Calle Mayor

Alguien debe decir cuatro verdades a los que mandan en À Punt

¿No venía À Punt a ser nuestra televisión de proximidad? Pues nos ha dado un buen sopapo en las narices con la mano abierta

El equipo de ‘Bona Vesprada’ se desplaza a Villena a pasar la tarde del viernes 23 de abril, a la sazón, día del libro. Esa jornada todo serán sonrisas y bonhomía. De hecho, Máximo Huerta (que desde que lanzó su última novela en Madrid así decidió volver a llamarse, volviendo a sus orígenes) es un ser encantador y empático. No tengo más que buenos recuerdos de cuantas veces nos hemos encontrado en festivales y eventos. Es más, me reafirmo en que habría sido mucho mejor ministro de Cultura que quien finalmente se quedó con la cartera.

Pero dicho esto, la presencia de Villena en ‘Bona vesprada’ no debería ser un trámite, un ‘rendibú’, que decimos nosotros influenciados por nuestros queridos amigos murcianos. Alguien tiene que ser valiente y lanzar a los del equipo del programa más de cuatro verdades sobre lo que pensamos muchos sobre À Punt, para que les lleguen nítidas y claras a quienes mandan en Burjassot.

Me refiero, por ir al grano sin rodeos, a cómo han concebido los Medios de Comunicación Públicos valencianos su tarea y su objetivo. En levantar una tele a la catalana. Como un espejo de TV3. Algo que no sería ningún problema, dada su contrastada calidad y su elevada audiencia, que ronda en un 15%, la más alta del ránking autonómico.

Pero sucede que la Comunidad Valenciana no es Cataluña. Ni de lejos. Por lo que el intento da lugar a un resultado grotesco. Y por momentos, si nos lo tomamos en serio, hasta hiriente.

Yendo más al grano todavía, en los servicios informativos de À Punt queda claro que existe un ‘territori’ (‘el seu ‘País Valencià’) compuesto por unas ‘comarcas’. Pero las provincias han desaparecido. Y bien que lo han dejado claro a lo largo de estos 30 meses de emisiones.

Ha sido especialmente duro vivir los momentos de esta larga pandemia que ha modificado nuestras vidas, con la impotencia de no poder conocer los datos de contagiados ni fallecidos ni más tarde de vacunados por provincias a través de À Punt. Debiendo recurrir a otros medios para obtener esos resultados que tanto nos inquietaban.



¿No venía À Punt a ser nuestra televisión de proximidad? Pues nos ha dado un buen sopapo en las narices con la mano abierta. Sus reglas se han cumplido a rajatabla. Y el presidente Ximo Puig, del PSPV, seguramente para no enturbiar las relaciones con sus compañeros de gobierno, no ha querido dar un puñetazo en la mesa, poniendo sensatez, y preguntando: “pero qué estáis haciendo, insensatos”.

À Punt es un medio que pagamos a escote. Entre todos. Pero del que, sin embargo, sólo disfrutan los que comulgan con esa forma de entender el ‘territori’. De ‘fer país’. Con sus ‘comarcas del norte’, ‘comarcas centrales’ y ‘comarcas del sur’.

La provincia de Alicante, para ellos, no existe. Omitiéndola, desaparece. Lo que no se cita termina por volatilizarse. Pero sucede que en Villena nos sentimos alicantinos. De hecho, me atrevería a decir que los villeneros sentimos más afecto por la capital que el que la capital nos profesa a nosotros. Pero eso sería otra historia.

La ciudad de Alicante, además de ser segunda residencia para muchos villeneros, es referente de compras y ocio para otros tantos. Y por encima de todo ello, insisto, existe ese sentimiento comprovinciano.



Algún día habrá que inventariar el balance de daños provocado por À Punt. La sangría económica salta a la vista: es la televisión autonómica pública menos vista de toda la geografía española, y muy curiosamente, está muy por debajo de la de las otras comunidades con lengua propia, Cataluña, Galicia, País Vasco y Baleares. Con un matiz: en el País Vasco, y mira que allí son como son, decidieron crear dos canales, uno en euskera y otro en castellano, siendo este último el que funciona como un tiro.

Mientras algunas televisiones comarcales, más vistas en sus zonas que À Punt, sobreviven estoicamente con 1 ó 2 trabajadores dados de alta y en condiciones draconianas, la plantilla de À Punt, aun habiendo menguado un tercio de la que tuvo Canal 9, es superior a la de todas las televisiones y emisoras de la provincia de Alicante, con sus casi dos millones de habitantes, y de casi toda la Comunidad Valenciana. Ello teniendo en cuenta que la tarea de los trabajadores públicos se centra fundamentalmente (salvo alguna excepción) en los servicios informativos de la casa, dado que el resto de formatos, programas, documentales, series, musicales, etc., están externalizados con productoras privadas.

La llegada de ‘Bona vesprada’ será un momento para la bonhomía. Pero no estaría de más que alguien con conocimiento transmitiese estas cuestiones a alguien con mando en casa que las quiera escuchar.

