Caía bien

Franco nunca tomó medidas contra la corrupción. (…) Hacer la vista gorda a la corrupción permitió a Franco mantener el control sobre sus potenciales oponentes. Son afirmaciones que el hispanista Paul Preston glosó en su libro Las tres Españas del 36.

Basándose en publicaciones y testimonios diversos, Preston asevera que la familia del Caudillo se enriqueció enormemente. Su esposa, María del Carmen Polo y Martínez-Valdés logró atesorar una nutrida colección de joyas y antigüedades.

Su hermana, María del Pilar Franco Bahamonde, viéndose envuelta en escándalos financieros justificó sus éxitos diciendo que mi nombre caía bien y abría muchas puertas.

A su hermano, Nicolás Franco Bahamonde, le sospecharon negocios cuestionables para los que aprovechaba la influencia familiar, algunos acabaron en escándalo y acusaciones de fraude: Sus actividades iban desde la simple venta de cartas de recomendación para los ministerios hasta la provechosa participación en compañías con vínculos oficiales; tres de ellas tuvieron finales difíciles, de cuyas consecuencias se salvó Nicolás gracias a la benevolencia de su hermano.

También se aprovecharon de la cercanía al Caudillo la familia de Cristóbal Martínez Bordiú, yerno de Franco, y diferentes hombres de confianza. Mediando cargos directivos, conexiones con la industria y con la banca, sobornos burocráticos, contratos con el Estado y el mercado negro cuando el racionamiento. Corrupción en nombre de un nombre. Un nombre que caía bien.