El Volapié

Arte y cultura

La temporada taurina ha terminado y el invierno sirve a algunos toreros para hacer las américas y a otros para retirarse al campo.
Para unos, para otros y para los aficionados es éste un buen momento para hacer balance sobre cómo ha resultado la temporada y lo que supone en la actualidad este espectáculo que tiene unos orígenes ancestrales y una liturgia que data del siglo XVIII, coincidiendo con una época de prohibiciones durante los reinados de Felipe V y Carlos III. Pedro Romero en Ronda y Pepe-Hillo en Sevilla comenzaron a construir las bases del toreo moderno, que ha evolucionado hasta nuestros días ligado intrínsecamente al arte y a la cultura. La lidia ya es un arte en sí misma desde que uno saca la entrada hasta que se sienta a saborear el rabo en salsa. Sin andar muy lejos tenemos a dos máximos exponentes de este arte en vivo que es la lidia de un toro: José Manzanares y Luis Francisco Esplá, dos paisanos que ya forman parte de la historia de oro del toreo. Manzanares con su hondura, Esplá con su poder, Manzanares con ese aire flamenco, Esplá con dominio en todos los terrenos, Manzanares es el reposo y Esplá la sabiduría. Pero mucho más podemos añadir a este haber, mucho más y de todas las grandes disciplinas artísticas. El pasodoble y las bulerías se dilatan en una plaza de toros, y posibilitan la emoción. La pintura también se ha nutrido de este elemento de inspiración desde que Francisco de Goya comenzase a dibujar escenas curiosas de la lidia en su Tauromaquia, las ilustraciones de Perea para litografías, los dibujos de José Puente y César Palacios que también es arenero, los óleos para cartel de toros del valenciano Juan Reus, Roberto Domingo o del mismo Esplá, que además es licenciado en Bellas Artes.

Sobre la escultura podemos afirmar tres cuartos de lo mismo, de tal suerte que si tienen ocasión de visitar el cementerio de San Fernando de Sevilla o el de San Rafael en Córdoba, podrán encontrarse con todo un museo de mausoleos donde abundan magníficas obras sobre las que destaca el "Entierro de Joselito" de Benlliure. Me apetece referir un hecho escultórico que nos permite unir Villena con Marcial Lalanda a través de la obra de Antonio Navarro Santafé. El día 7, durante las Fiestas del año 1929, se presentó Marcial Lalanda en nuestra plaza de toros alternando con su primo Pablo y con Vicente Barrera. Quitó del caballo al primero de la tarde, un ejemplar de la ganadería de Perogordo, sorteando el quite de la mariposa recientemente inventado por él mismo casi por error en un tentadero y que resultaba espectacular. Navarro Santafé presenciaba la corrida y modeló esta escena y creó un bronce que dio lugar a una gran amistad entre el artista villenense y el más grande.

Tanta importancia tuvo este hecho que marcó la futura vocación del hijo de Marcial, Josechu, que desde niño aprendió del escultor de Villena y actualmente es un afamado artista. La verdad es que Navarro Santafé en tierra de toros, Jerez y El Puerto de Santa María, es un reconocido escultor taurino y un buen sorbo de Villena que de vez en cuando se encuentra el viajero aficionado a los toros. Y mucho más. Arquitectura, turismo, fotografía, gastronomía, literatura, periodismo, puntualidad y democracia, que en este país (antes llamado España) impuntual y sin tradición democrática, las corridas comienzan en punto y el veredicto se basa en la decisión de la mayoría. Mayoría que puede pronunciarse por Esplá y veinte minutos más tarde por el otro, sin rencores.

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