(Votos: 27 Promedio: 3.1)

7 comentarios

  1. Te quejas de una televisión que en media Villena no se ve e intentas hacer paralelismos con la televisión Catalana, que ni si quiera conoces porque dudo hayas vivido en Catalunya y que si la consigues sintonizar entiendas algo. Luego le añades un supuesto sesgo ideológico a una televisión que en todos los debates incluye personajes de todo signo político y que hablan tanto en castellano como en valenciano y, sin embargo, el que destila un tufo de nacionalismo español rancio eres tú con los diferentes adjetivos y apreciaciones subjetivas que explayas como si fuesen verdades absolutas.

  2. Te equivocas. Sintonizo y entiendo perfectamente todo lo que se dice en TV3.
    No me pierdo el FAQS. ¿Viste a Javier Cercas? ¿Conoces a algún alicantino de Caudete, de Elda, de Elche o de Almoradí que sea capaz de hablar así de bien el valenciano? ¿Verdad que no? ¡Qué envidia!
    Pero si la mismísima Carmen Alborch tenía que pensarse las palabras para hacer traducción simultánea. Menos mal que Fernando G. Delgado, mucho más inteligente, no ha caído en esa tontería.
    No sé por qué me prejuzgas tan equivocadamente. No odio el valenciano ni nada que tenga que ver con el valenciano.
    Sólo hablo de televisión. Y, con los datos en la mano, ahí está TV3 liderando el ranking autonómico y À Punt cerrándolo.
    Y añado yo que sin hacer nada por vertebrar un territorio al que tanta falta hace vertebrar.
    ¡Y estoy muy viajado y oxigenado…! No consiento, quienquiera que seas, que me llames rancio nacionalista,,,

    1. No te enfades Antonio.
      No eres el unico que opinas que esa televisión es y por desgracia sera una maquina de perder dinero, y que solo cumplira la función de servir a los politicos que manden en cada momento.
      Además ¿Por que hay que respetar a los nacionalistas cuando son secesionistas y supremacistas, y consentir que nos acusen de rancios nacionalistas a los españoles solamente por tener ese sentimiento de pertenencia?
      Lo dicho no te enfades, y esos que viajan y se oxigenan que vayan a Waterloo a lamer sus partes a sus lideres.
      Ya hundieron Canal9 con sus politicas y su enchufismo. No hay que ayudarles lo volveran a hacer seguro, la pena es que hasta que eso pase se están fundiendo el dinero de un contribuyente que normalmente esta al margen de esas batallas.

  3. Decir que Villena se encuentra en el Alto Vinalopó es mucho más preciso que decir que se encuentra en la provincia de Alicante. El territorio valenciano es mucho más que tres provincias. Una televisión que informe sobre la realidad comarcal será mucho más próxima e informativa que una televisión que se quede en las provincias. Para un televidente de Madrid, Villena y Torrevieja son simplemente Alicante. Para un televidente de Denia, Villena y Torrevieja son realidades distintas: el Alto Vinalopó y la Vega Baja.

    El presupuesto anual de À Punt no llega ni a la quinta parte del presupuesto de Canal 9 en sus mejores tiempos, sin contar la inflación. Además representa menos de la mitad del presupuesto actual de TVG y la tercera parte del presupuesto actual de EITB. Los ciudadanos de una comunidad autónoma de 5 millones de habitantes, la cuarta más poblada de España, casi el doble que Galicia y dos veces y media el País Vasco, no nos merecemos una televisión infrafinanciada. Tampoco se lo merece nuestra industria audiovisual. Y no sólo eso. Canal 9, junto con la televisión griega, tiene el triste honor de ser la única televisión pública que fue cerrada en Europa. Eso sí, los griegos volvieron a abrir su televisión a los pocos meses. Nosotros hemos tenido que esperar cuatro años y medio, y encima con un presupuesto de mínimos.

    Esperemos que, después de décadas de infrafinanciación autonómica, por fin alguien en Moncloa decida que cinco millones de españoles que viven entre la Vega Baja y els Ports se merecen una financiación autonómica como la que tienen los cántabros y no digo ya como los vascos. Los cántabros tienen a Revilla y los vascos el PNV. Que de 32 diputados de Alicante, Castellón y Valencia, sólo sea Baldoví quien alce la voz en Madrid es deprimente.

  4. Pues deberías leeros mas a vosotros mismos. Nadie os llama rancios nacionalistas salvo vosotros mismos. Quizá el problema que tenéis es que no conocéis el marco legal por el que se creó, quizá vea mucho TV3 y poco A Punt.

  5. Pedro Luján, si tanto defiendes el Alto Vinalopó, por favor, que inicien la construcción de un Hospital Comarcal del Alto Vinalopó, y cuando lo acaben, hablamos.
    O todos moros o todos cristianos.
    Ya está bien de que el Alto Vinalopó sea el hazmerreír. Villena, la única capital comarcal sin Hospital (salvo Cocentaina, aunque en ese caso de Mancomunidad Comtat-Alcoià lo hace especial).
    Luján, es deprimente que Balldoví sea el único que alce la voz desde Madrid.
    ¡Pero hay tantas cosas deprimentes en tu País Valencíà, mi Comunitat, que si empezamos a hablar no terminamos nunca…!

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