mª Soler, que al ser consultado sobre el tema dijo: “no le deis más vueltas, el día cinco os ponéis el traje y a las cuatro en la Losilla”. No sé si algunas lo hicieron, pero lo cierto es que hubo que llegar a los tribunales para que modificaran los estatutos y permitieran a las mujeres ser socias activas de las comparsas y por consiguiente desfilar. Han pasado los años, veintiocho desde entonces, y el pasado año por fin se adaptaron los estatutos para que las mujeres pudieran ser capitanas y alféreces de su comparsa “¡Cuán largo me lo fiáis amigo Sancho!”.

Como vemos se van dando pasitos, aunque “el suelo pegajoso” en el que nos mantiene el patriarcado no permite avances rápidos. Pero bueno, las mujeres ya han conseguido la igualdad en los cargos de representación festera, no sin esfuerzo como hemos visto, pero al parecer el caso contrario no se ha dado todavía, es decir, en todo este tiempo no ha habido ningún hombre que haya querido ser padrino, que no “madrino” de su comparsa, o incluso regidor, ¿por qué no? ¿Será acaso porque ese papel no está dentro de lo que se espera de un hombre? y ¿por qué se presentan las mujeres? ¿Será porque eso es lo que se espera de la mujer? Sería conveniente reflexionar sobre ello.

¿Qué papel juega en todo esto la socialización? Las chicas son socializadas todavía con la “ley del agrado y el amor” (belleza, cuidado y amor). Los chicos son socializados todavía con la “ley del dominio y la fuerza” (fuerza, dinero y poder). Mientras no cambie totalmente el modelo de socialización no será posible la igualdad real. O dicho de otro modo, no se posibilitará que las personas se desarrollen libremente y dediquen su trabajo y su tiempo de ocio a lo que quieran.

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