De recuerdos y lunas

Agradecimiento

Cuando uno se dedica a cierta vida social –y escribir para el público artículos, algún libro... es hacer vida social– cabe que haya personas que te valoren. También que te critiquen. Pero éstas, que no serán pocas, al hacerlo embozadas parece que no son. Pero existen porque es normal que haya gente a la que no le guste lo que decimos. Lo que decimos y ni siquiera, para nuestro dolor literario, cómo lo decimos. No se opina al gusto de todos. No se escribe al gusto de todos. Pretenderlo es absurdo.

Si quienes nos critican suelen esconder o disimular su crítica, quienes nos valoran actúan normalmente con desmesura, sobre todo al publicar los elogios. Elogios que son, un poco, para nuestro sonrojo y, un mucho, para alimento de nuestra vanidad. Así Amado-Juan Martínez Tomás. Aquí en EPdV. Que bajo el título "Talento villenero" nos arropó entre amistades admiradas. Sólo por escribir.

Se agradece la generosidad de Amado-Juan que, ya decimos, nos parece desmesurada. Ya preguntaremos si le debemos algo. De momento le doy las gracias por su consideración hacia mis escritos y le devuelvo el aprecio. Porque aprecio los escritos de este villenero que forma parte de lo que estimamos como una saga de cronistas festeros que ha elevado este cargo en las comparsas al lugar meritorio que se merecía. Antes, o no existían o se les ocupaba –mientras otros preparaban los agrios para los almuerzos– en redactar breves notas o breves memorias para decir algo en el "Día cuatro..." o en la junta de agosto. O ni esto. Ahora no. Ahora los cronistas –las cronistas– son personas preocupadas por contarnos bien las cosas de las comparsas y, muy importante, por preservar y sacar a la luz el patrimonio documental de las mismas. Aparte de Amado-Juan están otros –y otras– admirables, que no nombro por temor a olvidar algún nombre, pero bien saben ellos –y ellas– que valoramos su trabajo. Pero sí diremos un nombre al decir que, desde nuestro limitado entender en cosas de la Fiesta, esta saga de cronistas imprescindibles nace a imitación de las labores que en su tiempo orientó como cronista ejemplar mi amigo Ángel Pérez Martínez.

De Amado-Juan, más allá de su labor cronista e investigadora, está la de articulista de opinión que es el que hoy traemos aquí para decir que nos gusta, porque hay un tono en los escritos que Amado-Juan publica en EPdV sobre cosas y gentes de la ciudad que es muy amable. Hay quien lo ve pelota y con sibilino trasfondo político. No lo sé ni me importa porque yo quiero ver lo positivo en ellos al valorar –en ellos– algunas cosas de las que Villena se ha sentido siempre orgullosa y, mejorándolas, aún se puede sentir más orgullosa. El tono de Amado-Juan es un tono que deberíamos imitar para sacar hacia adelante todo lo positivo y potencial de Villena. Pero me temo que en el horizonte electoral que se avista para mayo será lo contrario. Las lanzas no se ve que descansen. Se aguzan.

Y dice esto del tono amable quien reconoce que ocasionalmente afila el lápiz para sacarle punta al presente describiendo con destemplanzas las realidades que nos preocupan. Dice esto quien se sabe, a veces, hiriente. El tono de Amado-Juan, ciertamente, es un tono de querencia a la ciudad que siempre sentí en mi familia. La Villena de la Noble Villena. El aprecio a las cosas que la identifican: monumentos, calles, gentes, músicas... El aprecio a un pasado que sirve para construir un futuro. Así escucho en los escritos de Amado-Juan. Una música agradable que percibo pertinente.

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